Hoteles antiguos

EnciclopediadelaLÍNEA

TOMO VIIIEl octavo volumen de la Enciclopedia de La Línea está dedicado al turismo y la gastronomía de la ciudad. Uno de sus capítulos recoge la historia de los hoteles antiguos

Vista del Hotel Príncipe Alfonso.
Vista del Hotel Príncipe Alfonso. / E. S.
Miguel Del Manzano Pratts

30 de julio 2017 - 02:09

Hasta los años cuarenta del pasado siglo XX, la actividad hotelera en La Línea de la Concepción fue bastante modesta; tanto es así, que muchos visitantes de cierta posición económica o social recurrían a los hoteles de Gibraltar o Algeciras en busca del confort que aquí no podíamos ofrecerles. Nuestros hoteles eran realmente modestos. Sus clientes, funcionarios solteros, viajantes de comercio, artistas no consagrados que actuaban en las numerosas salas que funcionaban en nuestra ciudad, etc. Podemos recordar de aquellos tiempos el más acreditado de todos ellos por su antigüedad y el buen trato que en él recibían sus clientes, el Hotel Iberia, situado en los altos del café Anglo-Hispano, propiedad de los hermanos don José y doña Isabel Estripot Dorado. Le siguió en popularidad el Hotel París, establecido a principios de los años veinte por don Modesto Gómez en el excelente edificio que fuera residencia de la familia Toledano, en calle Duque de Tetuán, esquina con Plaza de la Iglesia. Hubo otro, el Hotel Inglés, propiedad de don Juan Trujillo, que estaba situado en la esquina de la Plaza de la Iglesia con Alfonso X el Sabio, de dos plantas.

Aparte de éstos, existió el Hotel Príncipe Alfonso, en los límites de nuestro término municipal, dentro de la jurisdicción de San Roque. Hotel de relativo lujo. La finalidad que se persiguió al erigirlo no fue precisamente la específica del ramo de la hostelería, sino para explotar una sala de juegos que, aunque prohibidos, se toleraban bajo ciertas condiciones, en aquellos días. Su vida fue efímera. La erradicación total de esas actividades ilícitas, bajo la dictadura de Primo de Rivera, fue su sentencia de muerte. Corría el año 1915, en plena Primera Guerra Mundial, un grupo de señores de La Línea y Gibraltar fundaron una sociedad anónima con la idea de construir un hotel de lujo en la recientemente inaugurada carretera La Línea-San Roque, junto al puente sobre el río Cachón, que sirviera de hotel y de casino de juegos, tan de moda en aquella época. El 19 de julio de 1916 fue inaugurado el puente sobre el río Cachón, que unía la barriada de Campamento con La Línea con el nombre de Puente del Príncipe Alfonso. El hotel se construyó en el año 1915, comenzando su funcionamiento en el 1916. Era uno de los más lujosos y elegantes de la época en toda la comarca. Desde el año 1916, fecha de su inauguración hasta el 1923, cuando el General Primo de Rivera da el golpe de estado, el Hotel Príncipe Alfonso funciona correctamente, con un gran ambiente y ajetreo, propio de los casinos de la época. Sus ruletas funcionaban día y noche y el dinero corría a raudales. Los precios eran asequibles para ese lujo.

Un decreto del general Primo de Rivera acabó con la actividad del Hotel Príncipe Alfonso

Era en aquellos tiempos su director fue Vicente Fructuoso Jiménez y por este magnífico establecimiento hotelero pasaron grandes figuras y otras tantas personalidades de la vida política y social española, gibraltareña y mundial. Unos venían a hospedarse en sus espléndidas habitaciones y algunos hacían uso de sus ruletas con asiduidad. Se alojaron la mayoría de los matadores que venían a torear a La Línea y a San Roque. Fueron años de prosperidad y grandes negocios, en los que se jugaba sin descanso.

La finalidad de construir este hotel y casino de juego era, entre otras razones, la de servir de apoyo del próximo Hipódromo en Campamento, pues algunos de los accionistas del hotel eran a la vez de la Sociedad Andaluza de Carreras de Caballos, que existía en Campamento desde hacía varios años. Pero le llegó el final, como todo en esta vida, en forma de decreto, publicado a las pocas semanas del golpe de estado del general Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923. El citado documento prohibía todos los juegos de azar: ruletas, cartas, etc.

Aquel decreto que prohibía las casas de juego simbolizó y representó su ruina económica, ya que al no circular dinero en abundancia significó la ruina de sus propietarios. Desde ese año 1923, el Hotel Príncipe Alfonso fue cada día a menos hasta su desaparición total en los años 30. En 1933, fue sugerido para albergar un internado, que sirviera a los alumnos foráneos del Instituto Elemental de Segunda Enseñanza, pero nunca llegó a convertirse en realidad. En los años 40 sirvió de residencia de jefes y oficiales del Ejército español hasta el año 1963, en el que, debido a su estado de total ruina y de peligro por derrumbe, fue dinamitado y derruido. Esta es la historia resumida del gran Hotel Príncipe Alfonso, que tuvo siete años de gran prosperidad y florecimiento.

HOTEL IBERIA

De los establecimientos de hostelería emblemáticos de la ciudad, en el primer cuarto del siglo XX cabe destacar el Hotel Iberia. Comenzó su actividad allá por el año 1912 y estaba ubicado en la calle Real, esquina con calle San Pablo, en los altos del Café Anglo Hispano y la entrada la tenía por la misma calle San Pablo. Fue su fundadora doña Matilde Estripot, ayudada por su hermano José.

