La Audiencia de Sevilla condena a penas mínimas a 17 contrabandistas de tabaco que operaban desde Gibraltar y La Línea
El cabecilla de la banda coordinaba la entrada de la mercancía con la colaboración de familiares y cómplices, en una trama que ha dejado un perjuicio de casi 70.000 euros en impuestos evadidos
La presencia de la Policía Nacional en Gibraltar sigue tres años después como el gran escollo de la negociación del tratado
Sevilla/Diecisiete personas, vinculadas a una red de contrabando que utilizaba Gibraltar como principal vía de entrada de tabaco ilegal en España, han sido condenadas por la Audiencia Provincial de Sevilla a penas de cárcel que oscilan entre los 14 y los 22 meses. Estas penas, consideradas mínimas, se han impuesto tras un acuerdo entre las defensas de los acusados, la Fiscalía y la Abogacía del Estado, lo que ha permitido una rebaja significativa respecto a las condenas iniciales solicitadas, que alcanzaban hasta trece años para el cabecilla de la organización.
El tabaco de contrabando, que llegaba a España de manera ilegal desde Gibraltar, uno de los puntos calientes de entrada de esta mercancía debido a su régimen fiscal más laxo, era posteriormente distribuido por distintas localidades de Sevilla, como Alcalá de Guadaíra, Utrera y Los Palacios, así como en Ronda, en la provincia de Málaga. La operación fue desmantelada por la Guardia Civil, cuyo Grupo de Investigación Fiscal detectó la existencia de esta organización criminal en 2014, lo que permitió desarticular un complejo entramado con vínculos familiares.
El cabecilla del grupo jugaba un papel fundamental al ser quien gestionaba la entrada del tabaco en España, valiéndose de su pareja, quien lo sustituía en numerosas ocasiones en el control de la mercancía y su almacenamiento inicial en La Línea de la Concepción, utilizada como base logística para estas operaciones. Este enclave resultaba estratégico para el grupo, dado que permitía una rápida y discreta introducción del tabaco desde el Peñón, evitando los controles aduaneros y los correspondientes impuestos.
El modus operandi de la organización consistía en almacenar el tabaco en varios inmuebles de La Línea antes de ser transportado por carretera hacia Sevilla y otras localidades andaluzas. Los vehículos utilizados incluían desde furgonetas como una Citroën Berlingo, hasta camiones de mayor capacidad como un Mercedes. Estos vehículos estaban especialmente adaptados con compartimentos ocultos para esconder el tabaco y evitar ser detectados en controles policiales.
Una vez en destino, la mercancía era recibida por otros miembros del grupo que se encargaban de su distribución. En Alcalá de Guadaíra, por ejemplo, los cigarrillos eran elaborados manualmente por varios de los condenados antes de ser puestos en venta. La infraestructura delictiva no se limitaba a la distribución mayorista, sino que también incluía una rama dedicada al comercio minorista del tabaco, controlada por unos hermanos, hijos de otra de las acusadas. Esta segunda fase de la operación permitía que el tabaco llegara directamente a los consumidores a través de varios locales en Sevilla y Ronda.
El 1 de diciembre de 2014, la Guardia Civil interceptó uno de los camiones de la red cuando iba a descargar en una finca de Los Palacios, lo que desencadenó una serie de registros en propiedades relacionadas con los investigados. En esa operación se intervinieron 4.450 cajetillas de tabaco en el camión y, tras varias inspecciones más, se hallaron un total de 18.735 cajetillas, 27.640 gramos de picadura de tabaco y más de 11 kilos de cigarrillos elaborados. Todo este material tenía un valor estimado de 86.909 euros en el mercado.
La sentencia, emitida por la Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla, también detalla los intentos del líder de la banda por evitar su detención. En marzo de 2015, el cabecilla fue arrestado tras una persecución en la que, al ser sorprendido por las autoridades en una carretera de Cádiz, intentó atropellar a uno de los agentes con su vehículo. Aunque consiguió huir momentáneamente, se refugió en el domicilio de su madre en La Línea, donde fue finalmente capturado. En ese momento, las autoridades encontraron en su coche más de 3.600 cajetillas de tabaco sin precinto y varias más en otras propiedades vinculadas a la organización.
El caso, que se ha alargado durante varios años debido a "dilaciones indebidas" no imputables a los acusados, ha concluido con una condena firme. Además de las penas de prisión, los condenados deberán indemnizar a la Agencia Tributaria con 69.466 euros, correspondiente a los impuestos que no se abonaron por el contrabando de tabaco. El tribunal también ha impuesto una multa adicional de 22.000 euros a los responsables y les ha inhabilitado durante siete años para realizar cualquier actividad relacionada con la venta o distribución de tabaco.
Las diferencias fiscales entre Gibraltar y el resto de España hacen que el tabaco sea considerablemente más barato en el Peñón, lo que incentiva su contrabando a gran escala. Este caso demuestra cómo se aprovechaba esa situación para establecer una red de tráfico que afectaba gravemente a las arcas públicas españolas, con pérdidas de ingresos fiscales por valor de casi 70.000 euros.
Con esta sentencia, se pone fin a una de las operaciones más complejas de contrabando de tabaco desde Gibraltar en los últimos años, en la que participaron numerosas personas vinculadas entre sí y con un fuerte arraigo en el Campo de Gibraltar, especialmente en La Línea. La implicación de varios miembros de la misma familia, así como el nivel de sofisticación de la organización, evidencia el alto grado de planificación y coordinación de estas actividades ilícitas.
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