Mario de América
ENCICLOPEDIA DE LA LÍNEA | PERSONAJES ILUSTRES, FAMOSOS Y POPULARES (CXXXI)
El autor recuerda la trayectoria del guitarrista linense que actuó en los mejores teatros de Europa
La Línea/La Enciclopedia de La Línea recoge en el tomo III las biografías de 329 personajes linenses o muy vinculados a la ciudad. Están representados casi todos los estamentos y profesionales. Contiene historias de literatos, pintores, docentes, sacerdotes, médicos, cantaores, cantantes, bailaores, compositores, músicos y toreros, además de psicológicos, locutores, deportistas y actores.
Mario Sosa Luque, Mario de América (guitarrista)
Nació en La Línea el 9 de enero de 1949, en la calle Vista Alegre. Comenzó tocando la armónica, llegando a ganar un primer premio, en Radio Juventud, en los años 60. Luego aprendió a tocar la bandurria, pero después de algunos que otros instrumentos, llegó a la conclusión de que la guitarra era el instrumento musical que más le gustaba. Con 14 años comenzó a aprender a tocar la guitarra con el profesor D. Andrés Muñoz Navarro, profesor igualmente de Quino Román. Mario, compaginaba las clases de guitarra y actuaciones por la comarca del Campo de Gibraltar, con su trabajo de barman en el bar de La Campana, muy famoso por aquel entonces en La Línea de la Concepción.
Así mismo, también estuvo trabajando en un estudio fotográfico en La Línea, en la calle San Pablo, Foto Ziur, donde aprendió la fotografía, hasta que los dueños se afincaron en Madrid y cerraron el estudio de La Línea. A partir de esos momentos, estuvo trabajando en un Hotel en la Costa Sol, compaginando el trabajo con actuaciones primero en Casa Maleni y después en Los Tarantos de Marbella. Cuando consiguió algo de dinero trasladó su residencia a Madrid.
En la capital estuvo dos años, visitó a los dueños del estudio fotográfico de La Línea, que lo acogieron como si fuera su propio hijo. Mario, por la mañana, estuvo perfeccionando su maestría con la guitarra, donde se preparó bien para el acompañamiento al baile y al cante. Por la tarde, ayudaba en el estudio fotográfico. Estando en Madrid, se sacó el carnet profesional de artista, muy valorado por aquel entonces, ya que no se lo daban a cualquiera, incluso había que examinarse delante de un jurado. Después de su paso por Madrid, Mario se fue a trabajar con su guitarra al tablao El Jaleo de Torremolinos (Málaga). Allí estuvo junto a los Montollitas, El Lebrijano, El Brillantinas, Mano Limón, El Carrete, Mariquilla, Antonio Soleras, Emilio Ruiz, Joselete y muchos más. Tras unos meses, trabajó en Algeciras, en el tablao de Pepe Berrenchina, junto a Quino Román, El Trío de La Caba, Antonio de Córdoba, Churrurú de Cádiz, Fina la Cordobesita, y otros. Con su guitarra a cuesta, Mario, se incorpora al grupo carnavalesco linense, que por aquel entonces estaba recorriendo con sus actuaciones toda España Los Dandys Gaditanos, hasta que le llego el momento de incorporarse a filas, para hacer la mili. Terminado el servicio militar se vuelve a las salas de fiestas y hoteles de Torremolinos, hasta que, coincide que Los Dandys Gaditanos pasan una semana de descaso en el pueblo, y vuelve a incorporarse al grupo.
Con los Dandys Gaditanos, trabaja en los mejores teatros de toda España, en la capital, Madrid, en el Teatro Price, en El Cisne Negro, en El Your Club, de la Gran Vía, en el Palacio de Deportes, en el Teatro Calderón y muchos más. Con los Dandys estuvo hasta el año 1971, que decide marchar a Bruselas (Bélgica). Nada más llegar comenzó con contratos, en aquellos años había mucho trabajo. A los tres meses le salió un contrato para Italia, que la recorrió entera con grandes actuaciones en magníficos teatros, durante dos meses.
Volvió a Bruselas, donde actuó durante 15 años. No le faltó el trabajo, hasta que se dedicó a realizar galas con su compañero Emilio Salazar, el mejor bailaor flamenco en la emigración. Organizó junto a éste el grupo Los Mibrales, compuesto por 5 personas, recorriendo toda Europa (Francia, Rusia, Londres, Bélgica, Alemania, Holanda, Mónaco, etc.); así pasaron 34 años. Después de todo lo anterior, ante la crisis económica, y de vuelta a La Línea de la Concepción, ha tenido que recurrir a organizar un grupo musical de ambiente rumbero y de sevillanas, Los Romanceros con Ángel y El Cumbia. Con 62 años, comenta Mario, “antes me comía la guitarra, ahora me come la guitarra a mi”. Ha actuado en los mejores teatros de toda Europa.
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