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La Guardia Civil en La Línea (XXXVIII)

CLXXV Aniversario de la Fundación de la Guardia Civil (1844-2019)

El coronel Jesús Núñez repasa los 175 años de presencia ininterrumpida de la Benemérita en la ciudad

Esta entrega está dedicada al final de la “alambrada” española

Escrito de la Guardia Civil autorizando instalación de alambrada en el “boquete” de Levante (1969).
Jesús Núñez - Coronel de la Guardia Civil y doctor en Historia

04 de noviembre 2019 - 06:00

Cuando el 8 de junio de 1969 se procedió por el gobierno de España a decretar el cierre de la “Verja” británica, fue necesario reorganizar el despliegue y servicio de resguardo fiscal que prestaba la Guardia Civil, tanto a lo largo de la misma como en lo que hasta ese momento había sido el punto aduanero habilitado para el paso de personas, vehículos y mercancías.

Dado que ya no había tránsito alguno, los guardias civiles que prestaban servicio en la aduana fueron dedicados a reforzar la vigilancia sobre toda la “Verja” y sus dos extremos marítimos, situados en los denominados “boquetes” de Levante y de Poniente.

En esa fecha existían frente a la “Verja” un total de cuatro garitas de muy reciente construcción. Todas ellas eran de mampostería y tenían unas dimensiones de 2’50 metros de largo por 1’50 metros de ancho, con una superficie de 3’75 metros cuadrados. Tres de ellas fueron sufragadas con cargo a los presupuestos de la Administración de Aduanas y entregadas a la Guardia Civil el 26 de junio de 1968. Una estaba situada en el mismo “boquete” de Levante, otra a unos 500 metros de la anterior en dirección Poniente, y la tercera en el “boquete de Poniente”. La cuarta garita, ubicada a unos 250 metros del “boquete” de Levante, fue construida por personal del puesto de Punto Avanzado, entrando en servicio el 12 de diciembre de 1968.

Apenas transcurridos cuatro meses del cierre de la “Verja”, concretamente el 25 de octubre de 1969, se inició en la misma playa de Levante la construcción de una quinta garita, de análogas dimensiones a las anteriores y con cargo a presupuestos de la Guardia Civil. También se instaló una farola para mejor vigilancia nocturna del servicio. Finalizó la obra en tan sólo seis días siendo su coste total de 22.350 pesetas.

La razón de ello fue la necesidad de fortalecer la vigilancia en la zona tradicionalmente más vulnerable de la “Verja”, tanto para la entrada de géneros de contrabando, principalmente tabaco, procedente de la colonia británica, como del paso clandestino de personas hacia un lado u otro de aquella. De hecho, con fecha 25 de noviembre de 1969 fue autorizada la instalación de 475 metros de alambrada en el mentado “boquete” de Levante.

Por lo tanto, para evitar tales actividades ilícitas existía entonces un dispositivo permanente de vigilancia a lo largo de toda la “Verja”, establecido desde esas cinco garitas y apoyado por patrullas móviles de la Guardia Civil.

Éstas se realizaban a pie por carecer el puesto de Punto Avanzado de un vehículo oficial, debiendo vigilar además la zona comprendida entre la antigua “alambrada“ española y la todavía existente en ese momento que databa de principios de los años 40 del siglo XX. Es decir, la ciudad deportiva, el parque municipal y la zona residencial de viviendas que había entre ambas se vigilaban por parejas de servicio a pie. Ello terminó motivando que con fecha 20 de noviembre de 1969, el capitán José Docampo Salinas, jefe de la 1ª Compañía de la Guardia Civil de La Línea de la Concepción, elevara motivada propuesta de adjudicación de “un coche Land-Rover”, el cual le terminaría siendo facilitado.

Otra cuestión importante de resolver era la transmisión inmediata por los guardias civiles que estaban de servicio en las garitas, de cualquier novedad que se produjera. En aquella época los medios portátiles de transmisiones utilizados eran muy escasos y tenían una reducida autonomía, lo cual obligaba a la constante recarga de sus baterías, amén de su escaso alcance. También estaba el problema de que las comunicaciones radiotelefónicas pudieran ser interceptadas, bien por los británicos o por terceras personas vinculadas al contrabando u otras ilícitas. Para evitar todo ello se instaló inicialmente una precaria red telefónica militar entre todas las garitas y el puesto de Punto Avanzado, no dando el resultado deseado por las numerosas averías que se producían.

Por tal motivo, y a propuesta inicial del teniente coronel Manuel Lafuente Martín, jefe de la 262ª Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras, el gobernador militar del Campo de Gibraltar, general de división Ángel Ruiz Martín, remitió carta fechada el 8 de septiembre de 1971 al teniente general Luis Díaz-Alegría Gutiérrez, director general del Cuerpo. En ella se interesaba por una mejor dotación del servicio telefónico en las garitas ubicadas en la “Zona Especial de Vigilancia Fiscal”, es decir, en la que prestaba servicio la Guardia Civil frente a la “Verja”.

El 16 de octubre siguiente le contestaba que, “como consecuencia de las gestiones realizadas en la Jefatura de Transmisiones del Ejército, para conseguir material de idénticas características al empleado en el Ejército, me informan que darán orden a la Sección de Transmisiones, destacada en ese Campo, para llevar a efecto su instalación con el material reglamentario”.

Su contenido, que era de gran interés, fue adelantado en carta fechada el 22 de octubre, por el jefe de estado mayor del gobierno militar del Campo de Gibraltar, teniente coronel Pascual Mainar Lafont, al teniente coronel Lafuente, “como resultado de la gestión efectuada por este Gobierno sobre instalaciones de teléfonos y mantenimiento de los mismos, en el Puesto avanzado de la Zona Especial de Vigilancia Fiscal de esa Comandancia, en La Línea de la Concepción”. Todo lo cual sería a su vez remitido una semana más tarde, desde la jefatura de la Comandancia, al capitán Docampo, del que dependía dicho puesto.

La comunicación oficial se recibiría en la Comandancia de Algeciras el 3 de diciembre siguiente, tras ser trasladada sucesivamente por la Jefatura de Transmisiones de la Dirección General de la Guardia Civil, la Jefatura de la 2ª Zona (Sevilla) y la Jefatura del 26º Tercio (Cádiz): “como consecuencia de la petición de material telefónico por parte del Excmo. Señor General Gobernador Militar del Campo de Gibraltar para la red de garitas, que utiliza la fuerza del Cuerpo en la zona de Vigilancia Fiscal (demarcación de la 262ª Comandancia), se ha estimado por parte del Excmo. Señor General Jefe de Transmisiones del Ejército, la conveniencia de integrar dicha red telefónica en la general militar del Campo de Gibraltar, pasando a depender su entretenimiento de la Sección de Transmisiones Regional del Ejército, allí destacada”.

El mismo día que comenzaban las obras de la quinta garita, 25 de octubre de 1969, se disponía por órdenes emanadas de la superioridad que la fuerza del puesto de Punto Avanzado dejase de prestar servicio en la que hasta entonces había sido una de sus principales responsabilidades: la “alambrada” española. A partir de entonces no sólo cesó la vigilancia física sobre la misma sino que no se realizó mantenimiento ni reparación alguna.

Dos semanas antes, desde la jefatura de la Comandancia se había dispuesto que plantilla de ese puesto quedara constituida por 4 suboficiales, 5 cabos y 43 guardias civiles. Las matronas al no ser ya necesarias se enviaron al puerto de Algeciras.

La “alambrada” española hace ya medio siglo pasó a ser historia, quedando sólo la “Verja” británica sobre territorio español...

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