Zanovana: un asentamiento romano en La Línea (y II)

Instituto de Estudios Campogibraltareños

Los restos de alfarería apuntan a Zanovana como un enclave de cierta importancia relacionado con tareas tanto agrícolas como pesqueras y vinculado al cinturón industrial de Carteia

Zanovana: un asentamiento romano en La Línea (I)

Camino empedrado que comunica el litoral con el asentamiento.
Camino empedrado que comunica el litoral con el asentamiento. / José Beneroso

Localización y conexión con la red viaria

Este topónimo, que aparecía -pocas veces, es cierto- en algunos mapas militares del siglo pasado, ya nos puso sobre la pista de una posible presencia romana prácticamente desconocida.

Nunca antes se había localizado en esa zona algún vestigio hasta el señalado. Un magnífico trabajo de Rafael Sabio recogía lo siguiente con respecto a Zanovana:

Se trata de un nombre aplicado a un paraje dentro del término de La Línea de la Concepción. No hemos logrado tener constancia del caso más que por las fuentes cartográficas militares del siglo XX, pero de verificarse su efectiva existencia [hecho que hoy ya se ha producido] podría plantearse la posibilidad de que derive de un antropónimo Zenobius.

Como es conocido, en la vía que comunicaba Malaca con Gades aparecía una serie de ramales menores. Uno de estos ramales tenía su inicio en el lugar por el que esta calzada cruza el río Guadiaro: un vado que en época medieval era conocido como vadera de Filely y en el que también existía en el siglo XVI una torre-venta llamada de La Serrana, de la que nacería tiempo después la actual población de Guadiaro. Este ramal discurría en paralelo al río por su margen derecha hasta la desembocadura. Desde aquí, y en dirección sur, es decir, desde el actual Sotogrande hacia La Línea, recorría toda la costa a través de varios enclaves, sobre todo factorías o lugares de explotación pesquera, como el contrastado de Borondo-Guadalquitón. El de La Hacienda, entre los arroyos de El Higuerón y el de Los Migueletes, hoy totalmente desaparecido, pero del que tenemos también constancia porque aparecieron en los años ochenta algunos restos que nunca llegaron a ser estudiados, y donde todavía, tras los temporales de levante, suelen aparecer algunas cuadernas de navíos, según testimonios de pescadores que frecuentaban un caladero existente en sus proximidades. El de La Almadraba, con restos de esa importante edificación recientemente destruida junto a unas cimentaciones de las antiguas casas pertenecientes a la Compañía Arrendataria de Tabacos. Y, por último, La Atunara, espacio que sorprendentemente jamás ha sido estudiado, aun conociéndose la existencia de varios vestigios, como el de un pozo (el llamado pozo del Rey), punto de aguada utilizado por las galeras reales, y una posible pileta, que los lugareños llamaban el “destripadero”, y que dicen sirvió de solera para la construcción de la antigua ermita de la Virgen del Carmen.

El trayecto de este ramal lo podemos vislumbrar a través del Itinerario de Antonino. La información que ofrece este documento ha permitido la localización de un número importante de enclaves romanos desaparecidos y ramales de calzada. Pensamos que Zanovana puede ser uno de estos.

Debemos tener en cuenta que la vía del Itinerario de Antonino, a través de la actual comarca del Campo de Gibraltar, transitaba por: Barbariana/Calpe-Carteiam m. p. X/Porto Albo m. p. VI/Mellaria m. p. XII/Belone Claudia m. p. VI. Para situarnos, señalaremos que en este itinerario aparecen una serie de poblaciones perfectamente localizadas, como Barbariana o Barbésula (Cortijo de Los Canos), cerca de la desembocadura del Guadiaro; Calpe-Carteiam (Gibraltar y Carteia); Portus Albus (Palmones) y Mellaria (Tarifa).

Este ramal secundario que recorre la línea de costa por el término municipal de La Línea, y del que apenas se tiene conocimiento, lo venimos estudiando desde hace tiempo. Al cotejarlo con el Itinerario de Antonino, podemos establecer, aunque sea de forma provisional, que desde Barbariana se dirigía a Calpe, o sea Gibraltar, y desde aquí y Carteia (de ahí la forma acusativa Carteiam) a la mansio, lo que hace suponer que se refiere a la actual San Roque, porque no podemos descartar la posibilidad de la existencia de estaciones menores, como ha demostrado la arqueología en otras zonas. Es en relación con este ramal como, desde hace un par de años, venimos estudiando el asentamiento que denominamos Zanovana.

