Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Paco León | Actor y director
Paco León (Sevilla, 1974, "gran añada") lleva a gala su faceta de cómico, con la que se hizo famoso por sus parodias en Homo zapping y más tarde encarnando a Luisma en Aída. Este polifacético artista lo mismo pica en la tele (Arde Madrid, La Peste...) que en el cine, donde además de actuar también dirige y produce (Carmina o revienta, Kiki...). Hoy está de estreno con la tercera temporada de La casa de la flores (Netflix).
–Actúa en la serie mexicana La casa de las flores. ¿Es el guión más loco al que se ha enfrentado?
–Bueno, uno de los más locos, porque ha habido otras cosas también muy fuertes.
–He leído que aceptó participar sin saber su personaje, porque le ilusionaba trabajar en México. Parece que no se equivocó.
–Ha sido un éxito, pero al principio me acojoné un poco porque hacer de trans no era fácil, aunque la gente pudiera pensar que para mí sí; pues no, no lo es.
–Hace unos años estrenó Carmina o revienta, al mismo tiempo, en cines, plataformas y dvd. Fue un pionero al apostar por distintas formas de exhibición antes que nadie, ¿no?
–Sí, porque hace seis o siete años de Carmina o revienta y la gente no pensaba en pagar por contenidos on line; lo que ha cambiado el cuento. Antes, en internet era todo piratería; ahora se paga por todo. Pasamos del todo gratis a siete plataformas.
–Asegura un colega que el debut como actriz de su madre es el mayor descubrimiento del cine español en los últimos 30 años.
–A mí me lo parece. La confirmación fue cuando ganó la Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina en Málaga, eso fue muy emocionante. Me acuerdo perfectamente de sus palabras: "Se lo iba a agradecer a mi hijo, pero creo que me lo tendría que agradecer él a mí". Buenísimo.
–Borges dijo que ignoraba que Manuel Machado tuviera un hermano escritor; ¿puede haber gente que no sepa que María León tiene un hermano actor?
–Puede ser... Espere un segundo. No lo creerá pero me acaban de pedir un selfie.
–¿En su casa?
–Sí, sí. Acaba de venir un mensajero con un paquete y me lo ha pedido, con la distancia de seguridad y todo. En fin, alguno sí me he encontrado que no sabía que María y yo éramos hermanos, pensaba que ella era la chica de Allí abajo o de La voz dormida, pero la mayoría sí está al tanto.
–En Arde Madrid cuenta cómo Ava Gardner escandalizaba a la España de su tiempo. Y en Kiki, el amor se hace narraba todo tipo de parafilias. ¿Seguimos siendo unos mojigatos o ya estamos curados de espanto?
–En el extranjero te percatas de que estamos más adelantados de lo que nos creemos. No siento que España sea un país especialmente moderno, pero tenemos aceptadas cosas que fuera no tanto. Pero queda mucho por hacer. También depende de a quién preguntes porque Españas hay muchas.
–¿Qué actriz y qué actor son hoy los más crápulas y podrían seguirle el ritmo a Ava Gardner?
–Hostia, es que ya no hay Ava Gardners. Ahora las actrices son veganas, macrobióticas y hacen pilates.
–Qué soso todo.
–Ahora las estrellas no son tan... pero alguna habrá.
–¿No se plantea la segunda parte de Kiki para explorar el sexo confinado?
–¡Qué sexo confinado! ¡No hay sexo confinado! Eso sería un corto muy corto. Como dicen algunos: "No hemos pasado la Semana Santa sino la Semana Santísima".
–Arde Madrid, arde en la hoguera en La Peste, arden las redes sociales a veces con usted. Es un hombre en permanente combustión.
–Está muy bien. Hay que estar un poco on fire y somos de mecha corta. Nos encendemos fácilmente.
–En una entrevista en este periódico se definió así: "Un cómico que a veces escribe, baila, produce o dirige".
–Soy un cómico, un payaso. Es mi base. Después he dirigido porque se ha puesto la cosa seria y ya llevo tres películas, una serie... En fin, ya no son actividades extraescolares, sino una manera más de ganarme la vida.
–Tuvo un enganchón con Vox porque le duele que se metan con los “titiriteros”. ¿No es la indiferencia el mayor desprecio?
–Completamente, eso me dice mi madre. Pero cuando menosprecian a tu oficio, a tus compañeros y a tu familia es muy difícil quedarse callado.
–¿A qué se debe esa querencia por el desnudo?
–No sé. Es por diversión y porque dentro de poco ya no me voy a poder desnudar y estoy como apurando. Y veo los efectos, que son estupendos. Las redes y el mundo se mueven por el humor y el sexo. Está bien. Si hay gente que lo disfruta, ole.
–¿Por qué no invita al ministro de Cultura a jamón en el bar de su tío en Mairena del Aljarafe para limar asperezas?
–No voy a invitar a nadie. Ya no me meto en política en la vida. Es muy triste que se politice la cultura, tienen que defenderla la derecha, la izquierda y el centro. La mayoría de los artistas no se definen por un signo político; intentan ganarse la vida, punto.
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