¿Cómo afronta el comercio minorista andaluz los retos actuales y futuros?
EL comercio minorista juega un papel fundamental en nuestra sociedad, contribuyendo de múltiples maneras a la vida cotidiana de la sociedad en general, y a la economía en particular. No solo es una fuente de creación de empleo, proporcionando trabajo a millones de personas en todo el mundo, y de ingresos fiscales que aporta ingresos significativos a las arcas públicas para financiar servicios públicos esenciales, sino que constituye un elemento fundamental de vertebración, desarrollo local y cohesión social. Muchas veces, los establecimientos comerciales representan espacios de encuentro y socialización para la comunidad, fortaleciendo los lazos sociales.
Los comerciantes o retailers proporcionan a los consumidores acceso a una amplia gama de productos y servicios esenciales, desde alimentos y textil hasta productos electrónicos y farmacéuticos. Las tiendas, especialmente aquellas que cuentan con una ubicación estratégica, facilitan a los consumidores la adquisición de bienes de manera rápida y conveniente, y suelen ofrecer una gran diversidad de los mismos, permitiendo decidir entre diferentes marcas, precios y características.
Sin embargo, desde hace años asistimos a importantes cambios en la dinámica del sector y en los patrones de comportamiento y decisión de compra del consumidor, que se han visto intensificados desde la pandemia del coronavirus en 2020. La realidad muestra un crecimiento exponencial del volumen de compras on-line, favorecidas por la casi total accesibilidad a Internet y la disponibilidad 24/7 del comercio electrónico. Los consumidores se vuelven mucho más exigentes, demandando un trato personalizado, exigiendo un surtido cada vez mayor, opciones de entrega rápidas y flexible, precios más ajustados, y un contacto fluido a través de distintos canales (conocido como omnicanalidad).
En este contexto, los minoristas deben entender que muchas veces tienen que competir con gigantes mundiales del comercio electrónico. Para ello, es necesario asumir sin demora un proceso de transformación digital adecuado, apostando por sistemas de gestión de inventario en tiempo real y por tecnologías basadas en inteligencia artificial o realidad aumentada. El uso intensivo de datos y herramientas de análisis también contribuyen a mejorar la experiencia de compra del consumidor.
Para superar estos desafíos, el sector requiere de una combinación adecuada de innovación, adaptación y un enfoque centrado en el cliente. Aquellos comercios que se adapten antes y mejor a este contexto tendrán una mayor probabilidad de supervivencia en este entorno competitivo.
A lo anterior, hay que añadir el debate de la ampliación y/o liberalización de los horarios comerciales. Se trata de un tema controvertido que ha venido generando una gran variedad de opiniones, en ocasiones contrapuestas, y que conlleva importantes implicaciones, tanto positivas como negativas. Son muchos los estudios que han abordado este debate. En general, la liberalización fomenta una mayor conveniencia y flexibilidad para los consumidores, que pueden hacer sus compras en horarios más convenientes, sobre todo en áreas urbanas. Desde el punto de vista del comercio, es posible aumentar las ventas ya que, una mayor amplitud horaria tiene el potencial de atraer a más clientes. En esta línea, la necesidad de contar con más personal para cubrir horarios extendidos puede ayudar a crear nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, esta amplitud también puede afectar a las condiciones laborales de los trabajadores, afectando a su tiempo de descanso y conciliación, así como a los costes operativos que implica mantener los establecimientos abiertos más tiempo y que no siempre se traduce en un aumento proporcional en las ventas.
Las grandes cadenas, a través de las economías de escala, pueden aprovechar mejor la amplitud horaria, derivándose un perjuicio a los pequeños negocios que no pueden permitirse estar abiertos tantas horas. Es más, una mala gestión horaria podría alterar el ritmo de vida de las comunidades locales y afectar negativamente el tejido social, donde las tiendas tradicionales tienen un papel importante en la vida comunitaria. Por ello, la decisión de ampliar, e incluso liberalizar, los horarios comerciales deben considerarse cuidadosamente, apostando por garantizar el equilibrio de los intereses de todos los agentes involucrados. Además, no resulta creíble sostener que la amplitud horaria vaya a tener un efecto positivo y constante sobre el PIB y el empleo que acabe prolongándose de forma indefinida. Más bien, para explicar el consumo también hay que tener en cuenta el efecto de la renta disponible en los hogares que determinará un potencial de consumo máximo y, además, el marcado carácter cíclico del sector, que siempre se ha mostrado muy sensible a cualquier cambio en la economía.
En el caso andaluz, el sector se enfrenta una serie de desafíos significativos definidos principalmente por la competencia de las grandes plataformas de comercio electrónico y por la fluctuación de la economía que afecta la estabilidad financiera de muchos pequeños negocios. Además, desde hace más de una década existe un intenso debate respecto a la ampliación del horario de apertura del comercio minorista. Esta decisión de ampliar o restringir horarios y días de apertura del comercio al por menor tiene importantes implicaciones que merecen una reflexión, siempre partiendo de información objetiva y libre de sesgos. Actualmente, la normativa en Andalucía aboga por la apertura de 16 festivos (Orden de Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo del 23 de junio de 2023) y un régimen flexible hacia el comercio minorista situado en Zonas de Gran Afluencia Turística (ZGAT).
En el año 2022, según los últimos datos publicados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, en Andalucía existían 88.441 empresas dedicadas a la actividad comercial minorista (exceptuando las actividades de vehículos de motor y motocicletas), destacando la concentración en Sevilla (22,5% de las empresas), Málaga (19,2%), Cádiz (13,4%) y Granada (11,2%). En cuanto al tamaño, se observa cierta superioridad en el porcentaje de empresas de mayor tamaño respecto a la media nacional junto a la polarización del sector, caracterizado por un gran número de empresas pequeñas o microempresas, frente a un porcentaje reducido de empresas de gran tamaño. Además, los datos recientes ponen de manifiesto una disminución del número de empresas más pequeñas y un ligero aumento de las de mayor tamaño. Para el mismo año, la ocupación media fue de 539.349 personas, lo que supuso el récord de la serie histórica. Además, la tasa de variación interanual de las ventas del sector, se situó en diciembre de 2023 en el 7,9% (2,2% para alimentación y el 13,4% para el resto de productos). Estos datos indican una clara recuperación de sector tras el periodo pandémico.
Asimismo, los datos reflejan la notable estacionalidad durante el verano y la campaña de Navidad, lo que respalda la concentración de aperturas de festivos en esos periodos temporales. En un estudio reciente elaborado por los autores de este artículo se concluía que cierta liberalización horaria sí que había contribuido positivamente a la economía de nuestra Comunidad Autónoma, tanto en términos de producción como de empleo (efectos directos, indirectos y diferidos), si bien matizábamos que dicha aplicación no podía ser entendida como un crecimiento infinito, ya que existen algunos elementos limitantes anteriormente apuntados.
En todo caso, el sector de comercio minorista representa uno de los motores económicos de Andalucía. Los cambios en las tendencias de consumo, la intensidad tecnológica, o la competencia del comercio electrónico representan solo algunos de los desafíos a los que se enfrenta el sector. Una gestión horaria adecuada, junto con políticas y acciones de acompañamiento en innovación, digitalización y formación serán decisivas para su futuro.
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