El Gobierno de Reino Unido intenta calmar el temor a una "frontera dura" en Gibraltar
La secretaria de Estado Anneliese Dodds quita hierro a los controles Schengen iniciados por la Policía Nacional el viernes 11
El conservador Andrew Rosell advierte que si no hay acuerdo con la UE "no habrá ganadores: tanto los españoles como los gibraltareños sufrirán"
Picardo urge a España y la Unión Europea a aceptar propuestas "justas" para un acuerdo post-Brexit "sin concesiones" en Gibraltar
Gibraltar/La bronca política sobre Gibraltar no es exclusiva de España. Un debate en el Parlamento británico este lunes puso de manifiesto las profundas diferencias existentes respecto al Peñón, sobre todo entre el Gobierno del Partido Laborista y la oposición conservadora. La mecha que encendió el debate fue el colapso que la Verja vivió a primera hora del pasado viernes 11, cuando las autoridades gibraltareñas comenzaron a exigir el pasaporte a los trabajadores transfronterizos para comprobarlo y sellarlo, como respuesta a la misma medida tomada por la Policía Nacional española horas antes.
"A todos nos interesa que la frontera entre Gibraltar y España funcione sin problemas", recalcó la nueva secretaria de Estado de Desarrollo, Anneliese Dodds, que achacó el endurecimiento de los controles en el paso fronterizo de La Línea a un "cambio de proceso" que fue "iniciado localmente por un funcionario de fronteras español". "España se ocupó del asunto rápidamente y se reanudaron los trámites fronterizos habituales. Agradecemos al Gobierno de España la continua aplicación de las medidas de transición informales", dijo.
"El Gobierno, en colaboración con el Gobierno de Gibraltar, se ha comprometido a finalizar un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) en relación con Gibraltar lo antes posible. Esto aportaría seguridad a los ciudadanos de la región y garantizaría la prosperidad futura. Seguimos firmes en nuestro apoyo a Gibraltar y solo aceptaremos las condiciones con las que el Gobierno de Gibraltar esté satisfecho. Los controles fronterizos de Schengen al comienzo del sistema de entrada y salida de la UE siempre fueron esperados, y esa es una de las razones por las que estamos trabajando tan duro para alcanzar un acuerdo. El Gobierno sigue trabajando con el Gobierno de Gibraltar para encontrar la mejor manera de mitigar los efectos de las perturbaciones fronterizas en caso de que no sea posible llegar a un acuerdo con la UE", continuó Dodds.
"Esos controles causan miseria en la vida diaria de las personas, socavan el comercio y la economía de Gibraltar y causan inconvenientes a los españoles que dependen de su trabajo en Gibraltar para obtener ingresos"
El conservador Andrew Rosindell aprovechó para arremeter contra los laboristas: "El pueblo de Gibraltar tiene una memoria muy buena. La última vez que el Partido Laborista estuvo en el poder, el Gobierno de Blair intentó llegar a un acuerdo de soberanía conjunta con España a espaldas de los gibraltareños y sin su consentimiento. Se trataba de apaciguar a España y a la Unión Europea, y algunos de nosotros tememos que esta vez pueda ocurrir lo mismo. Aunque la decisión de España de imponer efectivamente una frontera dura el 10 de octubre no se tomó de forma centralizada, el hecho de que se haya tomado esta medida extrema es increíblemente preocupante y es una advertencia de lo que está por venir si no se alcanza un acuerdo bilateral sólido en las próximas semanas".
El tory advirtió del riesgo de que no se firme un tratado sobre el Peñón y acusó a España de poner en peligro el acuerdo. "Si se implanta una frontera dura, no habrá ganadores: tanto los españoles como los gibraltareños sufrirán. El hecho de que, a pesar de ello, España siga utilizando la frontera como arma con el objetivo de ejercer autoridad sobre territorio británico soberano es moral y constitucionalmente reprobable. No puede haber tropas españolas en el Peñón; eso no debe ser negociable. Las autoridades españolas han intimidado al pueblo de Gibraltar durante muchas décadas, y esta última infracción se produce en un momento crítico de las negociaciones sobre el futuro de la frontera, con el nuevo sistema de control de entrada y salida del espacio Schengen en el horizonte", dijo.
Dodds acusó al conservador de "intentar obtener ventajas partidistas" de Gibraltar. "Es inapropiado politizar estos asuntos", le dijo. "Mantenemos nuestro firme apoyo a Gibraltar y el Gobierno del Reino Unido nunca aceptará acuerdos en virtud de los cuales el pueblo de Gibraltar pase a estar bajo la soberanía de otro Estado en contra de sus deseos expresados libre y democráticamente. Nunca entraremos en un proceso de negociaciones de soberanía con el que Gibraltar no esté conforme; ese doble bloqueo está a salvo con este Gobierno y estamos plenamente comprometidos con él", apostilló.
El también conservador Andrew Mitchell, ministro de Exteriores en la sombra, aseguró que "no debería haber necesidad de realizar controles en la frontera entre España y Gibraltar". "Los informes del viernes pasado de que la policía española insistía en realizar controles son alarmantes, y tenemos que llegar al fondo de lo que ocurrió. Esos controles causan miseria en la vida diaria de las personas, socavan el comercio y la economía de Gibraltar y causan inconvenientes a los españoles que dependen de su trabajo en Gibraltar para obtener ingresos", defendió el diputado, para el que "Gibraltar es tan británico como los huevos con bacon".
La secretaria de Estado insistió en que la cesión de la soberanía de las Islas Chagos a Mauricio no puede extrapolarse a Gibraltar. "Es una cuestión muy diferente con una historia muy diferente", dijo. "El Gobierno del Reino Unido está trabajando con el Gobierno de Gibraltar para avanzar en un tratado que proteja la soberanía y la autonomía militar del Reino Unido y que garantice la prosperidad futura de Gibraltar y de la región", manifestó.
Durante el debate, la representante del Gobierno tuvo que oír duras críticas de todos los partidos. También le preguntaron por la presencia de la Policía Nacional en la Roca si desaparece la Verja, primer objetivo del tratado. El demócrata liberal Al Pinkerton aseguró que "el despliegue de agentes fronterizos españoles armados y uniformados en el aeropuerto y los puertos marítimos de Gibraltar" es "una propuesta que los gibraltareños, comprensiblemente, no pueden tolerar". Dodds insistió en la oposición del Ejecutivo británico a la presencia de los agentes. "Aceptaremos únicamente las condiciones con las que el Gobierno de Gibraltar esté conforme en un acuerdo", dijo, y acabó: "El tipo de influencia que ha mencionado nunca sería aceptado por el Gobierno del Reino Unido. Uno de los objetivos de tener un tratado es precisamente eliminar los controles fronterizos entre España y Gibraltar".
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