El motivo por el que el topónimo Zanovana es actualmente poco conocido reside en el hecho de, una vez desaparecido de los mapas militares a principios de siglo XX, sólo quedó perpetuado, en el conocimiento popular, por el uso entre algunos cabreros, gañanes y carboneros, pero nadie más. Por otra parte, la tardanza en la localización de este asentamiento hay que buscarla en un error de apreciación cartográfica.

El vocablo Zanovana es lo suficientemente largo, en un mapa militar de 1:100.000, por ejemplo, para que su grafía ocupe un espacio correspondiente a unos tres kilómetros. Al parecer, en uno de estos mapas el cartógrafo tomó como punto de referencia del lugar la “Z” inicial, cuando en realidad debió considerar la última “a”. De ese error procede la confusión y el desconocimiento posteriores.

Un enclave dependiente de Carteia

Relacionado este asentamiento con Carteia y su entorno, en lo que debemos considerar como su cinturón industrial y del que tan poco se conoce, situamos Zanovana en un nivel de interés asimilable al de enclaves, hasta época de Augusto, como Getares, El Rinconcillo, Venta del Carmen, Ringo Rango, Villa Victoria (en Puente Mayorga), Casemates (Gibraltar), probablemente los de La Caleta y La Atunara, y Guadalquitón, entre otros en fase de estudio.

Carteia era una ciudad importante en todos los aspectos, con un nivel industrial destacado desde su fundación. Las factorías de salazones, las alfarerías, las tenerías, los telares, las fundiciones, etc., se instalaban fuera de la ciudad, principalmente por temas de salubridad. Durante la crisis general de Roma, en el siglo III d. C., se produce un proceso de ruralización, muy significativo en la Bética, que incide en el plano económico y en el social, y que conlleva la progresiva decadencia de muchas ciudades, provocando en algunos casos su total desaparición. Sin embargo, pese a la gran importancia que adquiere el campo, la vida urbana no queda totalmente anulada, como reflejan los casos de Traducta y, en menor medida, de Carteia. En nuestra opinión, es en este contexto donde debemos contemplar el enclave de Zanovana. Es cierto que las ciudades del arco de la Bahía no estuvieron ajenas a la crisis general que comienza a partir del siglo III, tal como señala la arqueología.

Se percibe una disminución del comercio a gran distancia, favoreciendo una producción sobre todo destinada al autoabastecimiento y al comercio de corto recorrido. La decadencia de lo urbano conlleva el abandono de ciudades y la dispersión de sus pobladores, que se reinstalan en pequeños núcleos rurales, pasando lo que venían siendo villae a estructuras más amplias, y que convencionalmente pueden ser consideradas fundus y posteriormente vici (los vicos altomedievales).

Por otro lado, señalaremos que el citado arroyo de La Almadraba es la arteria principal de toda la zona de Los Portichuelos, habitada a lo largo de los siglos. De hecho, aunque sin un valor todavía relevante, también aparecen en el entorno fragmentos de cerámica que bien podría identificarse como almohade, lo cual no es ninguna rareza si tenemos en cuenta que la primera ciudad que como tal aparece en el Peñón es la Madina al-Fath (ciudad de la Victoria) fundada por el emir almohade Abd al-Mu’min en 1160. También existen vestigios de apariencia nazarí, y otros atribuibles a épocas más tardías en torno a los siglos XVII-XVIII, además de fragmentos de vajillas británicas del XIX y XX, tan frecuentes en otras zonas de la comarca.

Fragmentos de material cerámico.
Fragmentos de material cerámico. / José Beneroso

Nuestras hipótesis, pues por ahora únicamente podemos movernos a ese nivel, e insistimos en ello para despejar cualquier tipo de dudas o recelos, parten de observaciones practicadas en superficie sin alteración alguna como consecuencia de nuestra exploración. Actividad de campo que nos ha permitido descubrir ensanchamientos en el cauce de La Almadraba, hoy totalmente seco durante gran parte del año, aparentemente destinados al almacenamiento de agua mediante la instalación de azudes que facilitarían el riego a través de canalizaciones de material perecedero Todo lo cual propone la posibilidad de que este asentamiento no sólo se dedicase a actividades relacionadas con la pesca y procesado de productos del mar, sino también a tareas agrícolas y al bataneo.

