El eterno ejemplo de deportividad

Las aficiones de Balona y Cádiz protagonizan un nuevo capítulo de hermandad antes, durante y después del duelo

El eterno ejemplo de deportividad
El eterno ejemplo de deportividad

16 de octubre 2014 - 05:02

Las aficiones de la Balompédica y el Cádiz ofrecieron ayer un nuevo ejemplo de hermandad en el Municipal. Un nuevo capítulo de pasión y cordialidad. La sana rivalidad por el duelo copero quedó estrictamente dentro del terreno de juego. Desde primera hora de la tarde los seguidores albinegros, en pleno ambiente festivo, fueron recibiendo a los hinchas cadistas que desembarcaron en La Línea. Llegaron camisetas amarillas no sólo de la Tacita de Plata, también de muchos puntos de la comarca.

Como es ya norma entre ambos bandos el previo del partido transcurrió entre amigos en los aledaños del estadio.

La hinchada albinegra vitoreó a sus guerreros según enfilaban la entrada de la caseta. La llegada del autocar cadista reunió a los fieles de casa al grito de "Balona, Balona", cánticos sin una palabra más alta que otra.

El pitido inicial propició un encuentro de los de verdad, un cita de altura, un partido de Copa del Rey en estado puro. Cada lance, cada acción apretó a unos en sus asientos y lenvató a los otros. El gol de Copi al cuarto de hora provocó el desborde en las gradas del Municipal. Los de Rafa Escobar habían salido enchufados ante un Cádiz que sin andar fino seguía siendo el todopoderoso Cádiz.

Los amarillos lo demostraron y golpearon nada más volver del descanso. Los hinchas visitantes resurgieron y a pesar de empuje de miles de gargantas, los albinegros sufrieron la remontada.

El último tramo fue pura pasión copera. Con los corazones en un puño, los locales vieron como la Balona estuvo a punto de agarrar el empate... pero Aulestia ejerció de héroe o verdugo, según se vea. Las lágrimas de los más pequeños encarnaron el despertar de un sueño que, de momento, tendrá que esperar.

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