“Yo sólo conozco una sanidad, que es la que cura”
Francisco J. Rodríguez es otorrino y miembro del Consejo Rector de Asisa, la aseguradora que más ha peleado por la continuidad de Muface

Francisco Rodríguez Moragués se licenció en Medicina en la Universidad de Cádiz y se especializó en otorrinolaringología. Tras pasar por el Instituto Social de Marina y el hospital Puerta del Mar, en 1982 empezó en Asisa como médico de urgencia, “desde abajo, yendo por las casas”. Sin abandonar su especialidad, fue ascendiendo como asesor y luego como delegado médico. En la actualidad, ejerce como delegado provincial de la aseguradora sanitaria en Cádiz y es miembro del consejo rector de Lavinia, la fundación de Asisa.
–Cuénteme cómo es eso del funcionamiento de Asisa, una cooperativa de médicos sin ánimo de lucro. Si son una compañía privada, habrá ánimo de ganar dinero.
–Cuando se fundó lo que hoy es Asisa en 1973, la idea del doctor Josep Espriu, que era hermano del famoso escritor, Salvador Espriu, era crear una cooperativa puramente de médicos sin intermediarios. Los únicos accionistas serían los médicos, pero cada médico podría tener sólo una acción. Si yo quisiera invertir en veinte acciones de Asisa no podría.
–Es decir, que Asisa no se puede comprar.
–Es imposible, habría que poner a todos los médicos de la cooperativa de acuerdo. Y son muchos, más de diez mil, y todos tienen el mismo poder: una acción.
–¿Y qué hacen con el dinero?
–Hacernos más grandes, reinvertir en hospitales, centros médicos y metodología diagnóstica. Tenemos 18 hospitales propios, 42 centros médicos, nuestras propias clínicas dentales, clínicas de oftalmología, especialidades de reproducción asistida... Esto se puede hacer porque no hay que pagar dividendos.
–¿Por qué a los funcionarios públicos se les paga una sanidad privada? ¿No hay una contradicción?
–Yo lo veo normal. Muface fue un logro de los funcionarios. Se creó un sistema complementario en el que el funcionario escoge, con la particularidad de que nosotros estamos obligados a cubrir todo lo que cubre la Seguridad Social a pesar de que la cuota que pagaba la Administración por un asegurado de la Seguridad Social era de 1.963 euros y a las aseguradoras privadas les pagaba 1.200.
–Cuando otras aseguradorase han plantado ustedes se han mostrado firmes en mantener el sistema mutualista.
–Fuimos la única entidad que nunca dijo no a firmarporque creemos que la fórmula es buena, pero no podíamos quedarnos solos y encima perdiendo dinero. Absorber a un millón y medio de asegurados perdiendo dinero no era viable, contando con que ya tenemos otros dos millones de usuarios.
–Hubo un momento en que el Ministerio de Sanidad parecía dispuesto a acabar con Muface.
–La ministra Mónica García ha hecho mucha propaganda. Ella es antisistema Muface, ha quedado claro, pero figúrese el caos que hubiera sido meter otro millón y medio de personas en la Seguridad Social. Si ya está colapsado el sistema público...
–Pero ahora que sólo se han quedado ustedes y Adeslas, ¿no corren también el riesgo de colapsarse?
–Tenemos un sistema protocolizado que evita que tengamos importantes volúmenes de espera. Hay algunas especialidades muy concretas, como neurología o dermatología, que sí que son más complicadas, pero en comparación con los quince días que se tiene que esperar en el sistema público para un médico de cabecera y los meses de espera para otras especialidades pues estamos lejos de hablar de colapso.
–Hay una idea muy extendida por la cual se piensa que la sanidad privada es muy cómoda y rápida, pero que cuando vienen mal dadas mejor estar en la pública.
–Eso es incierto, Muface no tiene ningún dato que sostenga esa idea. Se cubre lo mismo que la Seguridad Social y en las comisiones mixtas se controla que sea así.
–Ha habido quejas de oncólogos que criticaban que en la privada no se administraran por motivos económicos determinados fármacos.
–Sí, conozco esas quejas, pero puedo asegurar que esos motivos económicos no existen. Nuestros oncólogos son los que deciden los tratamientos por criterios exclusivamente médicos. Quizás tendríamos que preguntarnos por qué España aún no ha autorizado fármacos antineoplásicos que ya funcionan en Europa. Eso sí es verdaderamente grave.
–¿Qué piensa cuando ve en la calle a todas esas mareas blancas que denuncian que se está privatizando la sanidad?
–Yo sólo conozco una sanidad, la que cura. Han salido grupos médicos como Quiron o nosotros mismos que están dando una gran categoría asistencial, que están con los últimos avances, que invierten en cirugías avanzadas y ofrecen mejores condiciones a los médicos. Pero la pública, que tiene unos profesionales admirables y por la que siento un gran respeto, tiene que seguir existiendo. No se trata de sanidad pública o privada, sino de complementarse para que todo el mundo tenga la atención que merece. Quitando Inglaterra, donde el sistema es un desastre, en toda Europa las administraciones públicas están llegando a acuerdos de colaboración con entidades médicas.
–Se ha dejado caer por parte del Gobierno la posibilidad de impedir a los médicos de la pública que tengan consultas privadas.
–Eso es absurdo. ¿Por qué se le va a impedir a un médico ejercer la medicina fuera de su horario laboral en la pública? No tiene sentido.
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