El restaurante bar Cuenca, un emblema de Jimena con 100 años de historia

Ubicado en la salida de Jimena, avenida los Deportes 31, el bar Cuenca, fundado en 1920, es uno de los restaurantes con más historia del Campo de Gibraltar. Cuatro generaciones han llevado el negocio hacia adelante, como recuerda Antonio Cuenca, uno de los familiares a cargo del negocio. El restaurante recibirá este miércoles la Medalla de Oro de Horeca por sus 100 años al servicio del comensal.

La Medalla de Oro de Horeca es la máxima distinción que otorga la federación provincial de hostelería y lo hace "como reconocimiento a un negocio familiar que tras cuatro generaciones, es todo un referente a nivel nacional de la cocina tradicional de la mejor calidad".

El restaurante bar fue fundado por Juan Cuenca. En sus comienzos, el establecimiento estaba situado en la Plaza de la Constitución hasta 1977, cuando cambiaron de ubicación a la entrada del pueblo. El devenir de la guerra llevó a Juan Cuenca a Francia, dejando el negocio en manos de su hijo, Ernesto Cuenca, quien con solo 12 años tuvo que hacerse cargo del negocio. La responsabilidad pasó después a los hijos de Ernesto, Antonio Cuenca y su hermano Celio Cuenca, como los propietarios del establecimiento. Actualmente es el hijo del primero, llamado también Antonio, quien se ocupa de la gestión.

El Cuenca es un negocio que ha pasado por la manos de cuatro generaciones en 100 años de actividad y ha tenido que adaptarse a los tiempos, con muchos cambios a lo largo de su existencia. "Hemos ido evolucionando con arreglo a los tiempos. Cuando mi padre lo tenía eran diferentes las formas de trabajar e incluso las comidas", explica Antonio Cuenca, quien también destaca las diversas modificaciones del local para cuadrar con la estética imperante en cada momento.

Las setas se llevan el papel protagonista en el famoso bar de Jimena, con el boletus o los níscalos, pero también hay sitio para las carnes como el solomillo de cerdo con chantarela. En el inverno, suelen abundar los potajes con setas, sin olvidar las opciones vegetarianas.

"Para nosotros el premio supone un orgullo, un recuerdo para mi padre y mi madre que lucharon desde el principio con cinco hijos en aquella época, trabajando en el negocio", subraya el hostelero.

El establecimiento mantuvo gracias a ese esfuerzo familiar su buena acogida. En la actualidad, explica Cuenca, su buena ubicación y magnífica carta hacen que se acerquen hasta el restaurante muchos turistas que visitan Jimena atraídos por las rutas senderistas que se pueden hacer en los alrededores, la belleza del municipio y también el disfrute de la gastronomía.

Esta generación de los Cuenca ha tenido que hacer frente a una dificultad imprevista, la pandemia de Covid, que ha golpeado a este establecimiento como a toda la hostelería. Cuenca destaca la dificultad que ha supuesto para el negocio poder continuar. "Los meses sin actividad y con cierre obligatorio supusieron un duro ejercicio mental y económico", señala. El premio de Horeca es un incentivo para seguir adelante.