El divorcio se escenifica
real balompédica linense
Aficionados reprochan a Javi Gallardo que les reprendiese en el descanso por estar abucheando a los futbolistas Algunos hinchas aseguran que al final el presidente se encaró con ellos y pidió aplausos sólo para el Colectivo Doce, lo que éste desmiente Una botella impacta en Juan Sierra
La vigésimo séptima jornada de Liga en el gruupo IV de Segunda B dejó ayer algo más que una derrota de la Real Balompédica en el Municipal de La Línea -que al fin y al cabo entra dentro de lo corriente a lo largo de toda una competición- sino significativos síntomas de divorcio entre un sector de la afición y parte de la plantilla y de la entidad que no hacen sino acentuar la crisis de identidad de la ciudad y el equipo, hasta no hace mucho su principal referente.
Los problemas comenzaron en el descanso. Nada más decretar el colegiado sevillano Nono Santos Pargaña el intermedio y con 1-4 en el marcador un buen número de seguidores, en ambas gradas, empezó a silbar a los de casa. Otros -estos en una actitud siempre criticable- empezaron a insultar a alguno de los jugadores del equipo de La Línea. Javi Gallardo y Alberto Merino eran los principales objetivos de las palabras malsonantes.
El primero de ellos se encaró con los aficionados de Preferencia, a los que dijo, según la versión que alguno de ellos hizo llegar a esta redacción: "Menos gritos y más animar, que no se os oye". El tarifeño Juampe, que caminaba tras él con dirección al túnel de vestuarios, le empujó hacia el mismo, mientras pedía tranquilidad.
Este periódico tiene entendido que la directiva tiene intención de llamar al orden al defensa por su actitud.
Los problemas continuaron, o más bien se intensificaron, al final de la contienda, una vez consumada la derrota ante el CD El Palo, la segunda de la presente andadura en casa.
Antes de finalizar el choque el presidente, Alfredo Gallardo, ya había abandonado el palco y nada más oirse los tres pitidos entró en el césped, si bien es cierto que antes que cualquier otra cosa se fundió en un abrazo con los exbalonos Rafa Villén y Pibe, que festejaban la victoria visitante. Una botella de agua, lanzada desde la grada contra alguno de ellos, impactó en la cabeza del fotógrafo Juan Sierra, sin causarle graves daños.
Gallardo se dirigió entonces a los futbiolistas del conjunto local, a los que solicitó que se condujesen hacia la zona de preferencia en la que se encontraban los integrantes del Colectivo Doce para agradecerles que no hubiesen cesado de animar durante toda la tarde, incluso cuando el resultado era más abultado.
Varios aficionados comunicaron ayer a Europa Sur que se sentían ofendidos, porque entendían que el presidente [con sus gestos] había mostrado su interés en que fuesen ninguneados. "Parece que aquí no se puede protestar y hay que decir que bien está todo", decía uno de ellos, debidamente identificado.
Estos hinchas culpan a Alfredo Gallardo de haberse encarado con un par de seguidores y de cruzar palabras gruesas con los mismos.
Preguntado por lo sucedido, Alfredo Gallardo fue rotundo: "Eso es mentira, yo lo único que hice fue pedirle a los jugadores que aplaudiesen a los aficionados de preferencia, todo lo demás es mentira. Yo no me encaré con nadie, al revés, toqué las palmas".
"Es cierto que yo estoy enfadado con algunos aficionados, porque no sé qué pretenden con esa pitada y esos insultos a nuestros jugadores, parece ser que hay gente que no es consciente de lo que estamos consiguiendo, ni del equipo que tenemos que es una familia y que pelea hasta el final", recalcó. "Pero con la afición, así en general, no".
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