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Personajes ilustres, famosos y populares (CVI)

Enciclopedia de La Línea

El autor recuerda la trayectoria de Narciso Perales, médico y político rebelde del franquismo

Narciso Perales, durante una entrevista.
Miguel Del Manzano Pratts

13 de septiembre 2020 - 05:54

La Línea/La Enciclopedia de La Línea recoge en el tomo III las biografías de 329 personajes linenses o muy vinculados a la ciudad. Están representados casi todos los estamentos y profesionales. Contiene historias de literatos, pintores, docentes, sacerdotes, médicos, cantaores, cantantes, bailaores, compositores, músicos y toreros, además de psicológicos, locutores, deportistas y actores.

Narciso Perales Herrero (Médico y político rebelde del franquismo)

Narciso Perales Herrero (La Línea de la Concepción, 3 de septiembre de 1914-Madrid, 18 de junio 1993), fue el máximo representante de lo que se dio en llamar la Falange Disidente. Luchador infatigable, nacional-sindicalista hasta la médula, Manuel Hedilla, legítimo sucesor de José Antonio Primo de Rivera en la Jefatura Nacional de Falange Española de las JONS, poco antes de su muerte en 1970, dijo de él que era el único hombre capaz para Jefe Nacional de la Falange.

Estudiante de Medicina durante los años de la II República en las Facultades de Granada, Sevilla y Valladolid, se inició en la actividad política a los 19 años de la mano del Movimiento Español Sindicalista, fundado en 1933 por José Antonio. Él y Juan Domínguez, en Sevilla, fueron los primeros adheridos al nuevo grupo, consiguiendo en las primeras semanas la integración de numerosos estudiantes.

Narciso Perales

Con motivo de las elecciones a diputados del 12 de noviembre de 1933, a las que concurrió José Antonio, por la circunscripción de Cádiz y a resultas de un acto electoral en San Fernando en el que murió una persona, le acompañó al mando de una escuadra de la recién nacida Falange Española el resto de la campaña electoral.

El 4 de marzo de 1934 asistió en el Teatro Calderón de Valladolid al acto de unificación de Falange Española y las JONS, participando junto a José Antonio y otros camaradas en una refriega con elementos de ideología contraria a la salida del mismo. En 1935 estuvo en la fundación del Sindicato Español Universitario, el SEU, y dada su condición de estudiante, pasó al mismo participando activamente en actos de propaganda y acciones en la Universidad, que frecuentemente acababan en batallas campales con contrarios, lo que le supuso a la delegación sevillana de Falange Española de las JONS (Juntas Obreras Nacional Sindicalista) frecuentes asaltos y ataques a su centro social, clausuras del mismo por la autoridad judicial e innumerables multas.

El 30 de abril, formando parte de un grupo de 20 falangistas, se desplazó a Aznalcóllar (Sevilla) donde el día anterior habían sido agredidos cinco militantes de la organización, uno de los cuales fue apuñalado cuando intentaban vender el semanario Arriba. Fueron agredidos a pedradas a la llegada y Manuel García Mínguez murió de una pedrada en la sien y de un disparo a quemarropa ya caído en el suelo. Fueron heridos cinco vecinos del pueblo y muerto de un disparo el vecino que remató en el suelo a Mínguez. Cuando regresaban hacia Sevilla fueron detenidos y encarcelados.

En el posterior juicio y defendidos por José Antonio, fueron acusados de homicidio y el fiscal pidió catorce años de prisión para cada uno de ellos. El 5 de octubre fueron condenados tres de los falangistas a dos años y once meses de cárcel y absueltos los demás, entre éstos Narciso Perales.

Por su participación destacada en estos hechos y en expediente de recompensas número 17 de Falange Española de las JONS, José Antonio le concedió la Palma de Plata, máxima distinción dentro la organización.

El 7 de marzo de 1936, desplazado desde Valladolid con motivo de la festividad de Santo Tomás de Aquino, participó como orador en un teatro abarrotado de estudiantes, en Palencia, en un acto organizado por el SEU. El 12 de julio salió de la prisión de Valladolid, donde había sido encarcelado tras la ilegalización de la Falange por parte del Gobierno del Frente Popular, y se dirigió a Granada, adonde llegó al día siguiente, como delegado territorial de la Falange andaluza, bajo la dirección del secretario general, Raimundo Fernández-Cuesta, para realizar tareas organizativas. En Granada le sorprendió el Alzamiento Nacional y leyó ante los micrófonos de Radio Granada, junto a Luis Rosales, la proclama de la Falange granadina la noche del 20 de julio, fecha del levantamiento en dicha ciudad.

