Ana Fernández Sesma | Bióloga: "Los experimentos los hace realmente la naturaleza"

Andalucía ha sido sólo uno de los hitos de la investigadora Ana Fernández Sesma (Cáceres. 1965) entre una sucesión de paradas y fondas fuera de Nueva York, donde ejerce como catedrática y directora del departamento de Microbiología de la facultad de Medicina del Icahn del Monte Sinaí. En Sevilla ha presidido la Cumbre Internacional de Inmunización, foro en el que ha dado cuenta de la actualidad sobre el dengue, una enfermedad emergente en el Mediterráneo, y la gripe aviar, que se expande por Estados Unidos.
–Los virus y las bacterias habitan el planeta antes que el ser humano. ¿Es el hombre, fabricante de biocidas y antibióticos, su mayor enemigo?
–Partamos de que la mayoría de los virus no son malignos. Convivimos con ellos. Es más, gracias a los virus endógenos, a los retrovirus endógenos, existe la placenta. O sea, los virus han hecho a los seres vivos ser lo que son. Ha existido casi una simbiosis con muchos de ellos.
–¿Y por qué los hay tan dañinos?
–Los virus patógenos suelen ser los que dan el salto desde otras especies y causan la enfermedad porque, hasta que se adaptan al huésped, producen mucho daño, pues tenemos un sistema, el inmunológico, preparado para combatirlos. La patogenia viene muchas veces de nuestra respuesta a la infección, no porque el virus en sí mismo tenga que ser excesivamente dañino.
–Hay una gran cantidad de virólogos con el Premio Nobel en los últimos cincuenta años. ¿Qué tienen de importante los virus?
–Los virus necesitan a las células para vivir y por eso su estudio ha dado pistas sobre el modo en que funcionan las células. Muchos de los descubrimientos fundamentales en biología celular se han conocido gracias a los virus. Aparte está el reconocimiento al descubrimiento de muchas vacunas.
–¿Qué misterios sobre los virus le quitan el sueño?
–Todos. Muchos. No tenemos una bola de cristal que nos diga cuál puede ser la próxima pandemia o qué virus puede convertirse en uno muy letal. También me quita el sueño desconocer si una vacuna puede llegar a ser perjudicial para las poblaciones de riesgo.
–Todavía se especula con que el origen del virus del Covid-19 pudo surgir en el laboratorio chino de Wuhan. ¿Tanta capacidad mortífera tiene un laboratorio de virología?
–La naturaleza siempre será mucho más capaz de crear virus adaptados al ser humano que un laboratorio. Los experimentos los hace realmente la naturaleza.
–¿Y qué capacidad tiene el ser humano de crear patógenos mortíferos?
–Se pueden sintetizar aunque en muchos casos no esté permitido. Lo que ocurre es que es muy difícil completar un experimento que prediga los saltos y cambios que necesita un virus para adaptarse a un huésped específico. Como ha pasado en otras ocasiones, la naturaleza es la que crea los virus pandémicos.
–La fiebre del Nilo y la gripe aviar son dos enfermedades muy nombradas últimamente. ¿Cuál de los patógenos puede ser mejor controlado por las administraciones?
–Ninguno es fácil, pero creo que el virus del Nilo es más manejable. No aparecen tantas variantes y no se producen tantos saltos de especies animales al ser humano. Incluso si hubiera un brote grande, se podría contener controlando a los vectores.
–¿Y la gripe aviar?
–El problema es que es un virus respiratorio que ya está saltando a muchas especies de mamíferos, teniendo muchas oportunidades para mutar y poder adaptarse a los huéspedes. Hasta ahora, la parte positiva es que no ha podido adaptarse lo suficiente como para transmitirse de humano a humano. Puede haber infecciones, incluso letales, pero sería improbable una pandemia de gripe aviar, aunque no es imposible.
–¿Y esas enfermedades que, como el dengue, se asociaban hasta bien poco a las regiones tropicales?
–El problema del dengue es que se está expandiendo mucho. El cambio climático está ampliando las zonas donde los mosquitos pueden sobrevivir al invierno. En la costa mediterránea, en España, está ya establecido el mosquito tigre, que transmite el dengue, la fiebre amarilla y el chikunguña. Y se están viendo más casos de transmisión local. Ahora mismo se está poniendo más y más interés en desarrollar una vacuna efectiva contra el dengue.
–Usted trabaja en un centro de investigación puntero en Estados Unidos, ¿qué tal está siendo el regreso de Donald Trump?
–Bastante caótico. Hay una percepción de que la investigación no es algo importante para la sociedad. Se está atacando a los organismos que financian la investigación básica y a asuntos relacionados con los virus y con las vacunas debido tal vez a que las respuestas a la pandemia no resultaron satisfactorias para personas que están ahora en el poder.
–¿Cuáles son las sensaciones de los investigadores?
–Que las consecuencias pueden ser graves a largo plazo. Y el ataque se está centrando en las enfermedades infecciosas justo cuando está habiendo un gran brote de gripe aviar. Es preocupante que se intenten desmantelar estructuras como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades o el Instituto Nacional de Salud, que no sólo financian proyectos sobre virología o inmunología sino contra el cáncer. El sistema judicial está respondiendo por ahora. Pero, claro, si hay muchos ataques a la vez, alguno puede llegar a afectar de un modo importante.
–Vaya plan, ¿no?
–Estamos a la expectativa. También puede ser lo típico de alguien que llegar al poder y que quiere demostrar que puede hacerlo todo. La población no se da cuenta todavía porque los efectos serían a largo plazo. La situación es bastante preocupante aunque esperemos que la sangre no llegue al río.
–Menos mal, pensarán ustedes, que son cuatro años de mandato.
–Confiamos en que sean dos, el tiempo que queda para las elecciones al Senado y el Congreso. Mientras, deberíamos hacer visible la importancia de la ciencia en la economía del país. Parece que lo que mejor comprende esta administración es lo económico.
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