“La sociedad no acompaña a las familias”
La entrevista de la contra · Míriam Tirado | Periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza
Míriam Tirado (@miriamtirado.cat) es consultora de crianza consciente, escritora y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Actualmente ofrece conferencias y consultorías para ayudar a las madres y los padres a conectar con sus hijos e hijas. En su última obra, Criar juntos (Grijalbo), explica cómo crecer en pareja cuando la llegada de un hijo lo revoluciona todo.
–¿Las relaciones de pareja se resienten con la llegada de los hijos?
–La llegada de los hijos representa un cambio muy importante en la vida de cualquier persona y claro en la relación de pareja también. Es una crisis, que significa cambio, que hay que atravesar y que normalmente nos ayuda a crecer y a aprender, pero obviamente es un cambio importante.
–¿Se medita lo suficiente la idea de tener hijos? ¿Qué pesa más a la hora de decidir?
–Pues depende. Hay quien se lo piensa tanto que tarda muchísimo en tomar la decisión y hay otras personas que no se lo piensan nada. Pero creo que, en realidad, muchas personas piensan en otras variables que a lo mejor no son tan importantes, como lo que luego de verdad implica tener hijos, pero es muy difícil ponerse en la disyuntiva cuando no los has tenido; es normal que se medite sobre cosas que luego te das cuenta que no eran tan importantes y, en cambio, quizás no has prestado suficiente atención a las importantes, como sobre cómo queremos educar a nuestro hijo, qué patrones hemos heredado de nuestras casas, qué valores compartimos... para que cuando llegue la hora de la verdad en la crianza no nos encontremos que estamos en dos sitios muy distantes.
–¿Qué es la crianza consciente?
–Es poner conciencia a cómo criamos y educamos a nuestro hijo, teniendo la perspectiva de dónde venimos, cómo nos han criado, porque tendemos a hacer muchas veces lo que hemos recibido. Es poner conciencia a todo esto para criar a nuestros hijos libres.
–¿Cómo influye la sociedad en que vivimos en la crianza?
–Muchísimo, porque no acompaña en realidad a las familias en temas, por ejemplo, de conciliación: la dificultad que supone hoy en día criar a los hijos a nivel económico, de tiempo, es tan grande que realmente no acompaña. Cada día criamos más solos, hay menos sensación de ser un grupo, de ser tribu, y esto hace que muchas personas se sientan solas criando. Con los retos económicos, de conciliación... a veces se hace muy duro. Es normal que muchas personas se lo piensen tanto antes de tener hijos porque no es nada fácil.
–¿Qué etapa de la crianza es más complicada para la relación de pareja?
–Yo diría que una vez superada, que es muy delicada y a veces arrolladora, la etapa bebé, la de los 3 a 6 años es intensa: los niños están reivindicativos, en plena fase egocéntrica, muchas veces se duerme mal, es la época en la que se ponen más enfermos... A veces pasa factura a la pareja. Quizás la siguiente en intensidad es la adolescencia, que hay que ir muy a una para podernos sentir equipo, educar y dar unas pautas a nuestros hijos lo más coherentes posibles entre los dos.
Antes de tener hijos se piensa en variables que luego, en realidad, no son tan importantes”
–Es frecuente que, ideológicamente hablando, haya discrepancias en la pareja. ¿Hay formas de educar a un hijo sin discusiones?
–Es normal que en las parejas haya distinas visiones, distintas maneras de hacer las cosas, pero en cuanto a los valores importantes de cada uno es fundamental que vayamos lo más a una posible y que sean lo más compartidos posibles en cuanto a cosas como educación, alimentación..., que cuando no se comparten dan lugar a fricciones y conflictos. Por eso es tan importante antes de tener hijos hablar de lo que compartimos y de lo que no, para ver si son diferencias salvables.
–Hablando de conciliación. ¿Cómo afecta su falta?
–Muchísimo. Esto está comprobadísimo, la falta de conciliación aumenta el estrés de las familias y éste tiene un impacto duro tanto en los adultos que crían como en el niño, que es una esponja y se acaba empapando de los niveles de cortisol que hay en la familia. Hay mucha gente que acaba cambiando de trabajo y de ciudad para tener algo más afín al tipo de vida que quiere. A veces se podrá y otras no, pero me niego a pensar que somos sólo víctimas de eso y que no hay nada que podamos hacer porque eso es muy frustrante. En ese sentido, Malasmadres está haciendo mucho para reinvindicar medidas para la conciliación. Claro que podemos hacer cosas; que es difícil, sí, porque no hay voluntad política ni económica, manda la productividad.
–¿Pesa en las relaciones la familia de origen?
–Tienen importancia y, depende de cómo sean estas relaciones, pueden pesar y mucho. A veces pueden ser incluso losas en algunas familias cuando hay muy mala relación con los padres y con los suegros.
–¿Cómo abordar una separación? ¿Ponemos a los hijos en el centro?
–Muchas veces no, porque hay tanto dolor y rabia que muchas veces se está más en el propio dolor, en la propia frustración, que en lo que es lo más importante, que son los hijos y procurar tener una buena relación por ellos. Por eso hablo de separaciones conscientes; no hay color en cómo transitan los niños la separación de sus padres cuando éstos se llevan bien y cuando no. Es importante que pongamos conciencia a eso y, a pesar del dolor, que es obvio y compatible, intentar poner a los niños en el centro. El caso de no separarse por los hijos tampoco es ponerlos en el centro porque no les viene bien vivir en un ambiente tan tóxico donde hay una tensión latente porque la pareja se lleva mal. Es verdad que hoy en día tampoco es tan fácil separarse: a nivel económico hay parejas a las que les gustaría separarse pero no pueden por las dificultades para llevar sus vidas sin compartir dos sueldos.
–¿Cuál es la pregunta clave que recomienda hacerse a una pareja que se plantea tener hijos?
–¿Hemos construido base suficiente? ¿Hemos hablado suficiente de los valores que creemos importantes antes de ir a por nuestro hijo o necesitamos seguir construyendo un poco más?
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