El topónimo Zanovana

Antes de acercarnos al nombre del asentamiento, digamos que en época bajoimperial esta zona se caracterizaba por un notable dinamismo socio-económico causado, en última instancia, por la inclusión de la provincia Mauritania Tingitana en la Diocesis Hispaniarum en el tránsito del siglo III al IV. Tanto Carteia como Traducta, y por ende sus cinturones industriales, continúan mostrando una palpable intensidad económica basada, fundamentalmente, en la industria salazonera. La decadencia de Carteia hay que situarla ya en el siglo VI, al igual que Caetaria y Villa Victoria, como afirma la profesora Jiménez Vialás, por lo que es muy probable que Zanovana corriera la misma suerte.

Por otro lado -a partir del 380, con Teodosio en el poder-, cuando el cristianismo se extiende bastante al ser declarado religión oficial del Imperio, la Bética recibe un gran número de cristianos proveniente de Oriente y del norte de África, afincándose muchos de ellos en nuestra zona. Coincidiendo con el proceso de ruralización antes comentado, y con la decadencia de Carteia, aparecen grandes propiedades en los alrededores, contexto en que, a nuestro juicio, debemos contemplar Zanovana. No descartamos que Zanovana o Zanovano tenga su origen en algún antropónimo, bien el nominativo Zenobia, bastante conocido porque así se llamó una reina de Palmira, o Zenobio, voz masculina que ya no lo es tanto, si bien podemos relacionar con Carteia a un militar así llamado y de quien apenas se tiene información.

El citado profesor Rafael Sabio señalaba su vinculación con el antropónimo Zenobius (Ibidem), con origen en Oriente, por lo que cabe asociar su proliferación en el Mediterráneo occidental con la población oriental recibida en el siglo IV tras el triunfo del cristianismo. Así cabría la posibilidad de que un individuo, quizá uno de los primeros propietarios del lugar o uno de los más destacados, fuese un tal Zenobius. Era costumbre latina nombrar lugares en referencia a una persona a partir del nomen o el cognomen de ésta, pero adaptando su género de tal manera que si se trataba de una villa aparecería en femenino, y si era un fundus, en masculino, acudiendo a las formas neutras con menor frecuencia. En nuestro caso, nos hallaríamos posiblemente ante una villa y de ahí la feminización en la forma Zanovana. Entre otras villas afectadas por un fenómeno fonético similar podemos citar los casos de Zambana o Sambana, Zanona, Cerejana, Tapatana, Faysana, o los más conocidos de Chipiona o Churriana.

Sobre una posible datación

Inicialmente hicimos corresponder la datación de Zanovana con el tránsito de los siglos III al IV d. C. Sin embargo, tras la inspección del asentamiento realizada por varios arqueólogos, y tras localizar un pequeño y único fragmento de cerámica muy específica de la segunda mitad del siglo I d. C., cabe la posibilidad de retrotraer su origen, aunque no mucho más allá del periodo en que se produce la progresiva desaparición del sistema esclavista, aproximadamente entre los años 200 y 400 d. C., cuando también la inestabilidad de las ciudades obliga a que una parte importante de la población decida establecerse en el campo en busca de un contacto más directo con las fuentes de alimento. Por lo tanto, la gente más acomodada pasa a residir en sus villas, donde aparecen almacenes, molinos, hornos, lagares, fraguas, etc. Estas villas proliferan y tienden a convertirse en centros de producción, en primer lugar y de forma prioritaria, para el propio autoabastecimiento de la comunidad, pasando a ser en muchos casos fundi, de variada extensión y trabajados por una mano de obra que progresivamente transforma el anterior estatus de esclavo por el de servus.

A modo de conclusión

Evidentemente, nos encontramos ante un asentamiento romano con cierta probabilidad de tener un origen anterior que hemos denominado Zanovana. A tenor de lo observado en superficie, estamos ante una zona en la que la profusión de materiales constructivos, contenedores (ánforas y dolios) y cerámicas comunes, además de fragmentos de terra sigillata nos convencen de hallarnos ante un enclave de cierta importancia relacionado con tareas tanto agrícolas como pesqueras, y que insertamos en el cinturón industrial de Carteia.

Concluimos resaltando la urgencia de arbitrar medidas para la protección de un lugar cuya potencialidad arqueológica es indudable, con el fin de asegurar el estudio e investigación de los registros aparecidos y de los que en un futuro irán apareciendo. En este punto consideramos improrrogable la actualización del Catálogo de Patrimonio de La Línea de la Concepción, y la confección de una carta arqueológica en el municipio.

Artículo publicado en el número 59 de Almoraima, revista de estudios campogibraltareños

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