El Museo Cruz Herrera muestra por primera vez el misterioso retrato donado por un ciudadano francés

Phillipe Nonnez-Lopes es un ciudadano francés que el próximo mes de abril cumplirá 93 años. Vive en París, pero este martes visita La Línea de la Concepción por primera vez. A pesar de su longevidad, mantiene intactas las ganas de vivir y viajar. Además, está acostumbrado a ello: ha pasado buena parte de su existencia en altamar, como telegrafista en diversas embarcaciones.

Acaba de donar al Museo Cruz Herrera un retrato con su madre como protagonista que el artista linense le realizó en Casablanca en 1944. El generoso Monsieur Nonnez-Lopes cuenta que, a mediados de los años 30, su padre decidió mudarse junto a su mujer hasta esta ciudad portuaria y allí permanecieron quince años.

En ese tiempo, le encargaron el lienzo a José Cruz Herrera, quien pasó gran parte de su vida en Marruecos, un país que dejó una honda huella en su producción artística y le permitió desarrollar su gusto por el orientalismo, acercándolo a otros maestros de la pintura del siglo XIX, como Mariano Fortuny, Josep Tapiró, Antonio Fabrés o Francisco Lameyer.

Madeleine Nonnez-Lopes, rubia y muy bella, elegantemente peinada y maquillada, posa en la obra de mediano formato junto a su perrita Fanette, una terrier.

La directora del Museo Cruz Herrera, Mercedes Corbacho, describe esta donación como "histórica" y "un pequeño milagro". El cuadro llegó por valija diplomática hace unos días gracias al responsable del Archivo y Registro del Consulado General de España en París, Alfonso Iglesias, quien el pasado mes de octubre intermedió entre Nonnez-Lopes -que sólo habla francés- y Corbacho.

"El propietario del lienzo descubrió, a través de Internet, que existía un museo dedicado a Cruz Herrera. Como no tiene hijos, decidió que el retrato de su madre tenía que estar en La Línea y permanecer aquí para la posteridad, a cambio de nada", explica con emoción la responsable de la pinacoteca, licenciada en Bellas Artes, quien en poco tiempo ha realizado un delicado trabajo de limpieza y restauración de la obra.

Este soleado martes, 19 de marzo, Phillipe Nonnez-Lopes, acompañado por Alfonso Iglesias, ha firmado un convenio de donación con el alcalde de la ciudad, Juan Franco, y después ha visitado las distintas salas del museo, ubicado en la Villa San José. Desde la donación realizada por el propio Cruz Herrera en 1971, nadie había vuelto a donar un lienzo a este espacio salvo dos pequeñas obras: un boceto a lápiz de un esclavo moro propiedad del doctor Andrés Blasco Carratalá en 2017 y una tablita de la fachada de cementerio linense, vía Carlos Ramírez Murto en 2020.

La obra de Cruz Herrera es extensísima: se le estiman alrededor de 5.000 cuadros diseminados por el mundo, muchos desconocidos incluso en España, de los cuales más de 250 forman parte del inventario de su maravilloso museo en La Línea, cada vez más rico y sorprendente.

En 2026 se cumplirá el centenario de la Primera Medalla de la Exposición Nacional que Cruz Herrera recibió por su obra La ofrenda de la cosecha. Nuevas obras inéditas llegarán entonces a su pinacoteca para volver a demostrar que este artista campogibraltareño poco o nada tenía que envidiarle a sus coetáneos, como Joaquín Sorolla, José López Mezquita, Cecilio Pla o Antonio Muñoz Degrain.