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Alain Hernández: “El comportamiento machista de mi personaje era aceptado entonces”

Entrevista

El protagonista de 'Sueños de libertad', en Antena 3, es Jesús de la Reina, un tipo tirano en el ámbito familiar y un obseso por el trabajo en lo profesional, en una historia ambientada en 1958

Alain Hernández en la premiere de 'Sueños de libertad' / EFE
Francisco Andrés Gallardo

28 de febrero 2024 - 03:00

El actor Alain Hernández (Barcelona, 1975) es el empresario déspota de Sueños de libertad, la nueva serie diaria de sobremesa en Antena 3 junto a Natalia Sánchez como su pareja en una fábrica de cosméticos en la España de 1958. La familia de este intérprete barcelonés tiene un negocio de jamones (El Charro) para la que se formó en marketing aunque posteriormente descubrió la vocación de actor cuando ya tenía cerca de 30 años. La Riera, en TV3, o El secreto de Puente Viejo fueron otras de sus series diarias además de protagonizar, como guardia civil, La Caza, y aparecer en otras series como Mar de plástico y películas como Palmeras en la nieve.

–Antena 3 acaba de estrenar una serie diaria, Sueños de libertad ¿Se da cuenta de que puede ser un proyecto al que esté unido durante muchos años?

–Nunca me gusta pensar cuánto tiempo puede durar una serie. Es cuestión una cuestión de humildad, de ir paso a paso. Mi abuelo le dijo a mi padre “antes de levantar un pie ten asegurado el otro” y esa es una filosofía que nos ha marcado a la familia. Siempre hay que ir paso a paso. Es la única forma de ir hacia adelante.

–Trabaja en Madrid y tiene a sus dos hijos pequeños en Barcelona.

–Los echo de menos pero tengo que estar concentrado en hacer este trabajo. Llega el fin de semana y los disfruto muchísimo.

–Sueños de libertad se ha estrenado con buenos datos en la noche y en la tarde.

–Lo de la audiencia a veces es una incógnita y está bien tener un buen arranque. Siempre hay que tener respeto por la audiencia, qué es lo que lo que puede gustar. En Sueños de libertad estamos trabajando para que así sea. Siempre es bueno arrancar con buen pie y la promoción de todo el grupo Atresmedia ha sido muy importante. Los datos que acumulemos en esta semana darán idea de la tendencia próxima.

–Relevan a Amar es para siempre, que se va despidiendo ¿hay pena en el equipo, celos?

–Parte del equipo de Amar está en Sueños de libertad. Hay pena por acabar un ciclo pero esta nueva serie es el reflejo de un trabajo de años, de experiencia.

Natalia Fernández y Alain Hernández en 'Sueños de libertad'

–Lo que se ve en una serie es el pico de un iceberg...

–Son muchas horas de trabajo. Muchas horas en casa, estudiando. No podríamos grabar tantas secuencias al día si no tuviéramos esta concentración.

–Los seriales, lo que llamábamos culebrones, antes eran un plató diminuto...

–Todo eso ha cambiado mucho. Hay grandes platós, exteriores. Las series diarias de ahora no pueden vivir de las rentas, como si no pasara nada durante semanas. Eso ya se acabó en la televisión actual.

–¿Cómo definiría Sueños de libertad?

–Visualmente es preciosa, está ambientada de forma maravillosa, en vestuario, decorados. Es un bonito viaje a 1958. La fotografía es cinematográfica, un nivel de guion altísimo. Y pasan muchas cosas. En estos tiempos hay que abrir y cerrar tramas en los personajes.

–Su personaje es un tirano machista, Jesús de la Reina...

–Ese comportamiento machista de mi personaje era aceptado por hombres y mujeres de entonces. Es el reflejo de una época pero precisamente sirve para denunciar si se detectan conductas así en estos tiempos. No pueden oprimir los sueños de libertad de los demás. Cuando estás dentro cuesta verlo, pero hay que escapar de esa opresión y pedir ayuda.

–¿Hay algo de su personaje con lo que esté de acuerdo?

–Mi personaje no tiene nada que ver conmigo. En su parte más empresarial es duro, es muy buen trabajador y se preocupa por su empresa y en dar ejemplo, en esos aspecto me gusta Jesús. Como profesional sí, pero como persona, no. En cuestión interpretativa un personaje así es sugerente, me lo paso bien porque requiere una intensidad, aunque no esté de acuerdo en nada de su moral.

–Su esposa en la ficción es Natalia Sánchez ¿Cómo se lleva con ella detrás de las cámaras?

–Es la primera vez que trabajo con Natalia y nos entendemos de maravilla. Tenemos una confianza delante de cámara que es una muestra de lo bien que nos llevamos fuera del plató. Jugamos a tope en esa tensión mutua en la historia.

–¿Le molesta a ella que la recuerden siempre por Los Serrano?

–Natalia es historia de la televisión, como Los Serrano. Que se lo recuerden ella lo toma con cariño, yo mismo se lo he recordado. Yo no era aún actor cuando la veía en Los Serrano. Pasó con Médico de familia o con Física o Química, son historia para los jóvenes de entonces.

–Si aún no era actor cuando veía Los Serrano ¿cuándo comenzó usted?

–Empecé tarde, después de hacer la carrera de Marketing. Con 28 años empecé un curso de teatro por hobby, por coger aire. El profesor de aquel curso me dijo que tenia que ser actor. A los tres años hice cosas en las teles locales y a finales 2008 hacía una sección en Salvados, con Jordi Évole.

–Su familia tiene una empresa de jamones y usted ahora, en la ficción, una fábrica de cosméticos.

–Aprendí mucho en la empresa familiar y hay aspectos que me sirven para construir mi personaje. Yo de niño eché también mucho de menos a mi padre, que tenía que viajar y trabajar mucho. Eso lo he vivido yo: ir a los mercados, a hacer calle. Llevar piezas de muestra. En los años 50, donde se ubica Sueños de libertad, todo eso era aún más duro.

–¿Qué nos irá contando esa fábrica de la serie ?

–Hay una rivalidad entre los De la Reina y los Merino por cosas del pasado que iremos viendo con las semanas. Hay personajes preciosos y una mezcla de talento entre mayores y jóvenes. Con Nancho Novo, mi padre en la ficción, he tenido unas secuencias sensacionales.

–Diagonal, la productora, es experta en series de época...

–Cuando uno sube a un barco así hay garantías de que no va a fallar. Trabajé con ellos en Kubala, Moreno y Manchón, en La catedral del Mar...

–¿Se queda con ser bueno mejor que malo?

–En mi trabajo he tenido más papeles de bueno que de malo, pero la gente prefiere recordar a los malos...

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