Gibraltar delimita una nueva zona de exclusión en aguas en litigio con España para avanzar en su proyecto urbanístico
El Puerto de Gibraltar delimita con boyas una superficie vetada a embarcaciones, afianzando su expansión sobre espacios marítimos que España considera bajo su soberanía
Gibraltar acelera la importación de piedras desde España para sus rellenos en el mar tras las denuncias de los ecologistas ante la Fiscalía y la Junta
Gibraltar/La Autoridad portuaria de Gibraltar ha emitido un comunicado destinado a navegantes y usuarios del mar en el que anuncia la instalación de boyas de señalización y cortinas de sedimentos (barreras verticales colocadas dentro del agua) en la zona de relleno conocida como Eastside. Las boyas amarillas, dotadas de luz intermitente, marcan los límites de un área de exclusión para todos aquellos no implicados directamente en los trabajos, debido al peligro que representan las instalaciones. Esta superficie queda, por tanto, vetada a embarcaciones, paddle surf, kayaks y otras actividades recreativas.
El anuncio, acompañado de un mapa, refleja cómo Gibraltar avanza en la ocupación de un espacio marítimo que España considera bajo su soberanía. En este enclave se desarrolla el polémico proyecto urbanístico que transformará 45.000 metros cuadrados ganados al mar en un puerto deportivo con 400 amarres, un hotel, 1.300 viviendas y una amplia zona comercial. Esta expansión, materializada con rellenos realizados con piedras procedentes de canteras de la provincia de Málaga, plantea un nuevo episodio de tensiones jurídico-políticas entre España y la colonia británica.
Hechos consumados en aguas en litigio
El área afectada, junto a Catalan Beach, se sitúa en un terreno ganado al mar mediante rellenos que Gibraltar ejecuta desde hace décadas. Según el Tratado de Utrecht, firmado por España y Reino Unido, Gibraltar carece de aguas territoriales, pero el gobierno llanito de Fabián Picardo sostiene lo contrario, reivindicando derechos marítimos que son objeto de litigio. Mientras tanto, el enclave se consolida a través de proyectos como el Eastside, que modifica la realidad física con políticas de hechos consumados.
A lo largo del tiempo, Gibraltar ha crecido hacia el interior, luego al oeste y, ahora, hacia el este, en aguas que jurídicamente están protegidas. Los últimos rellenos, ejecutados con casi un centenar de camiones diarios cruzando la Verja desde España, afectan a un área catalogada como Zona de Especial Conservación por la legislación española. Las aguas son ricas en biodiversidad, incluyendo especies protegidas como la patella ferruginea, una lapa en peligro de extinción.
Verdemar Ecologistas en Acción, a través de su portavoz Antonio Muñoz, lleva años denunciando este tipo de actuaciones, señalando que alteran no solo el ecosistema marino, sino también la línea de costa española, con previsibles consecuencias para las playas de La Línea de la Concepción y San Roque, así como para la pesca y el turismo. “Este proyecto no se limita a Gibraltar”, advierten desde la organización. “El impacto trasciende la jurisdicción de la colonia y afectará a kilómetros de litoral español, sin que se hayan realizado los estudios ambientales necesarios”.
El macroproyecto Eastside, valorado en 103 millones de euros, es financiado por TNG Global Foundation, propiedad del banquero vietnamita Tuan Tran.
Con esta nueva delimitación marítima, Gibraltar avanza en su expansión territorial y urbanística sin que la Unión Europea, el Gobierno de España ni la Junta de Andalucía se hayan pronunciado de forma clara al respecto. Las boyas recién instaladas no solo marcan los límites de una zona de exclusión, sino también otro punto de aparente fricción en la compleja relación con el Peñón.
Temas relacionados
No hay comentarios