Diez mil vehículos al día evitarán las colas por el aeropuerto con el nuevo túnel bajo la pista de Gibraltar
Tráfico
La infraestructura, de 350 metros tras pasar por la Verja, forma parte de una nueva carretera de 1,24 km entre Devil’s Tower Road y East Gate
Con una inversión de 27,4 millones de euros y una demora de 15 años, la obra abre nuevas posibilidades de crecimiento al aeródromo
Cada día, 10.000 vehículos atraviesan en uno y otro sentido el paso fronterizo entre La Línea y Gibraltar. Estos coches, camiones y motocicletas los conducen principalmente trabajadores y turistas que desde hace 82 años se ven obligados a detener su camino cuando un avión va a despegar o aterrizar en el aeropuerto que separa las dos poblaciones. En los últimos años, la carretera se cerraba más de 15 veces al día para permitir el despegue y aterrizaje de vuelos. Hasta ahora. En la medianoche del jueves al viernes, el Gobierno gibraltareño abrirá al tráfico un túnel de 350 metros que permitirá situar el tráfico motorizado al margen de la actividad en la pista de aterrizaje y que aspira a mejorar la circulación por uno de los pasos más activos de Europa tras el Brexit.
La infraestructura, además de agilizar el paso por la Verja, abre nuevas posibilidades de crecimiento al aeródromo, cuyo uso compartido reclama -por enésima vez- España durante las negociaciones en la Comisión Europea y Reino Unido para establecer las relaciones del Peñón con su entono tras el Brexit. El Gobierno de Gibraltar ha invertido, según las últimas cifras ofrecidas, alrededor de 24 millones de libras (27,4 millones de euros).
El túnel bajo el aeropuerto será la única entrada regular posible para vehículos, como antes lo era la avenida Winston Churchill, y forma parte de una nueva carretera, de 1,24 km y dos carriles por sentido, que conectará el control fronterizo con España con la Devil’s Tower Road, dando acceso asimismo a la Eastern Beach Road y a la Catalan Road.
El límite de velocidad dentro del túnel puede variar entre 20 y 50 km/h en función del flujo de tráfico, y siempre estará claramente señalizado. Para evitar colapsos, si el tráfico de vehículos en el lado del aeropuerto llega a la salida del túnel, la entrada en el lado de Devil's Tower Road se cerrará temporalmente para permitir que se despeje.
Las cámaras vigiladas por la Sala de Control del Túnel detectarán automáticamente cualquier vehículo que reduzca bruscamente la velocidad o se detenga dentro del túnel. En caso de emergencia, puede dar instrucciones directamente a los usuarios del túnel a través de un sistema de megafonía. Este sistema de megafonía también se hará cargo de las frecuencias de radio dentro del túnel, de modo que los conductores que escuchen la radio recibirán simultáneamente el mensaje a través de los altavoces de su propio coche. Las cajas de emergencia situadas a intervalos dentro del túnel contienen un teléfono de emergencia, que conecta directamente con la Sala de Control del Túnel.
El proyecto incluye un carril paralelo -con acceso mediante una pasarela accesible desde Eastern Beach (Playa de Levante)- para peatones, ciclistas, patinetes de todo tipo y usuarios de vehículos de movilidad reducida, aunque estas personas sí podrán seguir cruzando la pista como hasta ahora.
La nueva vía circunvala el aeropuerto de Gibraltar y el túnel transcurre bajo la cabecera 27 de la pista de vuelos, frente al Parque Princesa Sofía de La Línea.
Además se ha levantado un edificio para albergar el centro de control y explotación de los túneles, así como una zona de depósitos para el almacenamiento, carga y descarga de combustible de aviación, además de un nuevo sistema de aproximación a la cabecera 27 de la pista.
Una vieja aspiración
El túnel bajo el aeropuerto comenzó a ser una idea en agosto de 2002, cuando el Ministerio de Defensa (MoD) británico alertó sobre los peligros a los que se enfrentaba Gibraltar para operaciones de vuelo tras enlazar varios incidentes. Entonces propuso que el tráfico fuera por debajo de la pista.
Las obras comenzaron en 2008 (el contrato original fue firmado en noviembre por el entonces ministro principal, Sir Peter Caruana) y su finalización estaba prevista para 2010. Sin embargo, estuvieron paralizadas varios años, desde el verano de 2011, cuando el Gobierno, descontento con el transcurso de los trabajos, rescindió unilateralmente el contrato con la empresa que lo construía, la española Obrascon Huarte Lain (OHL).
