Vivencias del camino al Rocío

Juan Carlos Gil comparte los recuerdos de su niñez en la aldea y la fe y amor desmesurado a la Virgen "lo que le da sentido a todo"

Juan Carlos Gil durante su pregón en el colegio Salesiano.
Juan Carlos Gil durante su pregón en el colegio Salesiano. / Jorge Del Águila

La línea/Salpicado de vivencias y plegarias por la Virgen del Rocío, Juan Carlos Gil Zambrano esbozó ayer su pregón, el trigésimo octavo que se recita en La Línea, ante un salón de actos del colegio Salesiano repleto.

El pregonero elogió en primer lugar a su hermano, José María, quien le colocó por primera vez la medalla de "nuestra segunda madre, la Virgen del Rocío". "Hiciste que me vinculase cada vez más a nuestra Hermandad del Rocío, a la cual llevas tan a gala", le dedicó.

La desazón de que se acaba el camino, brota la nostalgia de lo vivido días atrás"

En su inicio, Juan Carlos Gil indicó que no viene de familia de costumbres rocieras, pero sí "me crié escuchando Marismeños, Romeros de la Puebla y Requiebros. Recuerdo quedarnos la madrugada del lunes esperando la retransmisión del salto, en la Segunda Cadena de Televisión Española, pero algo me faltaba".

La primera vez que Juan Carlos Gil vio a la Virgen fue en una excursión que organizaba la asociación de vecinos de San Pedro el 12 de octubre del año 92. "Recuerdo agarrarme a mi madre y me pegué toda la misa llorando y mi padre me decía, niño ¿pero porqué lloras?...tengo esa imagen grabada a fuego. Al año siguiente volvimos a apuntarnos a otra excursión", indicó el pregonero, para explicar a continuación que en el año 95 cuando aún no había cumplido 16 años "le dije a mi madre que quería ir al camino, cosa que no le hizo mucha gracia, ya que no conocía a nadie de la hermandad, pero para eso estaba mi hermano".

En este primer camino, recordó a Arturo Ríos, Pepe Luis Hernández, Nico de Valencia, Ángel Morales, Pepe Luis García, Mariló de Estepona, "eran algunos de los que hicieron de ese camino el más maravilloso de todos los que he vivido".

En la misa de romeros del lunes fue bautizado Pepe Luis García, Darío Genal y Rafael Boza, entonces hermano mayor. "Salí de La Línea sin conocer a nadie, llegué al Rocío colmado de amistad y la palabra gratitud la conocí gracias a los hermanos de mi hermandad".

El pregonero destacó las alegrías del camino: "La noche se hace interminable entre convivencias y cantes, antesala de los que nos espera en los próximos días. Ya reluce en nuestra carreta nuestro Bendito Simpecao, a su alrededor la más bellas de las primaveras ha florecido. Que no le falte un detalle, que la plata brille como si quisiéramos llevarle unos rayos de sol de nuestra bahía, las cintas blancas y celestes, que huelan a sal de nuestras playas, delante su timonel, la Virgen de la Inmaculada, patrona de nuestro pueblo, que no se quiere perder la romería, y desde hace algunos años nos acompaña por esas duras pero benditas arenas".

Una vez fuera de La Línea, el camino continúa hacia el coto "sin que nadie se adelante ni un palmo. Los caballos con andares encogíos? siguen el rastro de su Simpecao con paso de empaque y tronío. Surgen las primeras sevillanas a paso de mulo abriendo el camino, preguntándonos desde por la mañana cuando llegarán los temidos mosquitos, que aún corre algo de brisa en Doñada".

Por fin los romeros llegan a la aldea almonteña: "Ni siquiera este bálsamo de paz de calma a mi sosiego, no cabe duda de que ya estamos cerca de ti, eso lo presiento. En Guapéral, es difícil mantener la voz firme y a tono. Las cuerdas de la guitarra ya presumen de resquebrajarse por dentro, pero es que estamos llegando, estamos llegando madre a tu reino".

"El Rocío es sólo la Virgen, y la desazón de que se acaba el camino, brota la nostalgia de lo vivido en las arenas días atrás", exclamó.

Llega el momento más esperando. "Las miradas desencajadas, soportando tu bendito peso, la tensión se palpa en el ambiente, el vapor humedece la ropa y cada vez se hace más difícil respirar. Solos tú y yo. Tu mirada se clava en el alma, hay tanto que te quiero decir, tanto que agradecer, empiezo a rezar y no puedo, tras de mí, mi simpecado parece quererse ir contigo en es maravillo vuelo", añadió.

Finalmente, aseguró que "mi Rocío, no es mejor ni peor que el que viven otros, pero lo que si os puedo asegurar, es que la Fe y amor desmesurado a la Virgen, es lo único que le da sentido, y solo por eso, merece la pena estar hoy pregonándolo".

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