Durante su estancia en Granada puso orden en la caótica organización provincial y asumió la jefatura de ésta del 19 al 27 de agosto. En los días posteriores al fusilamiento de Federico García Lorca tuvo una participación destacada, evitando el procesamiento y las represalias que se abatían sobre los miembros de la familia Rosales, falangistas, a los que algunos señalaban con dedo acusador, por haber dado cobijo en los primeros días del Alzamiento en su casa, al poeta. Asímismo puso fin a la llamada Escuadra Negra de las milicias de Falange, que participaba en fusilamientos incontrolados en los alrededores de Granada. En ese año organizó una reunión en Córdoba para tratar los hechos acaecidos en la sesión de la junta política de la Falange, donde hubo un enfrentamiento entre Franco y Dionisio Ridruejo, motivado por el papel que debía desempeñar la Falange en el nuevo Estado. Como consecuencia de esta reunión fueron detenidos en la citada ciudad dos miembros del Consejo Nacional bajo la sospecha de preparar un complot contra Franco. Nada pudo demostrarse en su contra, pero lo mismo que en el caso de Manuel Hedilla, en 1937, con el decreto de unificación, la decisión de Franco de ejercer su autoridad se llevó a efecto sin reparos por parte del resto de la Falange.

Narciso Perales

Narciso Perales solicitó ser relevado de su cargo de delegado extraordinario en Granada por no estar de acuerdo con Fernández-Cuesta, en cuya opinión el momento aún no era propicio para poner en práctica el programa original de la Falange. A propuesta de Fernández-Cuesta fue trasladado a Málaga con objeto de no despertar de nuevo las sospechas de Franco sobre conatos de rebeldía y en junio de 1938 se incorporó de forma totalmente voluntaria al frente de Teruel. El suyo fue uno de los focos gestos de protesta, aun siendo limitado.

En 1939, al finalizar la Guerra Civil, fue arrestado junto a Tito Meléndez y Eduardo Ezquer bajo la acusación de formar el triunvirato dirigente de una ilegal Falange Española Auténtica. En 1942, siendo gobernador civil de León, fue destituido y confinado durante más de un año en el Campo de Gibraltar por oponerse activamente al fusilamiento de Juan José Domínguez, implicado en los sucesos con carlistas en el santuario de la Virgen de Begoña, en Bilbao, ejecución que finalmente se llevó a cabo.

Cuentan que siendo gobernador sirvió un plato de aguadas lentejas a Franco en cierta recepción, diciéndole, “esto es lo que come la gente, excelencia“. En 1944 vuelve a ser confinado en Linares (Jaén), acusado de intentar reorganizar la Falange fuera de la disciplina de Franco. En 1945 formó parte de un grupo de treinta falangistas y anarcosindicalistas de la CNT que crearon la Alianza Sindicalista con la intención de resucitar y formalizar unas relaciones que se remontaban con intermitencias a los primeros años 30. Escribió su manifiesto inicial y después de una sola reunión, el grupo fue denunciado a la policía y oficialmente no pudo celebrar más sesiones. Sin embargo, los falangistas siguieron reuniéndose, sin presencia anarquista, hasta los primeros años 50 y lograron crear pequeños grupos en algunas provincias. Durante un tiempo, Dionisio Ridruejo colaboró en los esfuerzos del grupo por fomentar el nacional-sindicalismo a través de cauces extraoficiales.

En 1959, firmó como miembro fundador de los Círculos Doctrinales José Antonio, grupo formado por falangistas de toda la vida y jóvenes miembros de las jerarquías del régimen, cuyo objetivo era mantener viva la doctrina de José Antonio y salvar para el futuro la esencia revolucionaria del pensamiento nacional-sindicalista, personificado especialmente en José Antonio. No asistió a ninguna reunión al considerarlos políticamente muy confusos y al creer que debía primar la práctica sindical y la búsqueda de apoyos fuera del Movimiento Nacional.

En 1960, junto a Ceferino Maeztu y Patricio González de Canales, decidieron resucitar una tertulia que había fundado José Antonio en la década de 1930, La Ballena Alegre. Se reunían, lo mismo que treinta años atrás, en el sótano del Café Lyon de Madrid. Al igual que el nombre y el recinto, se mantuvo la iniciativa y el carácter esencialmente falangista del grupo. Sin embargo la política del grupo era que todo el mundo podía asistir y participar, cualesquiera que fuesen su ideología y filiación política. La tertulia, que no era una actividad organizada, sino que era simplemente una reunión semanal, constituía un intento más de reconstrucción falangista, después de la parálisis de la década precedente. Los principales protagonistas del intento eran miembros ya veteranos de la oposición falangista, a los que se había unido un cierto número de falangistas más jóvenes procedentes del Frente de Juventudes. Durante alrededor de un año el grupo se reunía para discutir distintos aspectos del problema de revitalizar la Falange. Sus reuniones, no obstante, tuvieron un final abrupto por orden del Ministerio de la Gobernación después de una pelea, al parecer provocada por el miembro de los Guerrilleros de Cristo Rey, Mariano Sánchez Covisa, en el curso de una de las sesiones. La Policía intervino y poco después se prohibió la tertulia.

