Tercer asalto al uso conjunto del aeropuerto de Gibraltar

España y Reino Unido negocian la gestión compartida del aeródromo del Peñón, que vivió su último vuelo a Madrid en marzo de 2010

La terminal del aeropuerto de Gibraltar, vista desde La Línea.
La terminal del aeropuerto de Gibraltar, vista desde La Línea. / Jorge Del Águila
Rafa Máiquez

09 de abril 2018 - 07:08

Gibraltar/Las negociaciones entre España y Reino Unido para paliar los posibles efectos del Brexit en el Campo de Gibraltar en general y en La Línea en particular han rescatado la posibilidad de usar de forma conjunta el aeropuerto del Peñón, proyecto que comenzó a fraguarse con un acuerdo suscrito en 1987 pero que no se plasmó hasta los Acuerdos de Córdoba, en 2006. Sin embargo, los vuelos hacia Madrid no duraron mucho tiempo. En septiembre de 2008 Iberia canceló la conexión aérea desde la Roca tras casi dos años de funcionamiento. En abril de 2009 la compañía Ándalus recuperó los vuelos hasta la capital española y en julio de ese año incluso añadió una línea hacia Barcelona. Esta solo estuvo operativa tres meses y en marzo de 2010 fue el último vuelo desde Gibraltar hasta territorio español.

Ahora, ante la salida de Reino Unido -incluido Gibraltar- de la Unión Europea, el Ministerio de Exteriores considera que el uso conjunto podría ser positivo para el desarrollo de la comarca. El Gobierno gibraltareño cumplió en su día su parte con la construcción de una nueva terminal que limita con la Verja para que en el lado español se construyera un acceso directo a las instalaciones sin tener que pasar por la Aduana. Los terrenos para levantar este acceso y una zona de servicios aeroportuarios están disponibles, por lo que solo quedaría retomar los compromisos adquiridos en 2006 cuando el socialista Miguel Ángel Moratinos era el responsable de la política exterior nacional.

La Roca financió la terminal y España solo deberá construir el acceso desde La LíneaIberia operó con Madrid entre 2006 y 2008 y Ándalus recuperó la línea de 2009 a 2010

Las últimas declaraciones del actual ministro, Alfonso Dastis, son del pasado viernes, cuando indicó a la BBC que si se consiguiera un acuerdo, "el aeródromo podría formar parte del cielo único europeo y usarse para vuelos europeos". Dastis defendió que el aeropuerto podría usarse en beneficio de la población de la zona, pero también hizo hincapié en que la infraestructura está en el istmo, que no se cedió en el Tratado de Utrecht y, por lo tanto, "España no acepta que tenga jurisdicción británica".

Los Acuerdos de Córdoba tuvieron como base el convenio que ambas partes adoptaron en diciembre de 1987, cuando acordaron un régimen de utilización civil del aeropuerto que incluía el establecimiento de servicios con terceros países, permisos para operar con aeropuertos españoles y la construcción de una terminal en La Línea de la Concepción, sin menoscabo de la reclamación española sobre la soberanía del territorio. Sin embargo, nunca se llegó a materializar.

El llamado Foro Tripartito de diálogo entre España, el Reino Unido y Gibraltar, que tuvo lugar durante dos días en el Algarve en julio de 2005, comenzó a poner las bases de los acuerdos que permitieron el uso compartido del aeropuerto durante algo más de tres años. El entonces ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, indicó que habían tomado como modelo el aeropuerto de Ginebra, que comparte suelo francés y suizo y que fue visitado por técnicos españoles, británicos y del Peñón el 10 de marzo de ese año.

Tras varios meses más de negociación sobre el uso del aeródromo y cuestiones como las pensiones, la reducción de controles en la Aduana y la puesta en marcha de un Instituto Cervantes -ya cerrado-, en septiembre de 2006 se plasmaron los acuerdos.

Para ello, fue necesario superar las dificultades relacionadas con la controversia en torno al istmo -sobre el que se ubica el aeródromo- y su carácter militar. Las tres partes acordaron la construcción de una única terminal, financiada por Gibraltar -España solo costearía sus accesos-, contigua al lado sur de la Verja y con acceso directo desde La Línea. La gestión comercial correspondería a España y Gibraltar a través de una empresa conjunta. La declaración sustituía a la del 2 de diciembre de 1987 y levantaba por tanto la suspensión en Gibraltar de las directrices de la Unión Europea en materia de aviación. Apenas tres meses después se produjo el primer vuelo entre Madrid y Gibraltar, luego suspendido. Ahora, España mantiene el veto sobre el aeropuerto gibraltareño para su inclusión en el Cielo Único Europeo, habida cuenta, además, de que ni Gibraltar ni Reino Unido forman parte del espacio Schengen.

El acuerdo sobre el aeropuerto fue especialmente difícil, ya que Gibraltar desde un principio se negó a que hubiera presencia de policía española en su territorio. Al final, se planteó una solución imaginativa para solventar la necesidad de los controles policiales y aduaneros españoles en un aeropuerto que está instalado en territorio gibraltareño: el edificio de la terminal se situó en territorio del Peñón, pero pegado a la Verja, de manera que su primera planta está habilitada para pasar por encima de la valla con un voladizo. En este espacio es donde se ubicarían los controles policiales españoles. La terminal tendrá dos accesos, el actual desde el territorio de Gibraltar y uno, aún por construir, desde el territorio español.

Según los acuerdos de Córdoba, que en el apartado del aeródromo podrían rescatarse en las actuales conversaciones, todos los pasajeros que, desde España o desde cualquier punto del territorio Schengen, lleguen a este aeropuerto con intención de pasar a territorio español serán considerados a efectos de la policía española como pasajeros de un vuelo doméstico y por tanto no serán sometidos a controles. Quienes se dirijan al Peñón deberán pasar por el filtro de las autoridades policiales españolas, encargadas de controlar las salidas del espacio Schengen.

En sentido contrario, los pasajeros que emprendan viaje hacia zona Schengen, si proceden del territorio español no tendrían más que entrar en la terminal por el acceso situado en La Línea y dirigirse, sin controles policiales, hacia su embarque, ya que su ruta estará considerada como doméstica. En el caso de que procedan del territorio del Peñón, deberán pasar por los puestos policiales españoles que controlan la entrada en territorio Schengen. Los términos del acuerdo afectan no sólo al tráfico de pasajeros sino también al de mercancías.

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