"Los equipos van a tener que anunciar Hachís El Estrecho"
La tertulia deportiva de Europa Sur
El entrenador de baloncesto algecireño tilda de "aberración" la falta de apoyo de las empresas de la zona a los clubes de la comarca
Javier Malla parece hacer honor a su aspecto de Don Quijote. Toma la palabra como espada y, sin escudo, que con lo que lleva recorrido y alguna antideportiva que le ha hecho la vida ya le vale de armadura, se lanza a la aventura quijotesca de defender al deporte comarcal frente a gigantes, dejando jugosos titulares, tal vez difíciles de digerir, durante la Tertulia Deportiva de Europa Sur que se celebró ayer en el restaurante de El Cortijo de Guadacorte. "Es una aberración que las empresas que hay en la comarca no ayuden al deporte del Campo de Gibraltar. Decía a un amigo que se va a conseguir que en la comarca, tan industrial y fantástica, la publicidad para los equipos sea Hachís El Estrecho. Ya que las legales no quieren nada con el mundo del deporte, lo mismo las ilegales... A ver si así se mueven algunas conciencias", sentencia el entrenador.
Malla ha sido jugador de baloncesto antes de convertirse en uno de los mejores entrenadores que ha dado esta zona habitada por, lo dice a modo de denuncia, "andaluces de segunda o tercera, y españoles de quinta". De sus habilidades deportivas bien saben en su Algeciras y, hasta la pasada andadura, en La Línea, donde llevó a las puertas de un ascenso a la Unión Linense de Baloncesto. "Le debo la vida al deporte. Estoy vivo gracias a que he hecho deporte. Hace relativamente poco tuve un linfoma y el deporte me ayudó a afrontarlo; si llego a estar cascado la enfermedad hubiese hecho su trabajo. Profesionalmente le debo el modus vivendi", confiesa.
Ahora, dice, intenta devolverle al deporte todo lo que le ha dado. De ahí que, entre plato y plato, saque el látigo para defenderlo: "Como nuestro país es como es, no tiene la capacidad de entender de que es la mejor medicina. Te da unos valores de compromiso, sacrificio, de entenderse con los demás, que hace que el que haya hecho deporte tenga una percepción de la vida diferente.
El invitado deportivo a la tercera tertulia de Europa Sur es también un hombre pegado a la calle, a la comarca. Trabajador municipal en Algeciras durante muchos años, incluso autor de Carnaval y periodista, también de esta casa, además de una larga carrera en el baloncesto "trabajando con profesionales y niños en formación". A los 14 años empezó a jugar en el extinto UDEA y a los 16 ya era profesional. Desde entonces, casi nada desligado del baloncesto. "Llevar a un equipo es complicado; los entrenadores tenemos la cartera de los minutos y con eso nos ganamos el respeto porque los jugadores quieren jugar. Cuando un técnico tiene a doce jugadores, tiene también a doce entrenadores porque es muy posible que muchos de ellos no estén de acuerdo contigo", dice Malla, que al saltar el tema de la afición tira de guasa: "Cuando el aficionado compra el abono parece que le dan la titulación de entrenador". "Cuando un aficionado para criticarte te dice que tienes muy buenos jugadores y que el equipo juega sólo, en realidad, te está diciendo el mejor piropo que te pueden decir. Cuando tienes hijos, los padres aspiran a que cuando se vayan de su casa se valgan por sí mismos, pues esto es igual", ilustra el algecireño.
Javier Malla considera fundamental a la prensa en el ámbito deportivo, "ambas partes están condenadas a entenderse". "Nosotros entrenamos, jugamos, ganamos pero Rubén Almagro [jefe de la sección de Deportes de este diario] es el que mete a mil personas en un pabellón. El periódico es un vehículo para transmitirlo todo. Además, quien quiera leer de baloncesto tiene que mirar al Europa Sur", declara, dice, "sin peloteo".
Frente a eso, Malla entiende que la retirada de sponsors a los clubes ha hecho mucho daño, incluso "ha provocado la desaparición de equipos de baloncesto" en la zona. "Han aprovechado la crisis para retirar ayudas al deporte, que a veces eran limosnas", dice. Es cuando subraya la diferencia entre "la actividad que tiene Algeciras y la poca ayuda al deporte y la cultura" tildándola de "aberración" y expone a modo de hipérbole lo de Hachís El Estrecho en las camisetas de los clubes. "Dicho así es muy vasto y tremendo pero a ver si así se remueven conciencias. Porque las empresas no están comprometidas con la sociedad que le da las riquezas", subraya, aunque también culpa a "la sociedad que no lo demanda" y, particularmente, a los políticos que dirigen unas administraciones que considera "debe premiar al que ayuda frente al que no".
Malla, a sus 50 años, se toma un respiro en los banquillos pero en su intención de devolver al baloncesto lo que le ha dado le lleva a dar cursos y, cuando tiene ocasión, defenderlo con espada, sin escudo.
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