¿Es la economía verde el nuevo sector tecnológico?
Las medidas de ahorro energético nos ponen por delante la necesidad de respuestas tecnológicas a problemas de suministro y gestión de energía y precios, pero es una sorpresa descubrir de la mano de los índices bursátiles FTSE Russell y la bolsa de Londres, LSEG Business, que muy pocas industrias rivalizan en bolsa con el sector de tecnología verde, que con un 7.2% de la capitalización del mercado de inversión global, es el quinto sector industrial por valor de mercado, más que el gas y petróleo, el comercio minorista, y similar a los bancos. Y dentro del sector es aún más sorprendente ver que las compañías de “Gestión de la eficiencia energética”, el asunto del que casi más se discute en España, suponen 2,75 millones de millones de dólares de valor en bolsa, seguidas de “Equipo de transporte”, “Equipamiento de energía renovables”, “Energías renovables”, “Control de residuos y contaminación”, y “Soluciones de transporte”, que van de 1,4 a 0,25 millones de millones.
Hablamos de valor en mercado según el FTSE Global Equity Index Series, en el super sector de la tecnología, y los países que dominan estas tecnologías y estas compañías (Estados Unidos, China, y menos la Unión Europea) no son los más “verdes”, sino los que controlan las estrategias de inversiones que se imponen de manera irreversible en todo el mundo, además de los empleos muy cualificados de estos subsectores productivos. Tampoco hay que ver sólo el rendimiento reciente de los índices verdes en bolsa, algunos de los cuales han ido peor en 2022 que los generales, tras un período de exuberancia que ha llevado a ventas, sino de aumento de empresas tecnológicas cuya actividad es la economía verde, con tendencia a largo plazo a superar los índices generales; y aun así un subsector que no sufre es el mencionado de la eficiencia energética, junto con la tecnología del agua, con empresas clave como Infineon Technologies, ABB, o Xylem Inc.
Hay al menos cuatro ideas que surgen de este crecimiento de la tecnología verde en bolsa global, que pasa de menos de 2 a casi 6 millones de millones de dólares en sólo cinco años; la primera es preguntarnos si es una burbuja, como ha ocurrido a veces en la tecnología, y en este sentido la plataforma BrightTalk anuncia para el otoño una conferencia sobre si las compañías de tecnología verde son los unicornios del futuro próximo o un cuento de hadas, pero en mi opinión es un fenómeno que responde al problema y necesidad real, vital, global, de gestionar la energía, y por tanto es una tecnología imprescindible. Esto se refuerza con una segunda idea de que igual pasa con los bienes verdes, pues dos quintos de la capitalización del sector del automóvil es ya verde, y se expande por la cadena de valor en baterías, material ligero y puntos de carga; precisamente Iberdrola anuncia una inversión conjunta con BP de mil millones de euros en infraestructura de carga de vehículos eléctricos. La tercera idea enlaza con el propósito de desarrollar un sector industrial en Andalucía, pues la eficiencia energética tiene un componente tecnológico y otro industrial; hasta ahora se consideraba difícil fabricar aquí por la competencia de otras regiones y países, y se ven más viable proyectos tecnológicos dentro de las facilidades que la investigación y colaboración digital ofrece, pero habría que cambiar esta mentalidad, pues en la nueva configuración de la producción internacional, con las disrupciones que sufrimos, se ha vuelto la mirada a la producción local de bienes y dentro de espacios de comercio amigables, y hay que reconsiderar la posibilidad de una inversión verde industrial foránea con empresarios locales. Por último, cualquiera con sentido común entiende que no podemos gastar tanta energía en discusiones, y preguntarnos si no hay en el ámbito político capacidad para ir algo más allá de la crítica y enfrentamiento permanente, y apoyar iniciativas para crear avenidas de producción y progreso.
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