Juan Franco: "No sé qué hará más daño a La Línea, el Brexit o el coronavirus"
La Línea
"Si el Covid hubiese llegado en 2015 me hubiese pensado si tomar posesión"
"Ahora tenemos garantizadas nóminas, Seguridad Social, IRF, proveedores... no todo el mundo puede decir lo mismo"
"Nosotros planteamos como solución a los problemas la ciudad autónoma, si alguien ofrece una alternativa, la estudiaremos"
El alcalde de La Línea, Juan Franco, ha tenido que lidiar en los últimos meses con dos de las crisis exógenas más profundas de la historia de la ciudad: el Brexit y la pandemia generada por el Covid-19. Es incapaz de señalar cuál de las dos va a hacer más mella entre sus vecinos. Lo que sí tiene claro es que el municipio que heredó en 2015 de la coalición PSOE-PA no hubiese podido hacer frente al coronavirus con la fortaleza que lo ha hecho en 2020. En aquella situación, afirma, se hubiese planteado renunciar a la investidura.
-Es usted el alcalde de la ciudad con la segunda tasa de paro del país, con escasa esperanza de vida y entre las treinta peores en renta per cápita. ¿Cuántas veces ha pensado en salir corriendo?
-Ninguna. Al revés. Tengo más ganas que nunca de luchar con fuerza para un proyecto cuyo objetivo es sacar a nuestra ciudad adelante. Por eso cuando yo hablo de que tenemos que tener un tratamiento diferencial no es ningún capricho. A esas estadísticas cabría sumar la de ciudad con el aire más contaminado de España, con el ambiente más ruidoso, problemas de narcotráfico… Cuando defendemos la ciudad autónoma como vía de solución cada día estoy más convencido de que puede ser factible. Pero ojo, en el momento en el que se nos proponga una alternativa la estudiaremos. La única realidad es que nuestra situación es tremendamente mala, que nosotros sí planteamos soluciones y que al resto no se las he escuchado.
-En ese contexto ¿no tiene la sensación de que durante el confinamiento ha quedado patente, más si cabe, que La Línea es la ciudad que depende de Gibraltar y que pagará un más alto coste por el Brexit?
-Hemos empezado hablando de ciudad autónoma y ahora de esto. No quiero que parezca que me encanta pelearme con la gente. Pero aunque haya vecinos sobre todo en San Roque, pero también en Los Barrios, en Algeciras… que la dependencia económica de Gibraltar, en un noventa por ciento, es de La Línea no puede debatirse. Es una cuestión física, geográfica. En ese asunto hay dos vertientes. La positiva es que el Gobierno de Gibraltar, con el que hemos tenido contacto directo, ha hecho un esfuerzo importantísimo y los trabajadores, entre los que se encuentran los transfronterizos y por lo tanto muchos linenses, han recibido una ayuda directa de unos 1.300 euros sin ir a trabajar y eso ha supuesto una tabla de salvación para ellos y para la ciudad. La cara B es que hay un colectivo que sobrevive gracias a la economía no declarada [limpiadoras, cuidadoras, personas que menudeaban con el tabaco…] que se han visto envueltos en un problema muy importantes al que desde el Ayuntamiento estamos intentando solucionar al menos en lo más básico. Espero que cuando acabe 2020 podamos anunciar una inversión importante que aún no puedo desvelar, el PGOU supone un paso muy importante y, a partir de ahí, ir reconfigurando nuestra economía, pero la realidad es que al día de hoy La Línea depende de Gibraltar.
-¿Qué le va a hacer más daño a La Línea, el Brexit o el coronavirus?
-… [se piensa la respuesta]. No sé qué contestar. Ahora mismo nos encontramos con el espectro Brexit, que arrancó en 2016 y aunque hay empresas que se han ido y a que el Gobierno de Gibraltar ha ido reconfigurando su estrategia económica, lo que repercute en la creación de empleo, seguimos ahí. Estábamos todos temiendo qué iba a pasar el 31 de diciembre y salvo el problema del paso de la frontera, para el que había un principio de acuerdo, el resto estaba encauzado. Pero ha aparecido el coronavirus que es otra incertidumbre. No sabemos qué va a pasar, aunque confío que tras la depresión se produzca un efecto rebote importante y se crearán puestos de trabajo digamos nuevos. Una cosa si es cierta, si esto nos pasa en 2015 antes le dije que no me tienta salir corriendo, pero entonces me hubiese planteado si tomar posesión del cargo, porque nos hubiésemos encontrado con un problemón. Todo el esfuerzo que hemos hecho estos cinco años con contención del gasto y recortes ahora nos están dando frutos. Sin ir más lejos tenemos garantizados el pago de las nóminas, Seguridad Social, IRPF, el pago de la deuda y proveedores. No todo el mundo puede decir lo mismo.
-En estos tres últimos meses ¿cuántos linenses han pegado a su puerta y ha sentido la impotencia de no poder atenderles?
-Cientos y no exagero. No es que me haya deshumanizado, pero he tenido que delegar. Por eso creamos un gabinete de crisis y aunque yo he coordinado jornadas de trabajo maratonianas, no he podido atender personalmente a demasiada gente porque no tengo horas en el día para problemas individualidades, por mucho que me duelan. Ceferina Peño y Zuleica Molina han hecho un extraordinario trabajo y de hecho nuestro programa de ayudas, en el que hemos invertido unos 140.000 euros, incluso ha sido copiado. Además hemos colaborado con las innumerables iniciativas de entidades de la ciudad, de las que me siento muy orgulloso y que nos han permitido sortear problemas de difícil solución burocrática. En La Línea nadie se va a quedar sin comer.
-Después de hablar en esos términos, casi resulta frívola la siguiente pregunta. No es la decisión más importante, pero verse obligado a suspender la Feria del 150 aniversario de La Línea se le tuvo que hacer bola ¿verdad?
-Fue una decisión muy dura, muy dolorosa, muy complicada. Mucho. Por un lado en el apartado personal a mí siempre me ha gustado mucho la Feria. Y como alcalde, la decisión que tomo es la que tengo que tomar. No me puedo arriesgar a montar una Feria a la que además vendría gente de toda la comarca para que se produzca un repunte de contagios. No podría vivir con eso. Todo eso, sin olvidar la repercusión económica que esta decisión tiene para la ciudad. Las tiendas, los bares, los taxis… Una parte de la ciudad se paraliza, pero la otra hace su agosto en julio.
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