Tomás García: "Quiero irme de aquí dejando a la gente más feliz de lo que estaba cuando llegué"

"Parece que hablar con el público se ha inventado ahora y yo llevo más de 15 años haciéndolo", señala

Defiende que el respeto al que paga "es muy importante" y que es una de las "máximas" de su humor

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Tomás García en una foto promocional / M.H.
Mar Bassa

19 de agosto 2024 - 05:59

Tomás García (1982) es un humorista malagueño que ensalza Andalucía en cada rincón. Acumula 20 años de trayectoria artística y cuenta con varios espectáculos en directo en los que improvisa con su público. Los más conocidos son Sin Red y Adoro ser malaguita, un show en el que hablan de todo lo relacionado con Málaga y la cultura andañuza. El artista también es conocido por los vídeos cómicos que publica en sus redes sociales sobre sus viajes o cualquier tema que se le ocurra. Además, el humorista posee un as bajo la manga que ejerce también de trébol de cuatro hojas: su abuela, que tiene el mismo talento que él, se ha ganado el cariño de sus seguidores.

–¿Por qué decidió dedicarse al humor?

–Fue más bien el humor el que me escogió a mí, porque, casual o causal, está todo tan mezclado y tan unido. Yo estudié periodismo y lo que fue casi una anécdota por reírme con los amigos y por tachar, porque me gusta tachar cosas de la lista de todo en la vida, terminó transformándose en mi forma de vida.

–Lleva siempre a Andalucía por bandera. ¿Por qué ese orgullo sobre su tierra y, en concreto, lo malaguita? ¿Cree que se están perdiendo las raíces de Málaga debido al auge del turismo?

–En lo de Málaga no me voy a meter mucho porque a mí me gusta mucho el crecimiento de Málaga, exponencial, siempre que sea con respeto, con coherencia, pero estoy a favor de que la ciudad crezca con unos estándares de lo que viene siendo el sentido común. Alejándome de la política, que me da exactamente igual, yo quiero que reine el sentido común en la ciudad. Me gusta que vengan turistas, me gusta que sean respetuosos. Igual que yo voy a Tallin, y me gusta mucho Tallin, pero la respeto. Y Málaga porque me considero un malaguita universal, porque la disfruto al 100% y porque me ha permitido poder dedicarme a lo mío, que es muy especial. Soy artista y vivo de ello viviendo en Málaga, que muchos de mis compañeros para triunfar en el arte se han tenido que ir, por ejemplo, a Madrid.

–Crea contenido en redes sociales y también hace actuaciones en directo. ¿Qué disfruta más?

–Yo no soy creador de contenido para redes sociales porque nunca me he lucrado de ello, no he cobrado nunca ni un euro por vídeos que he hecho yo. Por promocoines que me han encargado, sí, pero mi oficio es ser cómico. Soy humorista, soy monologuista y el mayor disfrute desde que empecé hace casi 20 años es actuar en directo. El directo es lo que me enamora cada día. Lo otro ha sido casi una obligación, porque esto cambia. Renovarse o morir. Las nuevas generaciones... Mis seguidores son ya los padres de la gente que tiene redes sociales, que es un poco la gente de mi edad, casi rozando los 40. Si tengo que quedarme con algo, el directo está por encima de todo.

–¿De dónde saca las ideas para los vídeos? ¿Cómo es su proceso creativo?

–Para los vídeos soy yo. No soy influencer, ni soy instagramer, y eso es la suerte que tengo. Subo lo que quiero, cuando quiero y como quiero. No tengo esa necesidad de los creadores de contenido de todos los días a las seis de la tarde subimos un vídeo nuevo. No. Yo subo el contenido que me haría gracia a mí, me gusta ser muy natural, muy yo. Como me gusta mucho viajar, me gusta que la gente me acompañe a mis viajes y, sobre todo, que vean a Tomás.

Adoro ser malaguita es un espectáculo que trata sobre Málaga y lo malagueño. ¿Cómo se le ocurrió? ¿Por qué se lanzó a ello?

Adoro ser malaguita es mi espectáculo con el que voy ser residente dos sábados al mes, o sea, quincenalmente, a partir de octubre, en el Auditorio Gonzalo Martín Tenllado. Estoy muy contento con él porque refleja todo lo que es Málaga: los pros, los contras, le saca puntos negros a la ciudad desde un prisma que solo puede hacerlo alguien que ama a su ciudad. En todos mis espectáculos, durante estos casi 20 años, ha estado Málaga presente. Pero me faltaba un show donde abarcara todo lo que es de Málaga. Si viene uno de Valladolid, no se va a enterar de nada, pero lo vamos a transformar en el mismo espectáculo para hacerlo boquerón.