La compañía abrió un litigio en mayo de 2012 cuando lo demandó por la finalización de este contrato y pidió una indemnización 26,5 millones de libras, la mayor reclamación de daños pedida al Gobierno de Gibraltar.
En 2014, el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales falló a favor del Gobierno de Gibraltar al estimar que éste había rescindido correctamente el contrato y condenó a OHL al pago de los costes adicionales en los que incurriría el Gobierno para finalizar el proyecto. La empresa también fue condenada en costas, que sufragó, y después recurrió la sentencia, recurso que fue desestimado por el Tribunal de Apelación en julio de 2015.
Mientras todo esto sucedía en los tribunales, en septiembre de 2014, el Gobierno gibraltareño, liderado ya por Fabián Picardo, anunció la reanudación de los trabajos a cargo de la empresa del Peñón Joinery & Building Services Limited (GJBS).
Se preveía que el juicio para la cuantificación del importe exacto de la indemnización que debía pagar al Gobierno de Gibraltar diera comienzo en 2017, pero antes, en junio de 2016, el Gobierno gibraltareño anunció un nuevo acuerdo con OHL para que completara las obras de construcción.
Convent Place sostuvo que ello evitaría mayores retrasos y que el acuerdo incluía exigir a la constructora la finalización de las obras antes del 30 de noviembre de 2018 y la garantía de que lo ejecutaría con un coste cercano al presupuesto original de 2008. El contrato de finalización especificaba explícitamente que cualquier retraso más allá de la fecha convenida implicaría inmediatamente el pago por parte de OHL de una compensación económica al Gobierno de Gibraltar.
Además, aunque el contrato original establecía un pago de 30 millones de libras esterlinas a OHL por la construcción del túnel de acceso al aeropuerto, el nuevo lo cifraba en un máximo de 24 millones de libras. La reducción del precio compensaría los costes y gastos que el Gobierno de Gibraltar asumió desde la rescisión del contrato, lo que abarcó algunas de las obras llevadas a cabo directamente por la empresa pública GJBS.
Otra empresa española, la cordobesa Refractaris, fue la adjudicataria a finales de 2019 de la obra de protección pasiva contra el fuego del túnel. La instalación protectora es una de las más importantes del conjunto del proyecto. Se han utilizado casi 15.000 m2 de placas de protección contra incendios.
Esta compañía cordobesa ha realizado varias obras en los últimos años, entre otras las del túnel de Churriana en Málaga, con una longitud total de 6,2 kilómetros y la protección y aislamiento en la planta solar de Kaxu Solar One en Sudáfrica.
El túnel está proyectado bajo la norma británica BD78/99 para túneles y puentes, y -según el informe de asistencia técnica- cuenta con el máximo nivel de seguridad en todo su diseño al ser considerado una infraestructura estratégica por su naturaleza (es prácticamente submarino por la proximidad a la costa), su ubicación (bajo la pista del aeropuerto, colindante con instalaciones militares y fronterizo) y su uso (canaliza todo el tráfico de entrada y salida por carretera desde España).
El Gobierno de Gibraltar y el Ministerio de Defensa anunciaron este lunes un Memorando de Entendimiento que permitirá a peatones, ciclistas, usuarios de motocicletas, patinetes –eléctricos o no– y vehículos de discapacitados, seguir cruzando la pista de aterrizaje en la Avenida Winston Churchill. El acuerdo también permite abrir el paso de la pista a los vehículos de los servicios de emergencia en circunstancias excepcionales, previa solicitud.
Satisfacción de Picardo
"Estoy encantado de que esta pieza crítica de la infraestructura de Gibraltar, que llevaba mucho tiempo pendiente, esté finalmente operativa esta semana, más de 14 años después de que se firmara el contrato original", ha explicado el ministro principal, Fabián Picardo. "La larga gestación de este proyecto se ha debido a litigios y disputas en los que el Gobierno de Gibraltar no aceptaba trabajos de calidad inferior que no se ajustaran a las normas británicas, pero era justo que no pagáramos con el dinero de los contribuyentes trabajos que no se ajustaran a las normas acordadas por contrato", ha apostillado. "La insistencia de este Gobierno en que el túnel se termine de acuerdo con los más altos estándares británicos, tal y como se contrató originalmente, significa que el producto final está equipado con elementos de seguridad probados y comprobados que garantizan su adecuación a los requisitos únicos de Gibraltar", ha concluido.
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