Antonio Hernández Rodicio
'Borraxeira' política
La actividad económica que se suspendió hace dos semanas se recupera a partir del próximo lunes. Las empresas y los trabajadores deberán adoptar medidas higiénicas y de distancia social en las oficinas y en las fábricas, pero el parón general se acaba. Así lo ha confirmado este Jueves Santo, el más extraño de todos desde la Guerra Civil, el presidente del Gobierno en el Congreso.
Pedro Sánchez ha adelantado que "dentro de 15 días, seguro que estaré otra vez aquí" para solicitar dos semanas más de estado de alarma, aunque el confinamiento no tiene por qué ser el mismo. Es decir que España se adentra en una excepcionalidad sin fecha de conclusión, aunque las medidas no sean igual de duras. "El estado de alarma durará lo que nos digan los científicos", ha indicado. Lo que parece claro una vez oído el debate en el Parlamento es que el Gobierno no adoptará una medida como un desconfinamiento general hasta que la población no tenga mascarillas y se hayan generalizado los test, porque los contagios se están produciendo ahora dentro de los hogares.
El presidente ha pisado, así, el freno hacia la posible recuperación de la vida normal a partir de la última semana de abril. Es más, ha insistido en que la desescalada será progresiva, muy cautelosa e, incluso, ha adelantado que nuestras formas de vida serán para siempre distintas. Como ya ha advertido en numerosas ocasiones el ministro de Sanidad, Salvador Illa, el proceso de transición no está escrito, los técnicos necesitan más datos y, en especial, los resultado de la gran encuesta seroepidemiológica que comenzará este lunes con test en 30.000 hogares de España.
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, llevó a la confusión el miércoles al dar por hecho que la relajación comenzará a partir del 25 de abril.
Sánchez ha revelado un hecho que es muy significativo para saber qué ocurrirá en las próximas semanas. Los contagios se están produciendo dentro de los hogares, no fuera. Esto hace pensar que el Gobierno está pensando en seguir con el proyecto de arcas de Noé, lugares donde se puedan confinar a los positivos que no tienen síntomas. Estos albergues permitirían retirar de las casas a las personas contaminadas, pero la medida tiene consecuencias legales muy serias y necesita de la aportación de infraestructuras por parte de las comunidades autónomas.
Así ha descrito cómo será la recuperación: "Todos los pasos hacia la nueva normalidad que se darán cada semana serán escalonados y, sin duda alguna, cautelosos, muy cautelosos. Y todos vendrán acompañados con medidas de higiene personal y colectiva y con medidas de control y seguimiento de los contagios. Lo último que debemos permitir, señorías, es un desliz porque supondría más que un retroceso una recaída".
España cumplirá este domingo cuatro semanas de confinamiento general, las dos últimas también han sido de parón económico general, en la que sólo se han permitido las llamadas actividades esenciales. Todas las que funcionaban antes del 6 de abril recuperan la normalidad este lunes. Sánchez ha solicitado la ampliación del estado de alarma en el Congreso hasta el 25 de abril. No se descarta que se vuelve a solicitar otro tramo, aunque las condiciones serían diferentes.
A pesar de esa llamada a la resistencia, porque aún quedan dos semanas, Pedro Sánchez ha dicho que "vemos la luz al final del túnel". "Hemos pasado por el pico de contagios, estamos aplanando la curva, pero la recuperación será dura", ha advertido el presidente, que ha recordado la crueldad que han sufrido los miles de ancianos que han muerto, solos, en las residencias.
El presidente ha emplazado a todos los partidos políticos, a los sindicatos, a las patronales y a los líderes autonómicos a una primera reunión la próxima semana para abordar los nuevos Pactos de la Moncloa. Es lo que llama Acuerdo de Reconstrucción Económica y Social y que puede traducirse, en primera instancia, en un consenso para aprobar uno o varios presupuestos anuales.
Pedro Sánchez ha solicitado a los grupos parlamentarios en el Congreso que pongan fin a la confrontación. Ha defendido que España padece una "cuarta crisis", que es la política, provocada por el enfrentamiento creciente entre la oposición y el Gobierno y entre los gobiernos autonómicos y el central. Ha habido algo de autocrítica -"todos hemos llegado tarde"-, moderada, pero sobre todo lo que Sánchez ha hecho este jueves en el Parlamento es apelar a la unidad para concentrarse en la pandemia.
El presidente ha recordado los ejemplos de los líderes de la oposición en Reino Unido y Portugal, de ideologías diferentes, que se han puesto a disposición de sus primeros ministros. Y también ha citado las declaraciones elogiosas del director de la OMS en Europa a las actuaciones del Gobierno.
Sánchez ha mantenido que España es el país que ha actuado con mayor contundencia. Decretó el estado de alarma cuando había 120 muertos -antes, en este sentido, que Italia-; realiza más test por habitante que ningún otro país europeo, 20.000 PCR diarios de media; el confinamiento es el más duro, porque se ejecuta, y es la que más datos está ofreciendo.
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