En 1963, principal líder de la oposición nacional-sindicalista y pese a su mala salud en ésas fechas, formó el pequeño y clandestino Frente Nacional de Trabajadores para recuperar el sindicalismo nacional, revolucionario y anticapitalista.

En 1964, hubo dos intentos para encontrar una salida a la Falange alternativa, surgidos en parte de las opciones consideradas y de los contactos hechos en La Ballena Alegre. Participó junto a Ceferino Maeztu en la salida de la revista Sindicalismo, dirigida por ambos y uno de los gérmenes de Comisiones Obreras. Promovieron reuniones con trabajadores en el distrito industrial de Villaverde (Madrid). En la primera de estas reuniones hubo siete personas, de las que cinco eran policías; en la última, pues fueron prohibidas al cabo de poco tiempo, había unos trescientos cincuenta obreros. La revista Sindicalismo salía teóricamente con periodicidad mensual, si bien en la práctica salía cuando la censura dejaba el suficiente texto para componer un número. Tuvo en último término el mismo sino que la mayoría de los anteriores intentos falangistas de formar un grupo de oposición, ya que por orden del Ministerio de Información y Turismo fue prohibida su publicación terminantemente.

En ese mismo año y hasta 1967 dirigió la revista Juanpérez, dirigida a América Latina y que en su primer editorial lanzaba para definirse, cuatro consignas: anticapitalismo, anticomunismo, catolicismo y justicia social. En 1966 abandonó el Frente Nacional de los Trabajadores y fundó el Frente Sindicalista Revolucionario, que tomó como bandera la roja y negra y como símbolo una espiral negra, que representaba la renovación desde dentro y hacia fuera, que el grupo aspiraba a realizar. El FSR quedó constituido por medio de una asamblea semiclandestina celebrada en Madrid y que supuso el retorno de Manuel Hedilla, tras veintinueve años de retirada, a la actividad política. Hedilla fue elegido presidente y Narciso Perales vicepresidente. La organización fue declarada ilegal, pero luchó por desarrollar contactos con elementos opositores de la izquierda trabajadora, apoyó una serie de huelgas ilegales e incluso discutió estrategias para un golpe de estado.

Posteriormente, en 1968, tras una cierta tensión surgida dentro del FSR por la falta de consenso respecto a la línea política y aprovechando una ausencia, por motivos laborales, de Narciso Perales, el primero junto a un pequeño grupo de militantes y gentes de extrema derecha, se escindió en el Frente Nacional de Alianza Libre, menos radical que el FSR en su militancia nacional-sindicalista. De hecho Hedilla siempre se había opuesto a la inclusión de “revolucionario” en la denominación del FSR. En realidad, el FNAL aspiraba a ser una plataforma legal o una pantalla para el FSR, con el objetivo de reagrupar los falangistas dispersos.

Hedilla murió en 1970, cuando el FNAL apenas había empezado a funcionar como grupo independiente. Narciso Perales no asumió la jefatura del FSR/FNAL, sino que de común acuerdo cedió el cargo a Patricio González de Canales. Después de la muerte de Hedilla, los elementos ultras del FNAL dejaron el grupo y el apoyo de los simpatizantes falangistas tendió a darse más bien al FSR, que siguió actuando con independencia, bajo la dirección efectiva de Narciso Perales. El FSR, reforzado por antiguos militantes del FNAL, inició la década de los 70 con el objetivo de lanzar nuevos intentos de rescatar el nacional-sindicalismo del oprobio y de relanzarlo en la diáspora de la Falange, mediante una actividad consecuente con el fin de recuperar el contenido del movimiento. Los dos grupos siguieron actuando de forma paralela, pero sus campos de acción eran distintos. El FNAL era un grupo intrafalangista que pretendía reconstruir una Falange unida desde dentro de las propias filas del Movimiento, recuperando a los falangistas antiguos y marginados. El FSR, por otra parte, pese a las dificultades de la empresa, seguía buscando tener eco fuera de la propia Falange, sobre todo en las fábricas y demás lugares de trabajo.

El FSR se desintegró en 1975 y Narciso Perales se marchó del grupo y retomó unas viejas siglas, Falange Española Auténtica, para un nuevo proyecto. En 1976, los llamados “hedillistas”, antiguos afiliados al FSR, FNAL y CONS, celebraron una reunión en Madrid que señaló la constitución pública de FEA, creada de forma embrionaria por Narciso Perales el año anterior, cuando abandonó el FSR.

