Las fundaciones, un instrumento indispensable para las empresas
Desayuno de Redacción. El papel de las fundaciones en la empresa andaluza
Estas instituciones son empresas con corazón que generan riqueza y cientos de empleos. Además, fomentan un propósito social más allá del beneficio
En el día de ayer, Grupo Joly, de la mano de Cepsa, llevó a cabo un Desayuno de Redacción sobre El papel de las fundaciones en la empresa andaluza. El acto, que estuvo moderado por Alberto Grimaldi, redactor jefe de Economía de Grupo Joly, contó con la presencia de Manuel Alejandro Cardenete, viceconsejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta de Andalucía, acompañado por representantes del sector como Regla Bejarano, directora de la Fundación Cruzcampo; Juan Luis Muñoz Escassi, director gerente de Asociaciones y Fundaciones Andaluzas, Francisco Mesonero, director gerente de la Fundación Adecco y Jesús Velasco, responsable de Relaciones Corporativas y la Fundación CEPSA en Andalucía y Canarias.
Durante el acto se debatieron diversos temas de actualidad del mundo de las fundaciones. El primero en tomar la palabra fue Manuel Alejandro Cardenete. El viceconsejero, desde hace años, tiene una estrecha relación con el sector y quiso remarcar que “Andalucía cuenta con 1.200 fundaciones en el registro, de las cuales 900 están activas”. En este sentido, Cardenete afirmó que la Junta tiene “en su hoja de ruta una potenciación de la ayuda que desde el protectorado queremos hacer a las fundaciones”. Aún asi, son conscientes de “las carencias de personal para dar trámite a todo el papeleo que en ocasiones se necesita”. Por ello, se trabaja para “tener un registro a tiempo real y actualizado, a la vez que se trabaja para que nuestros funcionarios tengan conocimientos contables”.
Regla Bejarano, la directora de la Fundación Cruzcampo, por su parte, afirmó que pertenecer a una fundación conlleva una “gran responsabilidad pero también es un privilegio”. Además, comentó que la familia Heineken España “cree firmemente en el papel que juegan las empresas y las marcas porque no hay progreso económico sino social”. En este sentido, quiso recordar que la fundación que preside “juega un papel clave en este compromiso social de la marca Cruzcampo”. Durante la pandemia que ha asolado el país, Cruzcampo, a través de su fundación, ha atendido “las necesidades básicas, ha dado soluciones a la hostelería y ha inaugurado el programa Talento Cruzcampo para la formación profesional y personal”, precisó Bejarano.
Asimismo, Juan Luis Múñoz Escassi, responsable de las Asociaciones y Fundaciones Andaluzas, fue palmario y conciso afirmando que “una fundación es un instrumento que tiene la propia empresa para dos cosas fundamentales: para canalizar la responsabilidad social corporativa y para contribuir a los fines de interés general”. En relación a esto, el director gerente de la AFA dijo que las fundaciones son una “herramienta muy potente” que sirve no solo desde el punto de vista social, sino desde el punto de vista de “la cultura, el deporte, la investigación, la conservación de la naturaleza...”, enfatizó.
El desayuno prosiguió con el análisis de Francisco Mesonero, responsable de la Fundación Adecco, quien consideró a su fundación como atípica ya que “sólo el 8% del presupuesto es nuestro, el resto procede de compañías que confían en nosotros”. Además, recalcó que para este tipo de organizaciones y desde el punto de vista del buen gobierno, “es imprescindible el aspecto vinculado al patronato y su profesionalización de cara a esa transparencia”, aclaró.
Jesús Velasco, responsable de Relaciones Corporativas y la Fundación CEPSA en Andalucía y Canarias, argumentó que”para crear y sostener una Fundación, debemos creer en las personas, en los colectivos, en las asociaciones que se afanan para desarrollarse, progresar, trabajar y superar obstáculos. Una fundación debe creer en la solidaridad, pero también en la sostenibilidad, en la transición ecológica, en la biodiversidad, en la diversidad, en la conciencia, en la educación y la cultura, la investigación, en el talento de las personas”.
En cuanto a la relación entre estructuras y la Administración y por qué las compañías deben crear una fundación, Manuel Alejandro Cardenete reconoció que desde la Junta, “deberíamos revisar que los fondos se estén destinando al fin fundacional y eso es algo que no se está haciendo porque no hay capacidad humana”, pero afirmó que se está “invirtiendo en tecnología” para solventar este tipo de cuestiones. En relación a los empresarios, afirmó que cada uno de ellos monta una fundación en función de intereses muy diversos. “Hay veces que muchas empresas la erigen desde una visión puramente mercantilista o por canalización de subvenciones públicas, pero esa no es la realidad”. Según el viceconsejero, “hubo una explosión de creaciones de estas entidades que ahora se está normalizando” por lo que se sabe a la perfección qué se puede hacer y qué no. Además, apuntó que “una fundación no crece sola”, por lo que mostró el apoyo de la Junta a ellas, ya que se ha incrementado el presupuesto para este fin en 86 millones de euros.
