La eficacia como modelo (2-0)
REAL BALOMPÉDICA LINENSE | ATLÉTICO MALAGUEÑO
La Balona se deshace de un colista insípido con dos goles del argentino Gastón Cellerino en el primer cuarto de hora
Los albinegros se mantiene invictos y se aúpan al tercer puesto
La Balompédica volvió a vencer, encadena cuatro jornadas sin conocer la derrota, con un solo tachón en el apartado de goles en contra y se prepara para asaltar el liderato el próximo domingo en el escenario más clásico de toda la Segunda B, el Álvarez Claro de Melilla. Estadísticamente, el primer mes del equipo de La Línea es, sencillamente, intachable. Otra cosa es que ayer los noventa minutos se hiciesen largos, muy largos, porque al conjunto de Jordi Roger le faltó oler la sangre y ensañarse con un rival que justificó de largo en el Municipal su condición de vigésimo clasificado. Y porque no hay más.
Otro día en la oficina. Sin arabescos ni alharacas. La Balona sacó adelante el partido con el colista, que fue mucho menos trampa de lo que se anunciaba porque la realidad es que o el filial malacitano aprende pronto a competir -que es lo que marca la diferencia entre las categorías- o el indiscutible talento que atesoran algunos de sus futbolistas -sobre todo Deco- no será suficiente para evitar su caída libre.
En medio del debate sobre si la Balompédica sacaba o no renta de sus ocasiones de gol apareció ayer Gastón Cellerino. Los dos primeros acercamientos de los de casa al marco rival acabaron en celebración. En el primero Ahmed mandó atrás desde la línea de fondo y el argentino, después de titubear un poco, acertó con el marco. Los visitantes reclamaron con insistencia que había existido falta previa del hispano-argelino. Algo en lo que posiblemente hasta llevaban bastantes dosis de razón. Pero hasta para saber caerse hace falta tener oficio. En el segundo no hubo dudas. Un pase preciso de un genial Juampe al omnipresente Gato, éste atrás y el centrodelantero a la cazuela.
Estaba todo servido para una de esas tardes de empalagamiento, para hatarse con un enemigo al que le tamblaban las piernas. Pero el fútbol se apagó. La Balona se dio por contenta a sabiendas de que el enemigo demostraba menos peligro que un emblanco y se contentó con ofrecer una demostración más de su indiscutible solidez defensiva. Para ser exactos en el 25' hubo un último chispazo de Juampe, pero a su disparo le faltó rosca y se marchó fuera por poco.
De ahí al descanso solo una vez subieron las pulsaciones. Segundos antes del pitido final Luismi se presentó delante de Javi Montoya, pero entre que medio se trastabilló, medio que se precipitó a la hora de decidir, acabó estrellando el disparo en el cancerbero.
Nada más comenzar la segunda parte, Jordi Roger dio entrada a Ismael Chico y fortaleció el doble pivote, que había estado medio huérfano con el desafortunado debut de Pablo Santana y el pobre de Sana queriendo apagar fuegos. Consiguió su objetivo que era que la Balona pareciese aún más sólida, pero también desprovista de fútbol. Tanto que era el Malagueño el que más tenía el balón, aunque con un balompié plano, insípido, que nunca hizo temer por el resultado.
Desde esa trinchera la Balona dispuso de dos ocasiones, claras, para haber redondeado el resultado. Dos cabezazos de Sana en los minutos 66 y 71. Ninguno llegó a buen puerto.
En el 73' Gastón volvió a ser relevado entre aplausos pero la entrada de Kike Gómez no aportó demasiado. Da la sensación de que el chico está un tanto sobreresponsabilizado y que se precipita a veces por querer hacer más cosas de las que debe, como si tuviese prisa en demostrar el futbolista que lleva dentro.
Al final, con la Balona aupada al tercer puesto, la afición celebró el resultado a lo grande. Y es que después de las fatiguitas de los dos últimos años, la sensación de robustez que emanan los albinegros provoca muchas sonrisas. Otra cosa es que el camino para llegar al resultado sea más o menos brillante. Pero vaya que en medio de debates como al Atlético de Madrid le dio por disputar una final de la Champions.
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