Pablo Aguado pone la frescura en la reinauguración de la plaza de toros de La Línea
Toros en el Arenal
Morante, volteado por su primero, con posible luxación clavicular, tuvo que abandonar la lidia
Gran ambiente el que se vivía a mediodía por las calles de La Línea este Sábado Santo, y muchas las personas que degustaban y disfrutaban de su almuerzo acompañados de su oportuna almohadilla taurina. Como bien apuntaba ayer… un día de toros no es sólo la hora de la corrida, es mucho más. Y el buen aficionado lo sabe. Así me sumé a la jornada, como corresponde y siempre en buena compañía para completar la jornada taurina sirviendo de colofón, de paso, a la Semana Santa.
Daban las 6 de la tarde y el protagonismo arrancaba sobre el albero linense. Tendidos prácticamente llenos y muchas ganas de toros, caras sonrientes, buen ambiente del que hacía tiempo no respiraba en mi vecina localidad linense.
A Morante la fiesta le duró poco, salió con ganas y se le veía como viene siendo habitual desde la pasada temporada, con buen ánimo y queriendo buscar las cosquillas a los toros. Tuvo la mala fortuna de ser volteado por su primero y se vio obligado a abandonar la lidia. Posteriormente supimos que se estaba valorando una posible luxación clavicular debido a la mala posición en la que cayó. Se hizo cargo de la muerte del toro Juan Ortega, sin pena ni gloria.
Pablo Aguado lanceó con buen gusto al segundo de la tarde y estuvo muy cómodo con él. Elegante, templado y a media altura surgieron los mejores momentos de su faena. Lástima que no tuviera algo más de empuje el toro porque tenía buena condición y a buen seguro que de lo contrario, habríamos podido saborear pasajes de la calidad que este torero atesora.
Se dejó ver el temple del que goza Juan Ortega en su primero. Inédito con el capote ante un toro de buena clase pero escaso empuje y que se durmió en el peto. Ortega inició de forma muy torera con rodilla genuflexa su faena de muleta con mucha suavidad, la que pedía el toro. Abundaron más las series por el pitón izquierdo de las que surgieron momentos puntuales de toreo sublime. Lástima que falló a espadas y perdió la posibilidad de cortar algún trofeo.
Ficha del festejo
Sábado 16 de abril de 2022.
Reinauguración de la plaza de toros de La Línea.
Se lidiaron 6 toros de Núñez del Cuvillo para:
Morante de la Puebla, de negro y azabache. cogido por su primero. Posible luxación clavicular.
Juan Ortega, corinto y azabache. Silencio en el que estoqueó por Morante, silencio y oreja.
Pablo Aguado marino y oro. Oreja, dos orejas y ovación. Salió a hombros.
Brusco y algo violento en sus embestidas resultó el cuarto, que lidió Pablo Aguado, pero con el recorrido y calidad justas para que el diestro pusiera lo que le faltaba al toro. Surgió la calidad en sus muñecas desatando el toreo de compás clásico sevillano que envolvió a los tendidos. Los remates por bajo tuvieron la excelsa belleza del toreo natural, sin forzar, sin filtros. La complejidad de hacer fácil la naturalidad. Certera estocada que puso en sus manos las dos orejas de su oponente. Es de destacar el tercio de banderillas que cubrió Iván García, sobrado de facultades y ganando la cara a los toros con enorme torería.
El quinto de la tarde tuvo buen son y Juan Ortega se encargó de dibujar algunos de los mejores lances de la tarde con el capote, a pesar de ello me deja una sensación agridulce. Una faena sin acompañar, sin acople entre toro y torero, lo cual no quita que haya habido momentos de exuberante belleza puntual, pero mantuve esa sensación ambigua, el torero se mantuvo en su concepto estricto y el toro pudo tener más para sacarle. Cortó una oreja que, francamente, me supo a fiesta, porque creo que había mimbres para haber visto más y me sabe mal, porque me sigue faltando esa faena redonda de este torero y que creo que debe llegar.
El sexto mantuvo buen aire, aunque en la línea del quinto, con movilidad. Pudimos paladear ese toreo a la verónica de Aguado enganchando con los vuelos del capote las embestidas del toro. Una vez más se pudo percibir la frescura y las ganas de este torero en la previa del día grande sevillano. Aguado quiso y pudo.
De nuevo se gustó con ese toreo vertical, puro de sevillanía con aroma añejo de los Vázquez. Puso todo lo que le faltaba al toro y de haber acertado con los aceros a buen seguro estaríamos hablando de otras dos orejas. Aún así, el público se mostró satisfecho en una jornada especial para el pueblo linense en la que además muchos foráneos hicieron también acto de presencia a cuenta de la efeméride.
Por tanto, cabe pensar que se inicia una nueva etapa en este coso y que la recién presentada feria de julio tendrá la misma repercusión que hoy la ha tenido la jornada de su Reinauguración. Tuve ocasión de felicitar al empresario, Curro Duarte, que mostraba además su satisfacción por la tarde vivida y espero y confío que siga por esta senda la recién iniciada etapa del coso del Arenal.
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