La plaza de toros
La Línea en blanco y negro
El coso linense acogió a los diestros más conocidos desde 1883 hasta su clausura en 1975
Cuando en el año 1880 se cumplía exactamente la primera década de la fundación de la Villa de La Línea segregada del municipio de San Roque, ya existían en el Campo de Gibraltar la plaza de toros de Algeciras, construida en el año 1851 (antes de La Perseverancia), y también la de San Roque, en el año 1853. Surge en esos momentos en el municipio linense, que ya contaba con 1.260 habitantes, la construcción de una plaza de toros que con el tiempo tanta importancia habría de dar a los festejos de la Velada.
En sesión del Ayuntamiento celebrada el día 7 de abril de 1880 “se da lectura a una instancia suscrita por don Fernando Prades y Vives y don Rafael Jiménez Calderón y Compañía, vecinos de Madrid y residentes en la actualidad en la Plaza de Gibraltar, como empleados en la sección facultativa del ferrocarril Jerez-Algeciras, solicitando licencia para construir un circo o plaza de toros a expensas de los exponentes y en terreno de su propiedad”. Esta solicitud es rechazada en la sesión del 5 de mayo siguiente porque, según informe técnico emitido, “el proyecto no reúne las condiciones necesarias para los de su clase”. En aquella fecha era alcalde de esta Villa don Enrique Rovira Ortiz.
En aquella misma sesión municipal se dio lectura a una instancia suscrita por don Adolfo del Castillo, arquitecto de la Real Academia de San Fernando, y don Luís Ramírez Galuzo, del comercio linense, solicitando autorización del Ayuntamiento para construir un circo donde pudieran celebrarse espectáculos acrobáticos, ecuestres y taurinos. Esta construcción es autorizada por el Ayuntamiento en la siguiente sesión celebrada el día 12 del mismo mes y año, tras un detallado informe de la Comisión Municipal de Policía Urbana.
La construcción de la plaza de toros venía a significar un poderoso acicate para que el Ayuntamiento acometiera reformas urbanas en la ciudad, sobre todo en los accesos a dicho coso, puesto que en sesión municipal celebrada el 4 de agosto de 1880 se propone que “sería conveniente que a las calles adyacentes a aquel edificio y muy particularmente a la calle Clavel se les diese la anchura de 12 metros con objeto de plantar árboles a un lado y a otro y a la distancia de tres metros de las aceras que se fabriquen, y de esta manera podrían transitarse en carruajes y a pie cómodamente y con holgura, además de dársele un bonito aspecto a la calle que formará alameda o paseo”. En efecto, luego se llamaría Avenida del Campo.
Un montón de calderilla
Circula entre los ancianos del lugar una anécdota en la que se cuenta que el coste de las obras de la plaza de toros fue pagado en calderilla, aprovechándose gran cantidad de ella que se hallaba acumulada en una habitación de la Bodega de Ramírez. Se dice que resultante de las ventas diarias de dicha bodega, cuyos dueños también poseían los terrenos al norte del Huerto de Pedro Vejer y promotores de la nueva plaza de toros, y que ante la imposibilidad de dar salida a aquella pequeña fortuna, decidieron emplearla en la construcción de un edificio. Tanto los jornales como los materiales de construcción fueron pagados con aquella calderilla, cinco céntimos (una perrilla) por cada ladrillo, diez céntimos (una perra gorda) por cada carga de piedra de Sierra Carbonera, y un real por cada losa labrada.
En 1880 dieron comienzo las obras del edificio que tendría forma de polígono regular, constando de 49 ochavas, dos cuerpos y 11 puertas de entrada con techumbre soportada con columnas y arcos de mampostería. Pero ocurrió que cuando la mayoría de los arcos estaban terminados se desprendió uno de ellos, arrastrando a todos los demás. Las obras hubieron de empezar de nuevo, con modificación del proyecto original. Las columnas de mampostería fueron sustituidas por pilares de madera sobre las sólidas gradas de los tendidos y cimentación, más bien propios de una fortaleza. Las otras se vieron terminadas en enero de 1883, solicitándose reconocimiento oficial facultativo para procederse a la inauguración.