Todos consideraron la profesionalización como uno de los conceptos más transcendentales a implantar. En él incidió sobremanera Múñoz Escassi, quien afirmó que, “aunque estamos evolucionando, aún queda mucho por profesionalizar en un sector que está creciendo”. Asimismo, reclamó la ayuda de la Administración, ya que ésta “debe profesionalizarse porque el protectorado es fundamental”. Para reforzar estas declaraciones, el director gerente de AFA recordó que se debe “trabajar en sintonía con las fundaciones”, defendiendo que “son empresas con corazón que generan riqueza y puestos de trabajo. En definitiva, se debe creer en unas fundaciones que necesitan de talento”. En este sentido, Regla Bejarano corroboró lo argumentado por Escassi al mismo tiempo que añadió el valor añadido de los jóvenes; “la sociedad más joven demanda a las empresas no sólo que hablen, sino que actúen; hay un propósito social más allá del beneficio”. Además, en los tiempos de crisis general que corren, Bejarano mostró su asombro ante “la generosidad de las personas, empresas y fundaciones”, para luchar todas en un mismo sentido.
Las fundaciones en la sociedad
Uno de los temas analizados fue el de la visibilidad de las fundaciones de cara al mundo. En relación a esta cuestión, el viceconsejero Manuel Alejandro Cardenete, dijo que “el mundo fundacional no tiene esa visibilidad porque no se han hecho estudios de impacto y todo queda en el imaginario colectivo”. No dejó a un lado a la Junta de Andalucía, la cual quizá no concede “esa visibilidad necesaria”, apuntó.
Por alusiones al tema, Jesús Velasco, Responsable de Relaciones Corporativas y la Fundación CEPSA en Andalucía y Canarias, aclaró que “una fundación tiene que ser profesional, con normas, con un sólido código ético y basarse en una visión, misión y valores”.
Francisco Mesonero atribuyó esta posible falta de visibilidad a que las fundaciones empresariales “nacen de la idea de alguien que en su momento se le ocurrió constituir una entidad”, es por ello que “se personaliza mucho el inicio de las fundaciones con esa persona que la inspiró en su origen”. Al hilo de este argumento, remarcó que “hay muchas fundaciones empresariales que están muertas y sin actividad porque no se constituyó con un carácter estratégico”. Para que una fundación tenga esa visibilidad adecuada ha de tener “dinamismo y vitalidad para que las personas sepan que se cumple con el compromiso fundacional y transmitir esa transparencia”, aclaró.
En definitiva, los ponentes aludieron a la necesidad de que las compañías y fundaciones deben ir de la mano, ya que se basan en un modelo de valor compartido. Ese valor gira en torno a la responsabilidad social y ésta debe comunicarse de manera correcta.
Además, como bien dijo Juan Luis Múñoz Escassi, “es un sector transparente, característica que va en su ADN, y la colaboración entre entidades es el futuro a seguir para que el impacto sea mayor. Las personas buscan sentirse bien, no solo que les paguen. Por ello, a las fundaciones les iría mucho mejor si difundieran la labor que realizan. El problema no es la falta de recursos sino la comunicación”, reconoció. Para el responsable de la AFA es fundamental obtener beneficios porque “de ese modo más cosas podremos hacer de cara a la sociedad”. “Para ello –continuó– es muy importante la ambición, en el buen sentido de la palabra y creer en los objetivos”.
Precisamente sobre esta idea giraron las últimas reflexiones. Para Jesús Velasco, la visibilidad se consigue con comunicación, “una comunicación que empieza en la propia empresa, con los trabajadores, y se ha de desarrollar, en continuo, con la sociedad y las instituciones. Los indicadores y los estudios de impactos son muy importantes para medir y conocer el alcance de los trabajos fundacionales”.
En definitiva, todos remarcaron que las fundaciones son una herramienta indispensable para las empresas de hoy día en su camino hacia el futuro.
La Fundación Cepsa
La Fundación Cepsa nace en 2016 con el objetivo de canalizar una acción social que la compañía llevaba realizando desde sus orígenes. Cepsa siempre ha tenido una gran responsabilidad, de manera voluntaria, en los lugares donde tiene más presencia; 108.840 beneficiarios directos y 459.206 indirectos, 37 actividades de voluntariado y 197 entidades que han participado, son algunos de los datos que recogen la fundación en 2019.
Durante la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, Cepsa ha llevado acciones como FESBAL, llevando productos de primera necesidad a los bancos de alimentos, otra de la mano de la Fundación Persán con la que se ha donado detergentes para las familias más necesitadas o acciones con Cruz Roja para el transporte sanitario de personas afectadas o con Cáritas y Nadie Solo apoyando, de manera telefónica o por carta, a personas mayores o ingresados.
En relación a las donaciones del año 2019, Cepsa ha llevado, a través de sus trabajadores, a multitud de hogares 989 juguetes, 5.358 kilos de ropa, 38 gafas o ha producido 435 donaciones de sangre. Todo ello, gracias a la compañía y, sobre todo, a las personas que han participado ya que todo lo que no se da, se pierde.
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