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Un estudio sitúa las pinturas de los barcos de la Laja Alta en la Baja Edad Media y no en la Prehistoria

Jimena

La morfología de las embarcaciones y algunos trazos sobre roturas en la roca sugieren a los investigadores de la UCA que se trata de galeras pintadas entre los siglos XII y XIV

Pinturas rupestres en la Laja Alta.

Cuando hace ya 44 años, el vecino de Jimena Salvador Corbacho descubrió un sorprendente grupo de barcos pintados en las paredes de un abrigo en la finca de Jateadero, a 27 kilómetros en línea recta del Estrecho de Gibraltar, no sabía que estaba abriendo uno de los capítulos más importantes, pero también más controvertidos, de la historia del Arte Rupestre Esquemático. Desde entonces, la Laja Alta se ha convertido en un referente nacional e internacional de los estudios de la navegación prehistórica. Aunque nunca se ha alcanzado un consenso acerca del origen de las embarcaciones, la mayoría de los trabajos las situaba en la Prehistoria. Sin embargo, una investigación que parte de la Universidad de Cádiz lo sitúa ahora más de cinco mil años después, en la Baja Edad Media. La nueva propuesta da un vuelco a un emblema del Campo de Gibraltar, a un hito del Arte Sureño en su búsqueda de un puesto en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

La investigación nace de los descubrimientos realizados durante años por el Grupo de Estudio de las Formaciones Sociales de la Prehistoria Reciente (Hum 812) que dirige la doctora María Lazarich González. Un miembro de su equipo, Ana María Gomar Barea, elaboró el trabajo de fin de Máster con la nueva propuesta cronocultural y recientemente ha publicado un artículo al respecto en Zephyrus, una prestigiosa revista científica internacional de Prehistoria y Arqueología fundada en 1950.

El artículo explica que “las incógnitas sobre la motivación de su creación”, sumadas a su “excepcionalidad dentro el Arte Rupestre Esquemático”, han llevado a que especialistas en navegación prehistórica “hayan construido diferentes teorías” sobre su existencia. “La rotundidad del contexto hizo que, desde un principio, quedase marcado conceptualmente como yacimiento prehistórico, dificultando cualquier valoración de especialistas fuera de este ámbito” y “sin tener en cuenta las múltiples contradicciones internas en su ejecución y tipología”. Se ha “forzado, en ocasiones” una “interpretación adecuada” a la cronología prehistórica.

A excepción de las propuestas de Aubert (1999) y de Sassoon (1993), que sugieren una cronología fenicio-cartaginesa y romana, respectivamente, se daba por hecho que las pinturas de Laja Alta fueron realizadas en el IV Milenio A.C. Pero, Ana María Gomar defiende que “todos aquellos elementos técnicos que han servido para adjudicar una cronología prehistórica de las naves pueden justificarse y encajar con los conocimientos que tenemos de la tecnología naval medieval”. “Los paralelos iconográficos más afines encontrados en distintas fuentes y soportes se encuentran bien delimitados en la Baja Edad Media. Todo esto nos lleva a poder afirmar que las naves se enmarcan en una horquilla cronológica entre los siglos XII al XIV, pudiendo corresponderse con embarcaciones de la familia tipológica de las galeras. Esta interpretación que proponemos vuelve a plantear un debate que se amplía con los estudios que puedan realizar especialistas de época histórica”, subraya.

Reproducción de una nave de las pinturas prehistóricas de la Laja Alta (Jimena de la Frontera) realizada por Rafael Gómez de Avellaneda Sabio.

La investigación evidencia “trazos con continuidad fuera de costras fosilizadas, sobre roturas de panel que hasta ahora habían pasado desapercibidas” y que tendrían que “hacer reflexionar sobre la antigüedad de estas naves”. Además, expone “datos relevantes sobre algunos motivos del abrigo de Laja Alta que nos sugieren un carácter de imitaciones y de manifestaciones de cronología histórica”. “Además de la existencia de múltiples cuevas con falsificaciones de arte rupestre prehistórico”, el artículo refiere que hay “motivos históricos en las sierras de Cádiz, que atestiguan el uso de los abrigos como soporte de manifestaciones gráficas y epigráficas ejecutadas en las técnicas de grabado y pintura hasta tiempos contemporáneos”.

La labor del equipo de María Lazarich ha llevado a Gomar Barea al convencimiento de que existen “motivos en pigmento rojo que están engrosando este corpus del arte sin ser prehistóricos” como es el caso de los barcos de Laja Alta no serían una excepción. “Conocer las representaciones gráficas prehistóricas de la zona gaditana y sus singularidades con superficialidad solo ha creado más incertidumbre al conocimiento del abrigo de Laja Alta”, manifiesta.

Esto se demuestra con la tesis aceptada de la existencia de una concentración única de grafías navales en la provincia, cuando en realidad existen seis enclaves. Sin embargo, presentan “calcos poco fidedignos” que reflejan “figuras que han sido interpretadas como barcos sin serlo” para respaldar la datación de la Laja Alta.

Según el estudio, el de Jimena se trata de “un acto de expresión espontánea en unas circunstancias concretas” y que la disponibilidad de los pigmentos en la zona determinó a quienes los pintara a hacerlos así, seguramente “animados por la presencia de otras figuras anteriores”.

Cueva de la Laja Alta / Erasmo Fenoy

Las embarcaciones son uno de los motivos más representados en la Historia y, sobre todo, en las épocas medieval y moderna, tanto en España como en Europa y aunque predominan en localizaciones con acceso directo al mar, no es extraño encontrarlos tierra adentro, como la nao realizada en pigmento ocre de la cueva del Esquilo en Moratalla. El arte esquemático es un procedimiento universal y atemporal. “Los paneles de Laja Alta se convierten en un excepcional modelo que nos puede reportar una mejor perspectiva para acrecentar nuestra comprensión de un mundo tan complejo, debido a su universalidad y diacronía, como son las manifestaciones gráficas en contexto rupestre de carácter esquemático prehistóricas e históricas”, añade.

El estudio relata cómo, durante años, las diferentes investigaciones han rechazado la coincidencia de la forma de los barcos de la Laja Alta con los de distintas épocas y civilizaciones hasta que surgió la hipótesis de que eran el resultado de una tecnología autóctona que justificaría su datación Prehistórica. Se observan, sin embargo, “superposiciones, distintas tonalidades de pigmento, presencia de trazos de distinto grosor, variedad en las dimensiones de las figuras y muy diferentes estados de conservación” que apuntan a estilos diferentes de distintas. Hasta una con “semejanza con ejemplos de cruces con peana en iconografía histórica” han encontrado. En cuanto a los barcos, “su disposición en escena, el insólito detallismo en alguna de estas representaciones, el uso de la perspectiva y lo excepcional de su temática son evidencias que los alejan de los restantes motivos del abrigo”.

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