Exteriores opta por la prudencia y hará "una gestión" ante Reino Unido por el incidente causado por la Royal Navy y el vertido
Bahía de Algeciras
El acoso al que fue sometida una embarcación de Salvamento Marítimo se produce en plena negociación sobre la futura relación de la UE con Gibraltar
El Gobierno español ha optado, por el momento, por una diplomacia de alto grado a la hora de afrontar el incidente provocado el pasado día 12 por dos embarcaciones de la Royal Navy, cuando hostigaron de forma ostensible a un barco de Salvamento Marítimo, la Salvamar Denébola, que trataba de contener un vertido de combustible desde un mercante, el AM Ghent, fondeado junto a la costa gibraltareña.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación apuntaron ayer a Europa Sur que este departamento "realizará una gestión ante las autoridades británicas a través de los cauces diplomáticos adecuados" por varios motivos: el retraso por parte de los responsables gibraltareños en avisar a la Capitanía del Puerto de Algeciras sobre lo ocurrido -más de cuatro horas, incumpliendo así el convenio internacional Marpol sobre incidentes marítimos-, el rechazo al ofrecimiento de cooperación por parte de España en las tareas de control y limpieza del vertido y, finalmente, la escasa información que Gibraltar ha ofrecido por el momento sobre las causas y consecuencias del derrame.
Las mismas fuentes, a preguntas de esta redacción sobre si esa "gestión" incluiría una mención al hostigamiento sufrido durante más de media hora por la Salvamar Denébola, respondieron tras una breve pausa con un lacónico ¨sí¨.
Negociación tras el Brexit
Este incidente se produce en un momento delicado. La Unión Europea y Reino Unido tienen que negociar un tratado en el que se establecerá el nuevo modelo de relación de Gibraltar con su entorno, el Campo de Gibraltar, y su encaje en la Europa de los 27 tras el Brexit.
Ese diálogo toma como punto de partida el principio de acuerdo alcanzado entre Reino Unido y España la pasada Nochevieja. Uno de los aspectos clave que se negociará en este tratado es el respeto a la exigente normativa verde europea, partiendo del principio de que el Peñón no ejecutará ni mantendrá ninguna medida que suponga reducir el nivel de protección medioambiental previsto en las normas de la UE.
A este respecto, como han subrayado fuentes de la negociación anteriormente, Gibraltar había mostrado su buena voluntad en el cumplimiento de los requisitos medioambientales. Algo que contrasta con la respuesta ante el incidente del pasado día 12, la primera ocasión en la que el Peñón ha tenido la oportunidad de demostrar su intención de mantener una relación fluida y leal con sus vecinos campogibraltareños.
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