No obstante, no asumió la jefatura nacional en el primer congreso celebrado este año. Hasta 1979, cuando la disolución de Falange Española de las JONS (Auténtica), denominación con la que finalmente fue inscrita la FEA en el registro de partidos políticos el 26 de febrero de 1977 tras ardua batalla legal al pugnar varios grupos por las siglas históricas. Este grupo desplegó un proselitismo y activismo considerable y cargado de acciones espectaculares, como el reparto gratuito de leche en Madrid con motivo de la subida de precios del producto, gran cantidad de movilizaciones protestando por problemas de la sociedad de esa época o el encierro en la Secretaría General del Movimiento reivindicando la legalización, que finalmente se produjo.

Las primeras elecciones generales dieron a la Auténtica cerca de cincuenta mil votos con candidaturas en veintinueve provincias. Durante la campaña electoral surgieron las primeras tensiones en la organización, que culminaron con la dimisión de la Jefatura Nacional de Narciso Perales y un intento de abandono, reconsiderado finalmente, días antes del 20-N celebrado en Alicante con asistencia de dos mil falangistas.

A partir de esas fechas, ya nada sería lo mismo en la Auténtica; las discrepancias internas se multiplicaron e ideológicamente se perdió el rumbo. En asamblea de militantes celebrada el 20 de febrero de 1978 se produjo una escisión secundada por un 20 por ciento de la militancia, que dio origen a Falange Española Auténtica, que no será inscrita oficialmente hasta el 17 de enero del año siguiente.

El 4 de diciembre de 1978, en plena campaña del referéndum constitucional, un grupo de falangistas de FE de las JONS (Auténtica) ocupó la emisora de Radio Nacional de España en Madrid y todos fueron detenidos, incluido Narciso Perales, por haber difundido la citada emisora un comunicado de la FEA aprobando él Si a la Constitución, mientras se silenciaba que los primeros estaban por la abstención.

El 23 de diciembre de 1979, tras una lenta agonía, fue disuelta FE de las JONS (Auténtica). A principios de los 80, Narciso Perales protagonizó su última y definitiva aventura política al participar en la creación del Movimiento Falangista de España, heredero de la Auténtica y con el que puso fin a 50 años de apasionada lucha por la revolución pendiente.

En el terreno profesional, fue el médico que más veces representó a España en foros internacionales y fue reconocido de forma mundial como profesor en Medicina del Trabajo. Dio su vida en mejorar la salud de los trabajadores, fueran de la ideología que fueran. Aun hoy, la Ordenanza de Salud e Higiene en el Trabajo, creada por él, sigue en vigor.

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid, curso de 1936. Doctor en Medicina, con una tesis doctoral en la Universidad de Madrid sobre Medicina del Trabajo. Médico forense (excedente), de Asistencia Pública (excedente) y de la Beneficencia Municipal de Madrid, todo ello por oposición. Comisionado por el Ministerio de Trabajo para el estudio y propuesta de organización de un Instituto Nacional de Medicina del Trabajo, Madrid 1943. La propuesta fue aprobada y el Instituto creado en 1944. Miembro de la Comisión Internacional Permanente para la Medicina del Trabajo (1948). Presidente de la comisión organizadora del III Congreso Nacional de Medicina y Seguridad del Trabajo (Madrid 1951). Secretario fundador de la Sociedad Española de Medicina del Trabajo (1955). Comisionado para el estudio de la creación y reorganización de los Servicios Médicos de Empresa, obligatorios en empresas de más de quinientos trabajadores (Madrid 1956). Primer director de la Organización de los Servicios Médicos de Empresa (1959). Comisionado para el estudio y reglamentación de los servicios médicos a las empresas que ocupen más de cien trabajadores (decreto 10-6-1959, Orden Ministerial 21-11-1959). Vicepresidente de la Comisión Internacional Permanente y de la Asociación Internacional de Medicina del Trabajo (1963-1966). Presidente permanente de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo, Madrid (1965). Profesor contratado en la Universidad de San Juan de Puerto Rico, curso de Medicina y Seguridad del Trabajo (1967). Miembro Honorario de varias sociedades de Medicina del Trabajo extranjeras.

Cooperó en más de treinta congresos, jornadas o simposios médicos, como presidente de ponencia, invitado especial o comunicante. Presentó o publicó más de cincuenta trabajos en congresos de la especialidad.

Fue médico particular de Manuel Hedilla y Dionisio Ridruejo, por citar algunas personalidades relevantes. Estuvo casado con Justina Rodríguez de Viguri, primera mujer que militó en las JONS, fundadora del SEU y falangista, como su esposo, hasta la muerte.

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