La Guardia Civil en La Línea de la Concepción (XLII)
CLXXV Aniversario Fundación Guardia Civil (1844-2019)
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Esta entrega está dedicada al Puesto de Torrenueva (1940-1970)
La costa de La Línea de la Concepción ha sido testigo, a lo largo de los tiempos, de innumerables vicisitudes protagonizadas por naufragios, ataques de piratas y alijos de contrabando. Respecto a estos últimos la fuente principal de sus males procedía de la colonia británica de Gibraltar, lo cual obligaba a que se terminara por diseñar un vasto despliegue de pequeños acuartelamientos y puestos del Cuerpo de Carabineros a lo largo y ancho de su término municipal.
Uno de ellos, situado en primera línea de playa era el de Torrenueva, cuya denominación se debía a que en esa franja de costa mediterránea se levantaba una atalaya o almenara que formaba parte de una línea de torres de vigilancia costera durante el siglo XVI para hacer frente a las incursiones de los piratas berberiscos.
La casa-cuartel se construyó sobre lo que fue el antiguo cuerpo de guardia de dicha torre, situada a sus espaldas. El acuartelamiento no existe actualmente, como la mayoría de los antiguos procedentes de Carabineros que también terminaron por ser demolidos, siendo un solar junto a la citada almenara que todavía se mantiene en pie, si bien muy deteriorada y lamentablemente en estado de ruina progresiva.
Sus orígenes como puesto de Carabineros datan casi desde los tiempos fundacionales del Cuerpo y ya en el plano levantado en 1862 por el teniente coronel de Ingenieros del Ejército Luis Juarez de Negrón y Fernández de Córdova, citado en capítulos anteriores, aparece reseñada su ubicación.
En el Escalafón General del Cuerpo de Carabineros, editado en 1936 por el brigada Eusebio Fernández Chimeno, se hacía constar que dicho puesto tenía encomendada la vigilancia de una playa en despoblado que tenía una extensión de 3.600 metros lineales. Confinaba por levante con Punta Mala, límite de demarcación con el puesto de Carboneras, y por poniente con el Cachón de la Atunara, límite de demarcación con el puesto de Atunara. Para llegar hasta el pequeño acuartelamiento, insuficiente para alojar a su plantilla, había un camino de herradura, considerándose esteril el terreno de su entorno.
La vigilancia se hacía a pie, normalmente por parejas, establecidas en varias postas a lo largo de la playa, separadas como mínimo unos trescientos metros y no superior a los quinientos entre sí. La duración del servicio solía oscilar diariamente entre un mínimo de ocho horas y un máximo de doce. Eran tiempos en los que se carecía de medio de transmisión alguno y no había más opción de dar la alarma al resto de postas que los disparos de sus carabinas mauser. En aquella época no había prácticamente posibilidad de descanso semanal y las vacaciones anuales que podían ser disfrutadas en cualquier mes del año para no perjudicar el servicio, es decir, no eran estivales, no superaban los quince días. Vida muy dura la de aquellos carabineros.
La plantilla estaba compuesta por un sargento, un cabo, un carabinero de 1ª clase y once de 2ª clase. La mayoría tenía que alojarse de alquiler en viviendas particulares, utilizándose prácticamente la pequeña casa-cuartel como oficina y lugar donde realizar el sorteo del servicio.
Estaba entonces encuadrado junto al puesto de Atunara en la 2ª Sección de Atunara, perteneciente a la 1ª Compañía de La Línea de La Concepción, cuya cabecera, con su capitán al frente, estaba también ubicada en la barriada de dicho nombre. Los otros puestos de dicha compañía eran los de Carboneras y Guadalquitón, dependientes de la 1ª Sección de Carboneras y perteneciente todo ello a la 10ª Comandancia de Carabineros de Algeciras.
Al entrar en vigor la ley de 15 de marzo de 1940 y ser absorbido el Cuerpo de Carabineros por el de la Guardia Civil, el puesto de Torrenueva no fue de los que se fueron suprimiendo en los primeros años sino que la Guardia Civil lo mantendría durante casi tres décadas más. Concretamente hasta el 30 de junio de 1970, que tras una reorganización de la 262ª Comandancia de Algeciras, dispuesta el día 9 de ese mismo mes, pasó su plantilla y demarcación a incrementar la del puesto de La Atunara.
La casa-cuartel, que era propiedad del Estado, se encontraba en una situación bastante regular de habitabilidad, careciendo de suministro general de agua y electricidad así como de línea telefónica, habida cuenta la distancia de despoblado que existía respecto al núcleo urbano más cercano que era el de La Atunara. El acuartelamiento, que albergaba un único y pequeño pabellón de la categoría de tropa, además de unas dependencias para su uso como oficinas, era una edificación que carecía también de cochera y de cuadra. Ocupaba apenas 134 metros cuadrados levantados sobre una parcela que no llegaba a los 1.400.
Al inicio de 1965 el comandante de puesto de Torrenueva era el cabo Enrique Olivares Ventura, estando su fuerza integrada por los guardias civiles de 2ª clase Antonio Rubio Jerez, Manuel Rodríguez Martín, Juan Aparicio Rosado, Jorge Barroso Barrera, Francisco Bravo Gordillo, Antono Camacho Samaniego, Jesús RojoMorales, Manuel Márquez Calvente, Manuel Romero González, José Fernández Mejías y Pedro Torrecillas Ruiz, cuya fotografía de conjunto ilustra este artículo.
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