“Crear micromundos a través del dibujo era mi modo de escape”

Tamara Durán. Ilustradora y creadora de ‘Patamala’

Tamara Durán.

24 de agosto 2024 - 07:00

Tamara Durán (1985) es gaditana de nacimiento y madrileña de adopción. Criada en el Jerez rural, “dibujaba el mundo” a su manera desde que aprendió a coger un lápiz y, por ello, desde pequeña tuvo clara su vocación. Tras acabar Bellas Artes, y perderse en el mundo de la museología y de la educación académica en la Universidad de Sevilla, se lanzó a la ilustración editorial. ‘Los Gumins’, ‘El duende Pepín (Pablo tiene un hermanito)’ y ‘Betsy Caracoles’ son algunos de los cuentos que ha ilustrado. También la cartelería de ‘Rota and Roll’, con once nominaciones a los Goya, tiene el sello de Durán. Su obra tiene presencia, además, en el panorama internacional con Lidelsur y Tokaway en Viena.

–Desde pequeña tenía claro que quería dedicarse a los cuentos infantiles. ¿De dónde viene su pasión por esta vertiente artística?

–Crecí rodeada de talento. Mi madre hacia cuadros 3D con recortes de almanaques; y mi padre me buscó unas clases de pintura cerca de su trabajo, y todos los veranos nos íbamos los dos juntos, yo a pintar y él a trabajar. El olor a pintura me hace revivir esos tiempos con mi padre. El dibujo para mí siempre fue hogar y refugio al ser una niña muy introvertida y tímida. Era un modo de escape. Pasaba horas y horas frente al papel creando micromundos, inventando historias a través del dibujo. Me divertía y lo sigue haciendo ahora. Por ello tuve la suerte de saber desde muy pequeña que quería dedicarme a ello. No tuve ninguna crisis existencial, lo tuve muy claro. Aunque no supe que existía la profesión de ilustrador hasta llegar a mis estudios en Bilbao. 

–Tiene más de una decena de cuentos ilustrados. ¿Fueron difíciles sus comienzos hasta poder trabajar en lo que siempre le gustó?

–Muy difíciles. Tenía claro que tenía que destacar a base de trabajar mucho, dibujar y dibujar, probar nuevas técnicas; creé nuevos proyectos alejados de la ilustración, incluso. Aprendí que los años que pasé peleando fueron un entrenamiento para ser cada vez más polivalente. Trabajé en muchos puestos diferentes: recepcionista de hotel, guía de patrimonio, camarera, comercial... Todo ello lo compaginaba con la creación de mi proyecto ‘Patamala’ y los primeros encargos de ilustraciones. El trabajo constante hizo ‘ruido’ para atraer a nuevos clientes hasta que, poco a poco, los fui fidelizando.

–¿Cómo encontró su estilo propio? ¿Cuáles son sus referentes?

–Tengo muy claro mi paleta de colores, pero me considero una ilustradora muy camaleónica, porque me gusta divertirme y retarme probando nuevas formas de construir una ilustración. Mis referentes, son Roald Dahl, ese estilo gamberro y desenfadado, y Paola Escobar, con su gusto por el detalle en sus escenas; y los estampados coloridos me apasionan.  

–A pesar de que el mercado editorial es complicado, no acepta cualquier proyecto sino que busca aquellos que puedan “ofrecer algo más”. ¿Por qué?

–El mercado editorial está altamente saturado con una gran cantidad de libros publicados cada año. Para destacarse en un entorno tan competitivo, los proyectos deben tener características únicas que los diferencien de los demás. Los cuentos infantiles tienen que ser algo más que una portada resultona.

–¿Cómo es su proceso creativo desde que lee la historia hasta que la convierte en ilustraciones?

–Lo primero que hago es interiorizar la historia, visualizar los personajes y ver cómo me los imagino. En este punto debo estar muy conectada con el escritor. Y después intentar recolectar, fotos, texturas y colores y realizo lo que llamo mi Frankenstein, donde aúno toda la información en un escena. A partir de aquí, empieza lo verdaderamente placentero: dibujar y dar color.

"El mercado editorial está altamente saturado. Los cuentos infantiles tienen que ser algo más que una portada resultona”

–Los cuentos centran su trabajo, pero su vocación artística va más allá. ¿Cómo surge Patamala, su marca?

–Patamala fue el génesis y consecuencia de un trabajo artístico remunerado que no llegaba. Decidí crear una marca ‘estudios Patamala’ donde junté todas las disciplinas artísticas que me inquietaban: desde cerámica a ilustración textil e ilustración de producto. Quería mostrar mi escaparate creativo a la gente. A día de hoy ‘patamala.es’ me está ofreciendo muchos proyectos bonitos con gente que se ha quedado en mi vida como amigos.

–¿En qué proyectos está inmersa en estos momentos?

–Pues estoy bastante ilusionada con unos proyectos para la UCA, además de varios proyectos literarios para varias editoriales, de los que no puedo contar mucho por el momento porque estamos en pleno proceso. 

–Su historia es la de muchos jóvenes andaluces que se han visto obligados a salir de su comunidad para poder dedicarse a lo que le gusta. ¿Ve posible volver a Andalucía? 

–Llevo más de ocho años en Madrid, una ciudad acogedora pero inmensamente competitiva. Sin embargo, ¿quién no quiere volver a sus raíces? Vengo de un entorno rural, de La Barca, una entidad local autónoma perteneciente a Jerez, y siempre sentencio con la frase ‘Como se vive en Andalucía, no se vive en ningún lado’. He pasado por muchas ciudades, y cada vez que me alejo de mi tierra es cuando más conecto con ella. Creo que estamos viviendo un momento cada vez más digital, y lo bueno que trae este tipo de marcos es poder teletrabajar, por lo que se acerca mi billete de ida muy pronto.

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