La casa de la esperanza
Un día en Nuevo Hogar Betania
Nuevo Hogar Betania desarrolla en La Línea 23 programas y ofrece atención a colectivos como las personas sin hogar y víctimas de trata
Su directora, Begoña Arana, recibió esta semana el Premio Social de la Fundación Princesa de Girona
Los Barrios/El reloj roza la una. Yolanda y Job han preparado desde primera hora de la mañana 200 litros de pescado en blanco y un centenar de flamenquines. El olor del caldo de merluza recién hecho inunda el comedor de Nuevo Hogar Betania, en La Línea. Mientras, en la puerta, una treintena de personas espera su turno para entrar a recoger la comida con la que almorzarán ellos y sus familias. Las ráfagas de viento frío en la calle Gibraltar anticipan la llegada del invierno.
Con puntualidad, Yolanda comienza a volcar cazos en las fiambreras que deposita con mimo en las bolsas de rafia que le han dejado momentos antes. Es viernes y en cada bolsa también se introducen unas latas de atún, pan de molde, unos donuts y un brick de zumo para el fin de semana, entre otros productos. En alguna también se deposita una caja de papilla para bebés.
Otra parte del guiso será servido más tarde en el comedor a los residentes en el albergue social y también a domicilio para personas mayores con pocos recursos y sin posibilidad de desplazarse al centro. En total, con la gigantesca olla calmarán su hambre más de 250 personas.
El reparto del almuerzo es una de las múltiples tareas que se llevan a cabo a diario en Nuevo Hogar Betania, una asociación sin ánimo de lucro creada para atender a cualquier persona que se encuentre en situación de exclusión social. Gente sin hogar, reclusos y exreclusos, migrantes, mujeres víctimas de trata de seres humanos, familias o mayores con pocos ingresos son algunos de los perfiles a los que Nuevo Hogar Betania asiste de forma personalizada, con programas encaminados a promover su reinserción social además de atender las necesidades más básicas.
Al frente de Nuevo Hogar Betania se encuentra la joven linense Begoña Arana (1985), quien se define como una “activista social” y que puso en marcha la entidad refundándola desde cero.
Hogar Betania nació en los años 90 como un albergue social gestionado por las Hermanas de la Caridad. En 2009, Cáritas tomó el relevo y convirtió la entidad en un centro residencial para personas sin hogar hasta que, en 2012, cesó su actividad por los recortes presupuestarios de la Junta que lo sostenían. “Ese mismo día que desmontan Hogar Betania, decido emprender un camino revolucionario, activo. Como una activista social, que es lo que me considero. Porque aunque el recurso cerró, la necesidad seguía ahí”, explica Arana, quien fue directora de Cáritas diocesana de Cádiz en La Línea de 2009 a 2010.
Con apenas nada pero llena de ilusión –“movida por un sueño”– Arana logró reunir la contribución de empresarios y personas de la comarca y Gibraltar para poner en pie la entidad. Hoy, Begoña Arana dirige una organización que tiene 23 proyectos en marcha para atender todos los perfiles de la exclusión social. Las instalaciones en las que prestan la asistencia fueron cedidas por el Ayuntamiento y rehabilitadas gracias a donaciones de particulares y empresas.
Arana, diplomada en Trabajo Social y licenciada en Criminología y Seguridad Pública por la Universidad de Cádiz, recogió el pasado lunes en Barcelona el Premio Social de la Fundación Princesa de Girona por esta labor.
Se lo entregó la princesa Leonor de Borbón junto a sus padres, sus majestades Felipe VIy doña Letizia en una gala celebrada bajo el lema “referentes”. “Fue muy emocionante e inspirador escuchar al Rey hablar así de la labor que realizamos. Somos una entidad que trabaja con cohesión, aprendizaje, profesionalidad y entrega para atender a las personas. Es un trabajo duro, con una gran carga emocional, en una zona, la frontera sur, donde hay mucha necesidad”, explica Arana.
El premio Princesa de Girona ha dado una proyección nacional a la labor que Nuevo Hogar Betania desarrolla desde La Línea. También le ha abierto puertas para impartir clases en un curso de experto universitario de la Universidad de Cádiz y próximamente escribirá un libro. “Es un premio personal, pero obviamente entra en impacto toda la entidad. La repercusión, ya me avisaron que iba a ser mucha, se está ya produciendo. Es increíble la cantidad de personas que se han interesado por nuestra labor y están dispuestos a contribuir con mecenazgo. Que han venido hasta nosotros y que en otras circunstancias serían inalcanzables”, reconoce la directora.