–También tiene shows en los que interactúa con el público sin guion: Sin Red y Lo que se lleva ahora.

Sin Red es un salto al vacío, por eso lo de "sin red", sin estar de espaldas, porque parece que hablar con el público se ha inventado ahora, y yo llevo más de 15 años haciéndolo. Me encanta, es una parte importante del show. Bien es cierto que está hilado con monólogos, pero se le da un protagonismo al público. Siempre digo lo mismo, riéndome con la gente y nunca de ella. Para mí, el respeto al que paga es muy importante, es una de las máximas de mi humor y de mi comedia. Lo que se lleva ahora es la importancia total del público, porque sale como el podcast de La Ruina. La gente sale a contar historias que le han pasado en su día a día, cosas surrealistas, cosas por qué no, y yo las comparto con ellos, las comento. El protagonismo real del espectáculo lo tiene la gente conmigo en escena. Mientras que Sin Red es más hablando con el público desde la butaca, sacando temas y comentando todo lo que salga. Si una persona dice que tiene tres mascotas, hablamos un poquito de los animales de compañía. Si una persona dice que se ha casado cinco veces, hablamos un poquito de esas situaciones.

–¿Disfruta más la improvisación y la interacción inesperada con el público o tener un guion ya establecido?

–A mí me encanta ahora mismo el híbrido, la improvisación es lo que sé que me ha hecho distinguirme y crecer como cómico. Pero no digo hacer improvisación, sino improvisar. Parece mentira, pero no es lo mismo. Hacer improvisación es llevar casi un juego preparado a una improvisación preparada. El improvisar, estar activo por si pasa algo en el show, alguien llega tarde, suena un móvil, te sacan un tema que no te esperas... Eso me encanta. Y ahora, con esos dos espectáculos tan dificultosos, ocurre ese riego de que puedes venir a verme un día y te ríes, otro puede que haya estado regular la cosa, tampoco tendría mucho de dónde rascar. O de repente me río más que nunca porque he estado inspirado. Por eso me gusta hacer un híbrido, llevar algunos bloques contrastados, para el que pague una entrada siempre se lleve un contenido mínimo de risa asegurado.

–Su abuela es ya la abuela de todos y tienen muy buena relación. ¿En qué momento decidió compartir momentos con ella en redes sociales?

–Mi padre murió en 2015 y eso hizo que mi abuela y yo nos uniéramos mucho más. Ahora se ha convertido en una estrella por Málaga, es como Antonio Banderas, de verdad. La gente le pide fotos, la saludan, le hacen regalos... Y yo soy el nieto más feliz del mundo porque yo casi quedaba en un segundo o tercer plano y eso me hace muy feliz porque ella tiene casi 90 años. Siempre ha soñado con ser artista y estaba claro que el arte me venía de algún lado. Ella es muy espontánea, natural, muy buena gente, muy graciosa y agota las entradas y la gente paga por verla. Y creo que no ven todo lo que es, porque solo se le puede grabar una parte al día, pero mi abuela en un reality sería la caña de España.

–¿Qué es el humor para usted?

–El humor a mí me ha salvado de la vida. No sabría vivir sin el humor. Cuando peor he estado, he tirado del humor como un bálsamo, como un psicólogo. También porque a mí ha llevado a unirme, a conocer a mucha gente. No sé qué sería de mí si no existiera el humor, si no lo tuviera desarrollado. No me importa carecer del resto de sentidos. Yo estoy medio sordo, ya tengo uno menos, pero tengo el del humor, que me guía en mi día a día, es mi faro. Para mí es el bálsamo, el vehículo principal con el que tenemos que dirigir la vida. Y siempre que haya dos salidas, el humor va a ser una de ellas. Aconsejo a todos los que están leyendo esta entrevista que tiren por ahí.

–¿Qué pretende transmitir a través del humor?

–Quiero transmitir naturalidad, paz. Yo quiero irme de aquí dejando a la gente un poquito más feliz de lo que estaba cuando llegué. Y solo tengo un canal, que es el humor. Intentar hacer reír cada día; cuanto más, gente mejor. Sin querer hacerme el gracioso, que eso es bastante difícil.

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