El edificio fue terminado y estaba listo para albergar a sus 6.000 espectadores, en un municipio que tenía una población de 5.000 aproximadamente. Lejano queda ya aquel 20 de mayo de 1883 en que dicha plaza fuera inaugurada, asistiendo espectadores de todo el Campo de Gibraltar, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Málaga, Córdoba, Sevilla y Madrid, y presidida por las altas autoridades militares y civiles de La Línea de la Concepción y Gibraltar.
Inauguración del coso taurino
Emitido favorable informe por el Arquitecto Provincial, el día 20 de mayo de 1883 se procede al magno acontecimiento de la inauguración de la plaza de toros de La Línea, fecha que coincide con el día del Corpus y festejos de La Velada. En aquellas fechas era alcalde de La Línea don Andrés González Rojas, quien preside el acto inaugural juntamente con las autoridades de la vecina plaza de Gibraltar y de la comarca expresamente invitadas.
En esta primera corrida, con un lleno hasta la bandera, el cartel no puede ser más extraordinario por la participación de las figuras del toreo más grandes de la época, como los matadores Antonio Carmona El Gordito, de Sevilla; Salvador Sánchez Frascuelo, de Churriana; y Antonio Ortega El Marinero, de Cádiz, que lidiaron seis bravos toros de la ganadería de doña Teresa Núñez del Prado, de Arcos de la Frontera. Tan célebre corrida dio comienzo a las 16:30 horas, siendo los precios de las entradas de 16 reales de vellón la sombra y 10 reales de vellón al sol.
Luego y cada año siguiente se dieron otras grandes corridas en la plaza de toros de La Línea y otras clases de espectáculos como la del 5 de julio de 1885 en que torearon los diestros Manuel Hermosilla y Diego Prieto Cuatro Dedos, que lidiaron y mataron toros de la ganadería de Joaquín Castrillón. Cuatro Dedos sufrió una cogida grave, por cuyo motivo a Hermosilla le tocó matar los seis toros que tomaron 36 varas y mataron 5 caballos
Por la plaza linense pasaron las más importantes figuras del toreo durante décadas, lo que demuestra el relieve que siempre tuvo la Feria de La Línea y sus espectáculos taurinos, que el Ayuntamiento subvencionaba obligando a los propietarios de la plaza a ofrecer carteles de primera calidad tanto en ganaderías como en espadas. Pero no fue hasta marzo del 1928 cuando el Ayuntamiento de La Línea comienza a hacer gestiones para la adquisición de la plaza, y en diciembre de dicho año se faculta a la alcaldía para ultimar la compra. El día 21 de marzo de 1929 es firmada por el Ayuntamiento la mencionada adquisición de la misma, más en mayo de 1930 se propone su venta en pública subasta.
No queremos cerrar esta semblanza sobre el coso taurino linense sin antes hacer mención a la última corrida celebrada en esta plaza, el domingo día 20 de julio de 1975, con el siguiente cartel: “A las 18:30 horas, gran corrida lidiándose seis magníficos y escogidos toros de la acreditada ganadería de don Marcos Núñez para los diestros Curro Romero, Rafael de Paula y Francisco Ruiz Miguel”.
Esta fue la última vez que sonó el clarín en la plaza de toros de La Línea, noventa y dos años han transcurrido entre la primera corrida inaugural y la de su clausura en 1975 por su estado ruinoso. En 2019 se reanudaron las obras de rehabilitación de la plaza de toros paralizadas en 2009.
Las obras de la plaza de toros para adaptarla y convertirla en un centro multiusos bajo se centran en la consolidación, rehabilitación y el nombre de El Arenal, denominación original del coso. El inmueble, una vez reformado, tendrá una capacidad de 6.000 localidades y en el mismo recinto se ubicará el histórico Museo Taurino Cabrera Duarte, uno de los más antiguos de Andalucía, según comunicó el Ayuntamiento de La Línea.
El importe del proyecto es de 2.189.490,51 euros (IVA incluido), financiado al 80% con fondos europeos y el 20% de aportación municipal, con un plazo de ejecución de obras de catorce meses y un plazo total de redacción del proyecto de ejecución de tres meses. Está previsto que esté finalizada para el año en curso 2021 o 2022.
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