Los programas
En una sala presidida por un mural que recrea la playa de Levante y el Peñón de Gibraltar, Begoña Arana despacha con su equipo. En Nuevo Hogar Betania trabajan actualmente 22 personas para atender una veintena de programas, entre los que destacan los centrados en la atención a mujeres víctimas de la trata y violencia de género, dos colectivos en los que son entidad especializada y reconocida por la administración. También en la atención a personas mayores o con discapacidad e incluso clases de refuerzo para escolares de familias sin posibilidades económicas, además del albergue para personas sin hogar. El de Nuevo Hogar Betania es el único albergue social de todo el Campo de Gibraltar. “Estamos en una zona que tiene al lado a Sotogrande y donde, sin embargo, hay mucha necesidad, donde muchas familias lo pasan mal. Ni de lejos hemos salido de la crisis”, reflexiona Arana.
En noviembre, la plantilla crecerá hasta el medio centenar de personas gracias a programas y subvenciones de entidades como el Fondo Social Europeo que contribuirán a redoblar esfuerzos. “La actividad de Nuevo Hogar Betania cuenta con el aval de numerosas entidades públicas. Es muy gratificante ver la valoración que de nuestros programas dan las entidades públicas. Aquí trabajamos con dedicación y rigurosidad”, explica la directora.
El comedor social es uno de los recursos de Nuevo Hogar Betania con mayor número de usuarios. Puesto en marcha en 2013, proporciona a diario al colectivo que previamente ha sido evaluado un almuerzo y una cena además de la posibilidad de lavar la ropa o recibir productos de aseo y ducha. Durante 2018 atendió a 1.098 personas con el reparto de 198.586 menús, 39.528 entregas de alimentos o el reparto de ropa para 527 beneficiarios. A la par, quienes son atendidos en esta vertiente de la entidad reciben atención social para detectar otras posibles necesidades.
Por el albergue, con una docena de dormitorios, pasaron 688 personas el año pasado quienes además fueron beneficiarios de programas conducentes a mejorar su situación. El albergue supone el primer recurso para tratar de normalizar su situación. Los usuarios pueden estar hasta un año, durante el cual reciben atención social y psicológica para que logren lo antes posible normalizar su situación.
“Tenemos siempre una perspectiva de trabajo focalizada en el empleo como una de las vías para que las personas que atendemos dejen de estar en una situación de exclusión. La exclusión social tiene muchas caras y tratamos de atenderlas todas”, apostilla Arana.
Nuevo Hogar Betania cuenta con personal especializado en la atención a mujeres que ejercen la prostitución, con 27 mujeres atendidas el año pasado, y también para quienes han sido víctimas de las redes del tráfico de personas. Ofrecen protección para ellas y sus hijos en el albergue o en una vivienda tutelada que tienen en la ciudad.
Fuera de sus dependencias, Nuevo Hogar Betania cuenta con programas en las cuatro barriadas que forman parte de las zonas necesitadas de transformación social de La Línea. El pasado año atendió a 1.641 personas entre Los Junquillos, La Colonia, Mirasierra, La Atunara o San Bernardo y Sacra, entre otras barriadas.
Y durante la temporada estival, Nuevo Hogar Betania desarrolla una escuela de verano para que los niños de las barriadas más vulnerables puedan tener la continuidad en el acceso a la alimentación que reciben en el comedor de sus centros educativos, con unos 75 usuarios. Los monitores aprovechan las mañanas lúdicas para reforzar conceptos como el respeto mutuo, las habilidades sociales o los juegos no sexistas.
Nuevo Hogar Betania llega igualmente al colectivo de personas con discapacidad, a los que se les ofrece apoyo para vencer situaciones de exclusión laboral o social. Y para el conjunto de la sociedad, el proyecto de prevención de la exclusión social específico para este colectivo tuvo 741 usuarios el año pasado, en su mayoría estudiantes, que recibieron formación para el conocimiento de la discapacidad.
Mientras se celebra la reunión, suena el timbre y una mujer llega con varias bolsas de ropa que recoge uno de los voluntarios que atiende la conserjería de la residencia. “Aceptamos toda clase de donaciones. Desde las económicas a comida, juguetes o simplemente la labor voluntaria”, apostilla Arana.
Cualquier persona que también desee colaborar con Nuevo Hogar Betania puede ofrecer parte de su tiempo. Los técnicos evaluarán a qué programa pueden contribuir y de qué forma tras una entrevista personalizada.
El timbre de la puerta suena constantemente. Quienes entran traen consigo una historia marcada en demasiadas ocasiones por el dolor y circunstancias duras mientras que al otro lado encuentran el apoyo necesario para que la etapa sea superada lo antes posible. Una energía positiva que se ejemplifica en una palabra escrita en la fachada: esperanza.
También te puede interesar
Lo último
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia