Calle Ramón y Cajal
a través del tiempo memoria gráfica
siglo XX Es la calle mas corta y también de las más antiguas de La Línea. Se llamó del Moral hasta que en 1923 se le puso el nombre del aragonés que había obtenido el Nobel de medicina en 1906
GRACIAS a los trabajos de investigación que realizó Francisco Tornay de nuestras calles linenses nos encontramos con muchos datos de otras de nuestras calles como en este caso la calle Ramón y Cajal, que se encuentra entre la calle Real antes José Antonio y Libertad, y la Plaza del Pintor Cruz Herrera, denominada así desde el año 1922, antes plaza Christou.
Esta calle es la mas corta y también de las mas antiguas de La Línea. En los años 70 aún conservaba su primitiva calzada de adoquines. Apenas penetran los rayos del sol por los edificios de varias plantas que se construyeron, lo que cambió extraordinariamente su fisonomía.
Su primer nombre, que data del año 1870, fue el de calle del Moral, nombre que recibió porque, tal vez, en su lugar, existiría un árbol morera. En el año 1923, y siendo alcalde de la ciudad don José Cayetano Ramírez Galuzo, se le cambió el nombre del Moral por el del ilustre histólogo y escrito aragonés, don Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel en 1906. El nombre que ostenta en nuestros días.
Pero si es cierto que la calle Ramón y Cajal es la mas corta y la que siempre tuvo menos vecinos de La Línea, demostrado por una relación de calles por secciones y números de habitantes, como figura en el acta de la sesión celebrada por la Comisión Municipal Permanente del día 23 de septiembre de 1925, en cambio, por su situación estratégica en el viario antiguo y central de la ciudad, la calle Ramón y Cajal conserva un interesante historial, comercial y social muy ligado a la Plaza del Pintor Cruz Herrera.
En esta calle Ramón y Cajal, existieron dos laboratorios de análisis clínicos, en diferentes épocas; tales como el de don Maximiliano Ramírez González y el de don Ángel Iglesias Vicente. En cuanto a los establecimientos comerciales, se encontraban el Bazar de Rafael Corona, que luego fue el Café ABC, de Diego Manga Pro, y la tienda de coloniales de Sánchez Medina, años más tarde pañería Ciudad de Londres, de los Pérez Alonso.
En la acera de la derecha y entrando por la calle Real, donde se encuentra el banco Santander, antiguamente sede del Banco Hispano Americano, desde 1969 estaba un viejo caserón donde estaba el Café ABC, el cual daba a las dos calles, y que era propiedad de don José Cayetano Ramírez Galuzo. Fue en sus tiempos más antiguos un importante Bazar de Muebles, del conocido comerciante linense Rafael Corona España, como lo confirma el siguiente anuncio aparecido en un periódico local del día 14 de octubre de 1692: "El establecimiento de muebles, camas, lámparas, pintura, ferretería y taller de lampistería, de Rafael Corona, establecido en la calle Real, número 3, se traslada al que fue de Cayetano Ramírez, en la misma calle, número 14, frente a la Pañería de Juan Lozano".
Anos más tarde, desaparecido el Bazar Corona, Diego Mangas Pro estableció en el mismo local un Café al que puso de nombre ABC (antes inglés). Posteriormente, por el año 1924, este mismo establecimiento de bebidas fue traspasado a Juan Alcoba, dueño del café del mismo nombre establecido en la Explanada, siendo su encargado Paco Alcoba, sobrino del primero. El ABC desapareció a finales del año 50, pasando su amplio local a servir de almacén de cerveza de La Cruz Del Campo, de don José Molina González.
Por los años en que existía el ABC en la parte final de su edificio, junto al chalet de don Maximiliano, su hermano, don Rogelio Ramírez, cultísimo linense aficionado a las letras y a las Artes, estableció un estudio fotográfico llamado Foto Arte. También, lindando con el ABC, pero por la calle Real, teníamos la casita baja de dos plantas, con balcones que se podían tocar con las manos, donde vivió muchos años don José Cayetano Ramírez que, juntamente con aquel, fue derribado en el año 1968, para edificar el edificio en cuya planta baja se encontraba el Banco Hispano Americano. En aquel edificio estuvo, entre los años 1949-51, la Gestoría de Molina Aldana, así como la Agencia de Apuestas Mutuas (Quinielas) que, por cierto, en aquellos años se publicaban los resultados con un comentario del doctor Manuel Burgos, escrito con tiza en dos grandes paneles que se colocaban en los balcones del citado edificio.
