Jardines Saccone y Villa San José
LA LÍNEA EN BLANCO Y NEGRO
En 1922, se celebró el acto de toma de posesión del nuevo Palacio Municipal linense al mismo tiempo que se descubría un busto al ilustre don Luis Ramírez Galuzo
El día 6 de agosto de 1870, la recién instituida Corporación Municipal de La Línea alquilaba una casa en la calle José Cadalso 8, duplicado donde poder realizar sus funciones administrativas. La citada casa era propiedad del señor Recaño, al cual le estuvieron abonando la renta de 80 pesetas mensuales hasta 1890.
A partir de esta, subieron a 130 pesetas lo que motivó una reunión del Pleno para buscar un nuevo emplazamiento. En este edificio de planta baja que se comunicaba con la calle San Pedro (Carboneros), nuestra Casa Capitular estuvo 52 años, desde el día 6 de agosto de 1870 hasta el 16 de julio de 1922, fecha en la que pasa a un nuevo edificio de propiedad municipal en la Villa de San José y jardines de Saccone.
La compra de la antigua Villa de San José quedó finalizada en los primeros meses de 1922, siendo alcalde presidente don José Cayetano Ramírez Galuzo por la cantidad de 85 mil duros (425.000 pesetas) pagaderos en varios plazos a los herederos de don Jeremías Saccone, culminando así las gestiones que había iniciado muchos meses antes don Leopoldo Diáñez, continuadas a la muerte de este por don Juan Díaz Escribano con don José Martí Saccone y el primo de éste el gibraltareño señor Patrón padre de don José Martí quien fue cónsul general de España en Gibraltar.
Estos jardines estaban compuesto por hibiscos, falsa acacia (Robinia umbraculifera), acacias, ciruelo rojo (Prunus variedad pissardi), azahar de China (Pittosporum tobira), bandera española (Lantana), buganvilla, yucca elephantipes (Yuca pie de elefante), ciprés (Cupresus), abelias grandiflora, plátanos prientales (Platanus orientalis), encina (Quercus ilex), palmeras canarias (Phoenix canarienses), coníferas (Araucarias excelsa) y ficus retusa, siendo este el más antiguo, al que se le calcula unos 180 años en la actualidad. Además había otras 30 variedades de plantas como, rosales, gladiolos, jacintos, linos, narcisos, tulipanes y otras.
Al cuidado de estos Jardines Municipales de La Línea estaba don Antonio Parra Ruiz, experto floricultor linense que ejerció durante 30 años, y don Martín Haro Moreno. Seguramente hubiera algunos más en aquella época, pero no tenemos conocimiento de sus nombres en los años 60 estaba de guarda Benítez.
Una vez posesionado de la finca, el Ayuntamiento procedió a su adaptación. En ella tomó parte muy activa don Rogelio Ramírez, quien se ocupó de la adquisición del mobiliario necesario para instalar con el rango deseado tanto el salón de sesiones como el despacho de la Alcaldía.
Se encargó el mobiliario a una casa especializada de Granada, destacando la belleza de los sillones, así como la de la mesa principal en estilo renacentista de cuero repujado, sobresaliendo la filigrana del escudo de nuestra ciudad.
En los primeros tiempos, el despacho de la Alcaldía estuvo instalado en el salón central de la planta baja de la residencia vivienda de los Saccone. Años más tarde, este salón en el que resaltaba la belleza de su escultórica chimenea de mármol de carrara se destinaría a salón de recepciones y reuniones informales, trasladándose el despacho de la Alcaldía a la parte que ocupaba el de la secretaría en el lado oriental del propio edificio, realizadas las reformas necesarias para la instalación de la Alcaldía y sus dependencias en el interior del palacete de recreo de los Saccones.
El 16 de julio de 1922, se celebró con gran brillantez el acto de toma de posesión del nuevo Palacio Municipal al mismo tiempo que se descubría un busto al ilustre patricio Don Luis Ramírez Galuzo.
A este acto asistieron las autoridades civiles, militares y religiosas del Campo de Gibraltar y otras personalidades entre las que figuraba el diputado don José Luis de Torres Beleña y el Canónigo don Victoriano Molina, vice-presidente de la Academia Hispano Americana e ilustre hijo de La Línea, quien pronunció un elocuente discurso. El alcalde don Cayetano Ramírez descubrió el busto de don Luis Ramírez Galuzo obra del escultor Ynurria.
