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Gibraltar exhibe su entusiasmo británico durante la visita del príncipe Eduardo de Wessex

Jubileo de Platino de Isabel II

Miles de gibraltareños se lanzan a Main Street para saludar y fotografiar al hijo menor de la reina

El viaje, que generó la protesta diplomática de España, concluye este jueves con un desfile militar

El príncipe Eduardo de Wessex, en su paseo por Main Street. / Erasmo Fenoy

Entre el Convento y el Ayuntamiento de Gibraltar hay un breve paseo de 550 metros que uno puede recorrer a pie en seis minutos si no se entretiene en las decenas de escaparates y las terrazas de los pubs de Main Street. Pero no si te llamas Eduardo y eres el conde de Wessex, el cuarto y último hijo de la reina. No si eres el príncipe, un Windsor, porque en el trayecto te esperan miles y miles de gibraltareños ansiosos por estrecharte la mano, por saludarte siquiera brevemente, por fotografiarte o fotografiarse contigo. Si, además, correspondes a todos con una sonrisa, a menudo una broma y siempre un comentario, el camino puede alargarse treinta veces más. No digamos si, además, tu esposa Sofía está empeñada en hablar con todos los niños que agitan sus banderitas desde las aceras.

En un día de calor que invitaba más a estar en la playa que en cualquier otro lugar sin aire acondicionado en el Peñón, los gibraltareños vivieron este miércoles con intensidad la segunda jornada de la visita que les realizan los condes de Wessex por los actos del 70 aniversario de la llegada al trono de Isabel II. Lo que los británicos llaman el Jubileo de Platino.

Los yanitos se lanzaron al paso del príncipe -"Edward, I love you" fue lo menos cariñoso que le gritaron- en una demostración más de su orgullo británico, ese que les otorga mucha ventajas, pero que también les ha llevado a abandonar, en contra de su voluntad, la Unión Europea. Con todos los quebraderos de cabeza que tal cosa conlleva. Y ahora, cuando parece próxima a terminar la negociación entre el club comunitario y Reino Unido para determinar el encaje de la Roca en el nuevo escenario, Isabel II envía a su hijo a la colonia. En parte como agradecimiento por la lealtad demostrada a la corona, en parte para escenificar la negativa mil veces repetida a cualquier acuerdo que comprometa la soberanía.

Ajenos a las protestas diplomáticas del Gobierno de España por la visita, los gibraltareños mostraron su entusiasmo desde muy temprano. Fue en un lugar emblemático como el Moorish Castle, una fortificación medieval con una posición dominante y estratégica en el Peñón que está rodeada de unas viviendas sociales que el propio Eduardo inauguró en 2012. Una lona con fotografías recordaba aquella visita y, a su lado, le esperaban algunos vecinos, que le dieron una cálida bienvenida junto al primer destacamento de alumnos y sus profesores. La zona estaba ya decorada con banderas inglesas de todos los tamaños y el acto acabó con el lanzamiento de confeti con los colores de la Union Jack.

Los condes de Wessex, en Gibraltar. / Erasmo Fenoy

Después, Eduardo y Sofía se desplazaron a la calle principal, donde visitaron varias asociaciones antes de emprender el paseo desde el Convento, donde se ubica la residencia oficial del gobernador de Gibraltar, hasta el City Hall (el Ayuntamiento), en la Piazza, como llaman los yanitos a la John Macintosh Square.

Con la bandera sonora del God save the queen entonado desde las aceras por los niños, Eduardo (acompañado del ministro principal, Fabián Picardo, y el gobernador, David Steel) y Sofía (junto a Justine Olivero, esposa del jefe del Gobierno) fueron parándose con cada grupo de personas que les esperaban desde los costados de la calle principal. "It´s a lovely country", se oyó decir al hijo menor de Isabel II entre las multitudes y unas fuertes medidas de seguridad. Hacia las dos menos cuarto, la comitiva se perdió entre saludos por la puerta de entrada al Ayuntamiento en la que esperaba el alcalde, Christian Santos.

Los condes de Wessex regresarán este jueves a Reino Unido tras haber comprobado el entusiasmo que la Casa Real Británica produce en el Peñón. Después de haber sido objeto de un ensalzamiento patriótico que quizás no podrían vivir en otro territorio de ultramar como en este. Una pareja de turistas (colombiano él, polaca, ella) llegó a decir que Main Street parecía más Inglaterra que la propia Londres. Pues eso

Este miércoles, el príncipe completó su repleta agenda con una visita a las tripulaciones del HMS Cutlass y al HMS Argus, buques de la Royal Navy atracados en la base naval.

Este jueves, asistirá incluso un desfile militar en Casamates.

Gibraltar y su estilo de vida British, que cuando se mezcla con lo andaluz vierte un torrente de sentimientos, a uno y otro lado de la Verja.

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