Igualmente, y por los años 20, en esta misma casa se estableció el Ateneo Médico Linense, el cual, al no lograr los propósitos que animaron a sus fundadores como centro de divulgación cultural, desapareció a los pocos meses de su fundación.
Siguiendo en esta misma acera de la calle Ramón y Cajal tenemos el original chalet que construyera don Maximiliano Ramírez, al parecer en el año 1918. En este mismo lugar existió por el año 1899 la Escuela Pública San Enrique, que dirigía el profesor don Manuel Orellana Martínez.
Don Maximiliano se construyó esta chalet con dos finalidades, para vivir en él y para instalar su laboratorio particular de Análisis Clínicos, que en su especialidad del tratamiento antirrábico, servicio de medicina preventiva que tenía concertado con el Ayuntamiento, para atender cuantos casos de rabia se produjeran en La Línea.
Esto duró hasta que se creo el Laboratorio Municipal en los Jardines de Saccone, a cuyo frente, como era natural, se puso el doctor Maximiliano Ramírez y como subdirector estaba el profesor veterinario Manuel Parra Capote, que también fue inspector regional de Sanidad Veterinaria.
Otro edificio de esta calle es el situado ya bien dentro de la Plaza de Cruz Herrera, construido en el año 1923 por don José Trujillo Valdivia, dueño de la ferretería instalada en la calle Real. En este edificio se estableció, durante el directorio del general Primo de Rivera, la Delegación Gubernativa de La Línea, que dirigía el capitán de ingenieros don Ricardo Pérez y Pérez de Ulate.
En la acera de enfrente, y comenzando también por la entrada de la calle Real, en la esquina donde se encontraba el establecimiento de efectos deportivos y juguetería Rumagas, edificio que era propiedad de los herederos de Martín Serrano, existía por el año 1902, un comercio de coloniales de Sánchez Medina.
En aquel tiempo, todavía de una sola planta, pertenecía a la familia de don Fernando González Marrero, que fuera alcalde de La Línea. Después del establecimiento de coloniales, y por el año 1918, se instaló la pañería La Ciudad de Londres, fundada por los Pérez y Alonso y que desapareció en el año 1973.
En esta misma propiedad de la familia Martín Serrano, y en la misma esquina donde se encontraba el moderno bar llamado El Molino, estuvo anteriormente, la sastrería de Ramón, que luego continuó su sobrino José Moreno Alonso. Encima de esta sastrería estuvieron establecidos durante los años 1 961 al 1966, los locales de la Agrupación Fotográfica Artística Linense (AFAL). Y ya, en la rinconada que forma esta calle con la plaza, teníamos un pequeño edificio de dos plantas que, por cierto, antes tenía una marquesina de chapas metálicas. En este edificio tuvo sus oficinas la empresa Construcciones José Mata Aguilar. Se conoció por la década de los años 10 una especie de agencia de transporte, de una tal Pepa la Osaria, que se dedicaba al servicio de recadero entre Algeciras y La Línea. Luego desaparecida, en su planta baja se estableció una tienda de comestibles de un carabinero retirado, conocido por El barbita. Siendo, finalmente también, este local el Laboratorio de Análisis Clínicos del doctor don Ángel Iglesias Vicente, que fuera director médico del Dispensario Antivenéreo establecido por los años 20 en la esquina de la calle San José y Alba.
Ya mas recientemente, por los años 70, aparte de esos comercios y entidades que se han citado, también hay que mencionar la Boutique de la Piel, y la agencia de la Propiedad Inmobiliaria de Domingo Molina Aldana.
Esta pequeña calle de Ramón y Cajal. que hoy, como ayer, ha conocido muy pocos locales comerciales y poquísimos habitantes, aunque sus primeros antecedentes estén íntimamente relacionados con el primitivo Mercado de Abastos al aire libre que existiera antes del año 1882, por eso a la Plaza de Cruz Herrera le llaman Vieja, hasta que se inauguró en la citada fecha el nuevo Mercado de Abastos.
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