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Barriadas de La Línea: La Atunara (VII)

Enciclopedia de La Línea

El referente monumental del barrio es la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que en su origen fue una fábrica de salazón

El edificio que acogió la fábrica del Consorcio Nacional Almadrabero. / Jorge Del Águila
Miguel Del Manzano Pratts

29 de agosto 2021 - 05:00

La Línea/La barriada de La Atunara no posee grandes monumentos, por tener un entorno humilde. Sin lugar a dudas, el referente monumental es la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, situada en un edificio que data del siglo XIX. La parroquia como tal comienza a funcionar en el año 1944, al ser remodelada y bendecida. Anteriormente, esta obra arquitectónica acogía funciones netamente empresariales, ya que en sus orígenes era una fábrica de salazón de propiedad privada, que constituía un importante foco de riqueza y trabajo en esta barriada. La Iglesia se une al sentir marinero de La Atunara ya que, si se contempla el techo desde su interior, se puede observar el enorme parecido que mantiene con el interior de cualquier embarcación de madera. Además, su privilegiada ubicación, a escasos metros de la playa de levante, la convierte en una estampa típica bastante atractiva para cualquier vista.

La Casa del Mar

El 18 de octubre de 1971, con motivo de la visita que hicieron a La Línea los ministros del Plan de Desarrollo y el de Obras Públicas, se inauguró en la barriada de La Atunara la Casa del Mar, perteneciente al Instituto Social de la Marina y Cofradía de Pescadores. Era una necesidad que venía acusando los pescadores, disponer de un “Hogar o Casa del Pescador”, donde pudieran reunirse y darle solución a los problemas sociales y familiares. Siendo alcalde de la ciudad don Juan Blasco Quintana, consiguió hacer realidad la aspiración de los hombres de la mar de La Línea y agilizó las gestiones, de forma que en 1970, se presentó el Delegado Provincial de Trabajo con el proyecto y su puesta en marcha. La planta alta de la Casa del Mar estaba dedicada a Ambulatorio, equipado con moderno material médico-sanitario, y un servicio de Medicina General y varias especialidades. En la planta baja se encontraban las oficinas, despachos, cafetería, salón de televisión y biblioteca.

El cable de África

Otro elemento interesante en esta barriada es la instalación del cable telegráfico submarino de África. Hemos encontrado una breve reseña periodística de hace más de 120 años, que apareció en la prensa local el día 15 de julio de 1891 y que dice así: “El cable de África”. El sábado se ha recibido ya oficialmente la estación para el amarre del cable construido en La Atunara. La Comisión inspectora la forman los señores don Enrique Friol, inspector de Telégrafos, y don Federico Montes, jefe de la Sección de Almería. Esta semana, si los vientos reinantes no lo impiden, empezará el tendido del cable desde la costa de África”. Esa era escuetamente la noticia que apareció sobre el cable telegráfico de La Atunara. Los más viejos del lugar recuerdan que la estación de amarre del dicho cable estuvo instalada al norte de la barriada, algo más allá de donde se encontraban las ruinas de lo que fuera la Estación de Salvamento de Náufragos y el cuartelillo de Carabineros, es decir, en el lugar que llaman Cerro del vapor. Algunos recuerdan haber visto el cable cortado y preparado, asomado su extremo entre las arenas de la playa.

El edificio de la Sociedad de Salvamento de Náufragos. / E. S.

Sociedad de Salvamento de Náufragos

En el Diario de La Línea del jueves 16 de noviembre de 1893 se daba la noticia de que había quedado constituida la Sociedad de Salvamento de Náufragos de La Atunara y se anunciaba que en breve se construirá el edificio donde se albergará el “bote salvavidas Juana de Dios” y el “lanzacabos”, pedidos a Londres y cuya llegada a Gibraltar no se haría esperar. Un año y tres meses después, el día 18 de febrero de 1895, decía el mismo periódico: “La Junta de Salvamento de Náufragos de esta localidad estuvo ayer en La Atunara para hacerse cargo del local construido en la playa por la Junta Central de Madrid, con destino a la estación de salvamento y del bote salvavidas recientemente llegado de Melilla. También gestionó dicha Junta el nombramiento de la brigada que ha de tripular dicho bote y todo cuanto es necesario para dejar montado en nuestra playa el humanitario servicio de referencia en las perfectas condiciones…”.

La estación de salvamento estaba situada en la barriada de La Atunara, con edificio propio, bote salvavidas y aparato lanzacabos, costeados todo por la Junta Central de Madrid y con fondos legados por la señora Juana de Dios Lacoste, viuda de Ysasi, cuyo nombre fue del bote salvavidas, el cual era tripulado por una brigada de marineros al mando del patrón don Antonio Seliva Martínez. Desde su creación, la Sociedad de Salvamento de Náufragos prestó grandes servicios a los hombres de la mar y salvó muchas vidas de pescadores y marineros.

En 1899, la Junta Directiva de esta Sociedad estaba compuesta por los siguientes señores: Presidente: D. Manuel Bonelo Infante. Vicepresidente Primero: D. Trinidad Fernández Roda. Vicepresidente Segundo: D. Félix García del Rivero. Tesorero: D. Manuel Vegazo Olmedo. Secretario: D. Cristóbal Amaya Ramírez. Vocales: Padre Laureano Pandelo, D. Bartolomé Lima Ortiz, D. Ricardo Ruiz Cuadro, D. Juan de los Santos Madrid, D. Francisco Vegazo Olmedo, D. Manuel Lorenzo Méndez y D. Ramón María Bonelo Infante.

El Pozo del Rey. / Jorge del Águila

El Pozo del Rey

Los antiguos pescadores dicen que uno de los lugares primitivos, tal vez obra árabe, es el llamado Pozo del Rey. Detrás de la calle Canarias, situado en una encrucijada de callejones arenosos, se encuentra el anillo de lo que fuera un gran pozo ya cegado. Efectivamente, unos gruesos muros del pozo, cuyos cimientos asoman a la superficie de la arena, tienen todas las trazas de una obra antigua. Durante muchos años, abasteció de agua a toda la población de la barriada y no nos extrañaría que fuese una obra primitiva.

No pensamos que tenga los siglos con que los documentos datan a los primeros pobladores de La Atunara; sin embargo, se podría señalar que el Pozo del Rey, como otros vestigios que aparecieron en la calle Poniente, existieran ya en la época de los fuertes de Santa Bárbara y San Felipe, con la llamada Línea de Contravalación de la Plaza de Gibraltar.

Cuando construyeron la casa de don Agustín Navarro aparecieron gruesas murallas de más de un metro de espesor y algunos pasadizos interiores. Los operarios intentaban excavar para construir un pozo de agua dulce, pero tropezaron con grandes dificultades al dar con estos sólidos muros similares al hormigón. Entre los años 1735 y 1810, existió en La Atunara un fuerte de artillería, construido por los ingenieros militares españoles, durante los célebres sitios de Gibraltar. Por lo tanto, lo más probable es que estos vestigios, incluyendo el Pozo del Rey, pertenezcan a esa época. Por lo menos, no tenemos otros argumentos para atrevernos a especular sobre la época árabe.

Miguel del Manzano falleció el viernes 23 de julio, pero dejó listo para su publicación el capítulo sobre la barriada de La Atunara de su Enciclopedia de La Línea.

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