En el interior del edificio fueron también presentados un retrato al óleo de S.M. el Rey Don Alfonso XIII pintado por José García Sánchez, otro óleo del mismo monarca español con uniforme de caballería realizado por Indalecio Haro, así como otro gran cuadro titulado La Limosna de la Virgen del famoso artista linense José Cruz Herrera.
Durante 46 años, el Ayuntamiento estuvo funcionando ininterrumpidamente en el viejo palacete de los Saccone sin que se realizaran en él la menor reforma o alteración. Hasta que, en 1968 y durante la Alcaldía de don Pedro Alfageme González, se procedió a una gran reforma tanto de su interior como exterior y, mientras tanto, de forma provisional todas las dependencias municipales se establecieron en la planta alta del Circulo Mercantil con entrada por la calle Hércules.
Finalizadas las obras de reformas en octubre de 1969, este volvió de nuevo a ocupar su edificio tradicional pero no se inaugura oficialmente hasta 1970 y ya bajo la presidencia del nuevo alcalde don Juan Blasco Quintana.
Una de las especiales características del edificio antes de la reforma era su parte trasera, donde existía una especie de patio semicircular al descubierto elevado y rodeado por una valla de hierro al que se llegaba por dos pequeñas escaleras laterales que daban al jardín. Este patio, cuya mitad se unía al edificio, estaba formado por unos pasillos porticados en donde se encontraban algunas oficinas municipales. En muchas ocasiones, se celebraron en este patio muchos bailes y recepciones organizados por el Ayuntamiento, así como algún que otro concierto por la banda municipal, donde tenía a lugar el sorteo de los mozos linenses que entraban en quinta.
La principal entrada hacia las dependencias burocráticas del Ayuntamiento se hacía por la puerta lateral frente a la glorieta y había que subir una escalera de mármol. Por encima del patio trasero se encontraba una construcción de madera cuadrada, una especie de mirador el cual estaba oculto a la vista por la parte del jardín debido a los altísimos árboles de la entrada. En cuanto a la fachada principal del edificio, por donde se pasaba a un vestíbulo, tenía unas columnas de mármol y escalera, sólo que ésta era de piedra labrada más estrecha y con los laterales del vestíbulo cerrados.
La chimenea del Ayuntamiento
Pese a los muchos años transcurridos desde que se construyó el palacete de los Saccone, se conserva en el gran vestíbulo de este edificio una auténtica joya del año escultórico cincelada en noble mármol de alabastro. Nos referimos al maravilloso friso que ornamenta, la boca de la chimenea sobre cuya cornisa se apoyaba un gran cuadro de Cruz Herrera, una gran obra artística dentro del escaso patrimonio artístico y monumental con el que cuenta La Línea.
La chimenea del Ayuntamiento es conocida, admirada y muy estimada en lo que vale, no solo por representar un delicadísimo trabajo de orfebrería marmolista, sino porque forma una parte muy interesante de la historia de La Línea de la Concepción, el valioso friso hecho en dos o tres piezas de auténtico y duro alabastro es algo que deleita y subyuga al que la contempla, su delicadísima y complicada talla está lograda por un desconocido maestro escultor.
Dos faunos casi enredados en los troncos de dos parras forman el conjunto escultórico de la chimenea, donde se ven otros animales comiéndose las uvas como ardillas, aves y reptiles pequeños, parece ser que esta singular obra de arte que embellece y honra el gran vestíbulo de nuestro Palacio Municipal. Fue traída de Italia por los antiguos propietarios de este edificio hace ya más de 100 años junto con la fuentecita, las estatuillas que se encuentran en el jardín y las columnas de la entrada principal de edificio.
Según cuentan los ancianos del lugar con motivo de una visita de cortesía que hizo en cierta ocasión una alta personalidad a nuestra ciudad, fue ésta cumplimentada en el Ayuntamiento por el entonces alcalde don José García Sáez Diente, quien tuvo el buen gusto de mostrar la maravillosa chimenea a una ilustre personalidad quedó ésta prendada de ella haciendo grandes elogios a la extraordinaria belleza de un singular obra de arte, tal vez en espera que el señor alcalde le ofreciera tan preciado tesoro artístico pero como éste se hizo el desentendido la tal personalidad se marchó algo disgustado de La Línea.
