Gibraltar incumple los últimos acuerdos para controlar el contrabando de tabaco
El Peñón desoye los memorandos firmados por Reino Unido y España que le comprometen en la lucha contra las mafias
Aduanas acusa a las autoridades de la colonia de permanecer inactivas cuando les alertan de que hay un alijo
Algeciras/Los puntos de partida y de destino distan en ocasiones apenas unos centenares de metros, unos pocos kilómetros en el peor de los casos, los que separan Gibraltar de las extensas y hermosas playas de La Línea de la Concepción. Las gomas, embarcaciones de estructura semirrígida, muy ligeras y de poco calado que navegan pegadas a los espigones o cerca de la costa para dificultar su persecución, rondan los 2,20-2,30 metros de eslora, más que suficientes para transportar unas seis cajas de tabaco bien impermeabilizadas.
No es una tarea al alcance de cualquiera, pero el contrabando conlleva riesgos mucho menores que el tráfico de hachís: el tiempo de viaje es más corto –no hay que ir de un lado a otro del Estrecho a 60 nudos (111 km/h) volando sobre el agua– y las consecuencias en caso de ser detenido pueden quedar en una sanción administrativa. Solo hay imputación penal si el precio de mercado de lo incautado supera 15.000 euros.
No se trata de un pasatiempo inocente ni del clásico matutero que pasa por la Verja varias veces al día con algunos cartones en una mochila (el límite máximo es dos). Las cuentas cuadran: cada caja contiene 50 cartones con diez paquetes de cigarrillos cada uno, con un precio medio de entre 4 y 4,5 euros. Si una goma transporta seis cajas, el valor estimado de ese tabaco puede alcanzar los 13.500 euros en la calle, justo por debajo del límite a partir del cual se considera delito.
Dado que el diferencial impositivo entre España y Gibraltar para las llamadas “labores de tabaco” se sitúa entre el 40 y el 45%, cada viaje de una embarcación representa para las mafias unos ingresos de unos 6.000 euros. Los números se disparan cuando en una noche se dan varios portes y hay una decena de gomas sobre el agua. No ocurre ni mucho menos todos los días, bien porque haya temporal o porque la demanda esté cubierta, pero quienes conocen este paño de cerca aseguran que hay madrugadas en las que entran ilegalmente por la costa hasta 300 cajas. También hay determinados agujeros en la Verja sin cubrir.
El contrabando de tabaco es una actividad histórica en el Campo de Gibraltar como consecuencia directa de dichas diferencias impositivas y de la pasividad de las autoridades de la colonia británica a la hora de perseguir una actividad que cada año, según las estimaciones de la Agencia Tributaria española, le reporta unos ingresos vía impuestos de unos 180 millones de euros, nada menos que una cuarta parte de su presupuesto público y el 20% de su PIB.
Hay que tener en cuenta que, con una población de unas 30.000 personas, las empresas gibraltareñas importadoras compran cada año alrededor de 72 millones de cajetillas, cifras que contrastan con las de la vecina Ceuta, también con una baja tributación, pero con mayores controles aduaneros: con una población de 80.000 personas, la ciudad autónoma importa unos 4 millones de cajetillas.
Los memorandos
Los gobiernos de España y Reino Unido suscribieron en noviembre del año pasado unos memorandos de entendimiento con vistas a regular las relaciones bilaterales entre ambos países una vez se activase el Brexit, previsto inicialmente para el mes de mayo y pospuesto finalmente al próximo 30 de octubre. En esos acuerdos figuraba de forma expresa el compromiso de Gibraltar –cuyos responsables estuvieron empotrados en la delegación británica negociadora– de frenar el contrabando y de ir hacia una armonización fiscal con España, a fin de reducir el margen de beneficio de las redes del contrabando. Sin embargo, el Ejecutivo yanito poco o nada ha hecho aún al respecto.
“No colaboran. Cuando detectamos que se está preparando un alijo en sus costas, hablamos con ellos y a veces van, pero otras ni contestan. No hay feed-back. Los acuerdos que había (en alusión a los memorandos) no se han llevado a la práctica”, manifiesta un alto funcionario de Aduanas, coincidiendo así con la interpretación que se hace desde el Ministerio español de Asuntos Exteriores a raíz de incidentes como el ocurrido el pasado 25 marzo con el mercante AlikiAliki.
Otro responsable de este departamento subraya que el tabaco de contrabando sale desde Gibraltar desde zonas altamente vigiladas. “Es materialmente imposible que no vean cómo se cargan las lanchas. Son zonas militarizadas pegadas a la frontera con múltiples cámaras de seguridad, donde se encuentran los depósitos subterráneos de combustible”, subraya.
El tabaco entra de forma completamente legal en Gibraltar, tanto por tierra, a través de camiones que cruzan la Verja (Aduanas controla la carga de cada uno de ellos) como por barco. El problema es cómo sale la mercancía hacia España. ¿Quiénes son los responsables del negocio? Son tantos los resortes que hay que controlar y tan grande el trasiego de material que se requiere de estructuras complejas.
La Guardia Civil y la Policía Nacional, los otros dos cuerpos que combaten junto a Aduanas el contrabando de tabaco, coinciden en advertir que en los últimos años existe una mayor dedicación hacia esta actividad por parte de las redes criminales que tradicionalmente se vienen dedicado al tráfico de hachís: conocen el territorio y cuentan con personal especializado, embarcaciones, guarderías donde ocultar el tabaco, infraestructuras para distribuirlo y métodos para blanquear el dinero obtenido.
Las autoridades españolas tienen identificados a algunos testaferros profesionales que trabajan para estas mafias, ciudadanos gibraltareños con licencia para la importación de tabaco, propietarios de empresas y de naves industriales donde las cajetillas son almacenadas hasta que sale con dirección a España.
Dos de estos personajes, según fuentes de los servicios de investigación españoles consultados por esta redacción, trabajan directamente para el clan de los Castañitas, liderado por los hermanos Antonio e Isco Tejón Carrasco, ambos en prisión sin fianza desde que fueran detenidos por la Policía Nacional el año pasado, imputados por múltiples delitos.
Incautaciones estables
Las aprehensiones de tabaco por parte del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) en la provincia de Cádiz desde enero pasado hasta el mes de junio fueron de 334.000 cajetillas, a las que habría que sumar las realizadas por la Guardia Civil, Policía Nacional y los diferentes cuerpos de Policía Local.
Esa cifra es sensiblemente inferior a la del mismo periodo del año pasado, cuando las incautaciones alcanzaron las 700.000 cajetillas debido, fundamentalmente, a que en febrero de 2018 hubo datos extraordinarios, con 430.000 unidades. Desde Aduanas se concluye que “si se mide en términos homogéneos, las cifras de un periodo y otro son muy similares”, lo que viene a reafirmar que al otro lado de la Verja, con o sin memorando de colaboración, se sigue haciendo la vista gorda.
Sí hay, en cambio, variaciones en cuanto a las exportaciones de tabaco desde España al Peñón. De enero a junio de 2018 se vendieron casi 33 millones de cajetillas, cantidad que se ha reducido a casi la mitad –poco más de 17 millones– en 2019. Ello se explica por los controles de trazabilidad a los que son sometidas las cajetillas (desde el pasado 20 de mayo es posible analizar a través de sus códigos de barra o QR su origen) y las sanciones impuestas a los fabricantes cuyos productos acaban vendidos de contrabando.
“No es descartable que las mafias estén compensando las menores entradas por vía terrestre a Gibraltar con mayores importaciones por vía marítima, al objeto de seguir manteniendo abastecido el mercado de contrabando en España”, apuntan desde Aduanas.
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