Agreden a dos guardias civiles y despeñan su coche patrulla en Cantabria

Dos agentes de una patrulla de la Guardia Civil fueron agredidos e inmovilizados recientemente en Reinosa (Cantabria) por el conductor y el copiloto de un turismo al que habían dado el alto por conducir de manera errática. Durante el forcejeo, el conductor aprovechó para subirse a su coche y huir, mientras que el copiloto se apoderó del vehículo oficial y lo despeñó en la ruta hacia Alto Campoo.

Se da la circunstancia de que el automovilista, que conducía ebrio y sin carné, ya había sido arrestado en el verano de 2023 por disparar a una familia con niños tras una discusión de tráfico también en Reinosa.

Ante este suceso, y para denunciar el incremento de agresiones a agentes del Cuerpo en Cantabria, JUCIL, la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil, ha alertado de que Cantabria encabeza el ranking con 33 ataques en 2024, solo superada por los 46 registrados en la provincia de Almería. La agrupación, mayoritaria en el instituto armado, ha puesto este incidente de Reinosa como ejemplo de la grave situación.

Según un comunicado de JUCIL, uno de los guardias civiles afectados señala que "no es comprensible para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ni para la ciudadanía que un personaje con esos antecedentes pueda pasear tranquilamente por la calle". Además, asegura que este es el "tercer incidente grave" contra un efectivo en Cantabria desde enero. Otro agente añade, "desconcertado", que este año han llegado a ser agredidos "incluso por una mujer víctima de violencia de género mientras intentábamos reducir a su atacante".

El hombre implicado en el reciente incidente de Reinosa, de 44 años y natural de Ecuador, ya fue acusado en 2023 de homicidio en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas y un delito contra la seguridad vial por conducir sin permiso.

"Nos cuesta mucho más hacer nuestro trabajo"

Por su parte, el secretario de JUCIL en Cantabria, José Mota, avisa del "alto" número de agresiones y atentados contra la Benemérita en una región que, "a priori, debería ser más tranquila", al no ser una puerta de entrada del narcotráfico ni de inmigración ilegal, como ocurre en provincias gallegas, andaluzas o en las Islas Canarias.

Sin embargo, señala, en los últimos años, la violencia contra los agentes cántabros ha aumentado "considerablemente, convirtiéndose en una preocupación constante", ya que "la laxitud de la legislación actual ha provocado que se haya perdido en principio de autoridad".

"Nos cuesta mucho más hacer nuestro trabajo porque, además de que el Código Penal es más favorable para el delincuente que para la víctima, hoy cualquiera graba nuestras actuaciones con su móvil y las publica en redes sociales, por lo que el criminal se resiste con violencia y debemos ejercer mayor fuerza, y nos acusan a nosotros de abuso policial", admite Mota.

A su juicio, las penas "son tan blandas" que quien comete un delito grave "queda rápidamente en libertad y reincide, porque sabe que saldrá impune".