Miembros del Gobierno de Gibraltar, vecinos y ecologistas denuncian que el rompeolas del Eastside amenaza Catalan Bay y el futuro de su costa

Una visita sobre el terreno revela el impacto visual y medioambiental de la segunda fase del polémico proyecto urbanístico, que contempla un puerto deportivo con un nuevo dique

Los rellenos de Gibraltar alteran la dinámica del litoral de La Línea

La playa de Catalan Bay y, al fondo, los rellenos del Eastside y las Hassan Centenary Terraces.
La playa de Catalan Bay y, al fondo, los rellenos del Eastside y las Hassan Centenary Terraces. / Erasmo Fenoy

Gibraltar/Miembros de la Comisión de Desarrollo y Planificación de Gibraltar (DPC), ministros, técnicos medioambientales y representantes de organizaciones civiles visitaron el pasado martes, 1 de abril, la playa de Catalan Bay (La Caleta) para comprobar de primera mano el impacto que tendría la segunda fase del megaproyecto urbanístico Eastside, cuyo plan contempla un puerto deportivo con 541 amarres, un club náutico, una estación de suministro de combustible y diversas infraestructuras anexas sobre terreno ganado al mar. La construcción incluiría un rompeolas de grandes dimensiones, revestimientos costeros y obras de dragado en la zona este del Peñón.

Aunque el proyecto fue aprobado en la última sesión de la DPC, esta segunda fase quedó supeditada a la visita técnica del martes. Durante el encuentro, los asistentes expresaron una mezcla de inquietud y descontento ante lo que vieron. Además del ministro de Medio Ambiente, John Cortes, también participó Lesley Bruzon, ministro de Relaciones Industriales, Contingencias Civiles y Deportes, quien ya había manifestado su oposición frontal al proyecto. Bruzon recordó que durante la campaña electoral visitó la zona y prometió a los residentes de Catalan Bay que defendería su playa: “Nos invitaron a sus casas y nos aseguraron que el revestimiento costero llegaba demasiado lejos. A juzgar por lo que hemos visto, tenían razón. No puedo apoyar esto tal y como está planteado”, recoge la cadena de televisión local GBC News.

El recorrido incluyó una demostración visual clave: una embarcación se posicionó en el punto exacto donde terminaría el rompeolas proyectado. A medida que los asistentes se desplazaban por la playa, el barco —que funcionaba como marcador flotante— iba desplazándose en el campo de visión, mostrando cómo la estructura bloquearía progresivamente la vista del mar, especialmente desde el extremo sur del arenal. “Lo hemos visto claramente”, insistió Cortes. “Si te sientas en esta esquina de la playa, ya no ves el horizonte. Eso es algo que advertí desde el principio”.

Un proyecto que transforma la costa

El Eastside Project no es una obra menor. Se trata de un desarrollo inmobiliario de lujo que, según denunció en su momento el Gobierno español, vulnera tanto la normativa española como la europea, y representa una “violación de la soberanía e integridad territorial de España”. Más allá del plano político, la obra avanza con materiales procedentes de canteras de la provincia de Málaga (Casares). En esta nueva fase se prevé la instalación de cajones de hormigón armado, construidos en los astilleros de GibDock y transportados por flotación hasta su ubicación final. También se utilizarán bloques de roca para proteger las nuevas infraestructuras y estabilizar el terreno antes de la siguiente etapa de construcción.

Pero la resistencia local crece. Chris Riddell, portavoz de los comités juvenil y senior de Catalan Bay, intervino ante los miembros de la DPC para alertar del impacto potencial que la extensión del rompeolas tendría sobre la playa. "Se van a cargar las playas si no cambian el diseño", advirtió. “Estoy intentando colaborar. Les digo: cambien el ángulo y nos callamos. Pero no destruyan el litoral”.

Uno de los aspectos más debatidos es el riesgo ambiental. Janet Howitt, del Grupo de Seguridad Ambiental (ESG), recordó que además del problema visual, la construcción tendrá consecuencias directas en la calidad del agua y el ecosistema marino. “Hay impactos evidentes”, insistió. “La erosión de la playa, la alteración de las corrientes y la turbidez del agua son problemas que afectarán a todos, residentes y visitantes”.

El proyecto contempla además el uso de arena dragada para la regeneración de las playas afectadas, entre ellas Catalan Bay y Eastern Beach. Sin embargo, el propio ministro Cortes ha advertido de los problemas que plantea esta solución: la arena marina contiene altos niveles de limo que, una vez depositados, se convierten en un “polvo espeso” muy incómodo para los bañistas.

Las casitas de colores de Catalan Bay o La Caleta, como es popularmente conocida en Gibraltar.
Las casitas de colores de Catalan Bay o La Caleta, como es popularmente conocida en Gibraltar. / Erasmo Fenoy

Un punto de inflexión

La jornada concluyó sin una decisión definitiva, pero con el compromiso por parte del promotor —TNG Global— y de los miembros de la DPC de analizar las conclusiones de la visita y emitir valoraciones en los próximos días. La sensación general, sin embargo, fue la de estar ante un momento clave para el futuro de la costa este de Gibraltar.

Desde las asociaciones vecinales hasta los despachos ministeriales, la percepción es clara: el rompeolas que se dibuja en los planos del Eastside Project no es una simple infraestructura. Es una frontera física y simbólica entre dos formas de entender el desarrollo. Una que mira al mar como un espacio a conquistar; otra que lo ve como parte inseparable del alma de Gibraltar.

Y mientras esa decisión se cocina en los despachos, en la playa de Catalan Bay los vecinos siguen mirando al horizonte. Por ahora, aún pueden verlo.

Desde Catalan Bay, una residente de Gibraltar donde se ubicarán los nuevos rellenos en la cara este del Peñón.
Una vecina de Gibraltar protesta en llanito contra los rellenos al mar: "Lo veo muy claro: no to the marina"

Algo similar sucede en las playas de La Línea

Los rellenos que Gibraltar está llevando a cabo en la cara este del Peñón no solo están alterando la línea litoral de la colonia británica, también están afectando a la playa de Levante de La Línea, donde la acumulación de arena junto a la orilla obliga desde hace tiempo a los bañistas a adentrarse varios metros para que el agua les cubra al menos hasta la cintura. Así lo denunció Verdemar-Ecologistas en Acción en el escrito que presentó el pasado diciembre ante la Dirección General de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

“Insistimos: estos rellenos ya están modificando la dinámica del litoral en perjuicio de las playas de La Línea de la Concepción y, si siguen con la ampliación, el impacto será irreversible”, detalla el documento. Verdemar recuerda que los trabajos se desarrollan en una zona incluida en la Red Natura 2000 como Zona Especial de Conservación (ZEC) del Estrecho Oriental y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), por lo que cuentan con un alto valor ecológico. En ella se hallan hábitats naturales de interés comunitario, como bancos de arena y arrecifes, además de especies protegidas como el delfín mular (Tursiops truncatus), la tortuga boba (Caretta caretta) o la marsopa común (Phocoena phocoena).

Los ecologistas acusan a los ministerios de Exteriores e Interior de mostrarse “absolutamente pasivos” ante unos rellenos que, además de invadir aguas españolas, ponen en riesgo un espacio protegido.

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