El Hotel Iberia desde su fundación, por ser el primero de su clase en el Campo de Gibraltar, fue la casa habitual de artistas de zarzuela, cantantes de todos los géneros, toreros, músicos, ciclistas, futbolistas, boxeadores, artistas de circo y personajes muy importantes de otras muchas actividades, todo ello sin olvidar una clientela numerosa de comerciantes y viajantes, que convertían sus instalaciones en la sala de venta y exposición, donde atendían al comercio linense y de Gibraltar. Poseía cómodas habitaciones y abundantes y económicos menús a 9 pesetas la pensión completa, con tres platos y postre.

Fue el establecimiento hotelero más acreditado de la ciudad, no sólo por su antigüedad, sino por el buen trato que en él recibían sus clientes. Asomarse a los balcones del Iberia, era contemplar uno de los mejores pueblos de Andalucía, el café Anglo Hispano, el Círculo Mercantil, la confitería La Japonesa y las tiendas La Favorita y Mi tienda, en una bulliciosa y alegre calle Real, abarrotada de gente a todas las horas del día y de la noche. En su comedor se servían también magníficas meriendas, y también en su día fueron servidos varios almuerzos y banquetes a autoridades civiles, militares y religiosas, como los casos del general Primo de Rivera, José María Pemán, los aviadores del vuelo España-Nueva York (Ramón Franco, Eduardo Gallarza, Ruiz de Alda y Modesto de Madariaga), cuyo avión, perdido en el Océano Atlántico, fueron recogidos por el portaviones inglés Eagle y traídos a Gibraltar en 1929, y en su visita a La Línea, el Ayuntamiento les ofreció un banquete.

Algunas de estas comidas fueron servidas en los Jardines Municipales y otras en el propio Palacio Municipal. La cocina del Hotel Iberia estaba dirigida en aquellas fechas por el maestro de cocina, el señor Gallego. Entre sus clientes célebres, dignos de mención, cabe destacar al doctor don Juan García Rodríguez (don Juanito el Médico), que estableció en el hotel su propia consulta. Debido a la demanda importante de alojamiento llegó a disponer de alguna sucursal, donde se acomodaban los clientes que no pernoctaban en el Iberia.

La plantilla del hotel llegó a estar compuesta por más de 15 trabajadores. Los continuadores de la actividad hasta su cierre, ya como Hostal Iberia, fueron don Alberto Castilla Earle y doña Isabel Dorado Roig, auxiliados por sus hijos Julio y José. En el año 1968, el señor Castilla vendió el edificio a la Caja de Ahorros de Jerez, a fin de construir un inmueble que sirviera de oficina principal de esta Caja de Ahorros, que aún existe. Aunque ahora con otro nombre.

HOTEL UNIVERSAL

Don Biaggio D'Amato Fucci nació en la isla de Malta el 28 de noviembre de 1890. Después de tener múltiples negocios en Gibraltar, se traslada a La Línea, donde fija se residencia. En el año 1939 compra a don Francisco Villar Sánchez el ruinoso y a la vez glorioso Teatro Pascualini, situado al final de la calle Clavel, donde se construye su residencia familiar. Esta vivienda fue siempre conocido como el Chalet de D'Amato. Hoy alberga la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Compra varios edificios y solares donde construye inmuebles más modernos. En el año 1947, ordena la demolición del Patio Quiñones, de su propiedad, en la calle Clavel, donde estaba establecido el alambique de aguardientes de Martín Serrano, que se traslada a la calle Gabriel Miró. En el solar de dicho patio comienza la construcción del Hotel Universal.

El Hotel Universal fue inaugurado el 9 de julio de 1948, en el número 137 de la calle Calvo Sotelo (hoy Clavel). En las obras trabajaron sin interrupción un promedio de 150 obreros y se habían iniciado el 30 de octubre de 1947. Tenía cuatro plantas y cien habitaciones, con dos categorías dentro del mismo edificio, a fin de que pudiesen alojarse en él personas de todas las clases sociales. Fue muy utilizado por los toreros y sus cuadrillas, ya que al ser un establecimiento de gran clase y con dos categorías, podían hospedarse todos ellos, además de la cercanía a la Plaza de Toros.

Entre sus instalaciones, contaba con un espacioso hall de entrada, teléfonos (no olvidemos que estamos hablando del año 1948), muebles riquísimos, excelentes tapicerías y un servicio a tono con la categoría de dicho establecimiento. El hotel se alzaba como un enorme dado, entre las calles Calvo Sotelo, Sagunto, Teatro y Pasaje Universal. Fue el primer hotel moderno que se construyó en nuestra ciudad y fue uno de los mejores de toda Andalucía de su época. Hoy está dedicado a viviendas en forma de pisos y apartamentos y en los bajos se ha instalado la Clínica Universal.

HOTEL PARÍS

El Hotel Paris fue fundado por Modesto Gómez en el año 1923, en el edificio que construyera para su residencia particular don Ruperto Toledano Fernández, en 1899, en la calle Duque de Tetuán esquina con Plaza de la Iglesia. Su propietario falleció en los años 20 y sus herederos vendieron la casa, que se convierte en el Hotel París.

Don Ruperto Toledano Fernández fue alcalde de nuestra ciudad desde el 12 de octubre de 1910 hasta el 2 de diciembre de 1913. Sustituyó en el cargo a don Bartolomé Lima Ortiz y le siguió como alcalde don José Cayetano Ramírez Galuzo.

La fachada de este edificio fue revestida con mosaicos traídos del extranjero y sus habitaciones decoradas por el pintor Carreto. En su época fue un hotel de gran categoría, y por él pasaron famosos artistas y toreros, como por ejemplo el gran diestro Granero, y el célebre trío argentino Irusta, Fugazot y Demare. En el año 1936, el Hotel París cambió su nombre por el de Hotel Sevilla y pasados sus tiempos de gloria, se convirtió en pensión.

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