En otra ocasión, una distinguida dama quedó tan enamorada de la citada chimenea que pretendió que se la regalaran, para ello recurrió a importantes recomendaciones que hizo llegar al mismo alcalde, pero como el alcalde era un linense en cuerpo y alma, llevó el asunto al pleno municipal para deliberar sobre tan delicado tema. Como era de esperar, el resultado fue acordar por unanimidad que la chimenea no saliese del Palacio Municipal a cuyo patrimonio pertenecía.
La 'Casa Colorada'
Al derribarse un muro durante las obras de ampliación y reformas del edificio, apareció una placa que llevaba la fecha de 1871. Desde luego que una cosa está muy clara y es que el edificio de la Casa Colorada junto con el edificio que ocupaba el Retén Municipal el que existía antes de la reforma de 1969 ,que eran las cuadras y cocheras de la Villa de San José, se construyó algunas fechas antes que el Palacete que ocupaba el Ayuntamiento.
La Casa Colorada a cuyos ladrillos colorados de su fachada se le dieron una mano de pintura de color amarillo, ahora ha vuelto a su color original.
Cuando se construyó la casa, su principal destino fue la villa de recreo de la riquísima familia de los Saccone en 1889. No se sabe con certeza si estuvo en este edificio instalado el Asilo de Huérfanos de Benso (actual Colegio Providencia del Sagrado Corazón de Jesús) o en otros de la Villa pero parece ser que sí.
Más tarde, fue residencia del jardinero don Ernesto Codali Butti, así como del personal de servicio de la Villa hasta ya entrado el presente siglo, por el año 1917 con motivo de las misiones del Padre Arnáiz de la Compañía de Jesús en La Línea y a petición de este, el Ayuntamiento le proporcionó un local para establecer una escuela dirigida por las Hijas de la Caridad que en 1921 se convirtió en Congregación de Hijas de María.
Este edificio, propiedad del Ayuntamiento, se convirtió en Instituto de Enseñanza Media del que fue director don Evaristo Ramos padre del prestigioso Doctor Ramos Argüelles, y fue secretario del mismo instituto don Saturnino Cristóbal Carretero.
En 1936, desparecido el instituto, se cierra el edificio hasta el año 1940-1941 en el que es ocupado de nuevo por las Hermanas de San Vicente de Paúl que, mientras tanto habían estado alojadas en un edificio de la Plaza de la Iglesia, donde también había estado la escuela por aquellos años difíciles de los cuarenta.
Al mismo tiempo que se establecía el Colegio del Sagrado Corazón, funcionaba la Gota de Leche, organización destinada a la obra del auxilio social especialmente para ayudar a la infancia.
El edificio del Retén Municipal antes de la reforma
El antiguo edificio al que se trasladó el Retén Municipal en el año 1922 desde la calle Doctor Villar, siendo por aquellas fechas jefe de la Guardia Municipal don José Veret del Rey. Estaba junto a la residencia de los Saccone.
En sus orígenes, este edificio de planta baja situado en el extremo este de la finca, fue destinado a cuadras y cocheras en la parte superior del edificio. En una especie de camaranchón se almacenaba el grano y la pasa para las caballerías al que se subía por una ventana que daba al jardín por medio de una polea.
En esta misma caballeriza sobre el año 1903, la Guardia Civil, que por entonces tenía un cuartel muy pequeño en la calle Duque de Tetuán, encerraba los caballos del servicio como favor que los propietarios de la finca hacían al benemérito Cuerpo de la Guardia Civil destacado en La Línea.
La verja de los jardines
Aunque no lo parezca, la verja de hierro que bordea los jardines de Sacconne también tiene su pequeña historia.
Esta hermosa verja fue construida en Sevilla en el año 1927 por la empresa Domingo de la Prida Álvarez por un valor de 3.000 duros. Fue encargada por orden del entonces alcalde de La Línea, don Andrés Viñas García.
Con respecto a su instalación, también tenemos un detalle muy curioso. Cuando el Ayuntamiento se trasladó a este lugar, el jardín estaba cercado por una alta tapia cubierta de enredaderas. Por lo tanto, para colocar los hierros se desmontó la mitad de la muralla. Fue entonces cuando ocurrió la sorpresa, pues al mismo tiempo que se recibían los hierros el señor Viñas, cesaba como alcalde, así que para que otro no se pusiera la florecita ordenó que inmediatamente fuera ejecutada la operación y en una sola noche se colocó la verja desde la Casa Colorada hasta el Retén Municipal obras que corrió a cargo del muy competente maestro albañil don Salvador Ruiz Gómez, conocido en la ciudad por el Chico de la Blusa.
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