Una caldeosa linense enamorada de 'su' Cancún
LINENSES POR EL MUNDO
Marta Morales. Después de siete años en Sevilla, esta emigrante puso rumbo a México el pasado mes de enero para acabar sus estudios y está prendada de su nuevo entorno
MARTA Morales Rubiales (La Línea, 21 de mayo de 1989) lleva siete años ejerciendo de emigrante, lo que supone una parte importantísima de su vida. Primero los siete que dedicó a sus estudios de Arquitectura en la Universidad de Sevilla. Un periodo en el que siempre encontraba una excusa para volver a casa porque la capital hispalense no acabó de cautivarle. Pero desde el pasado 20 de enero reside en Cancún (México) en cuya Universidad de La Salle convalida una asignatura pendiente y prepara el proyecto de fin de carrera. Una ciudad de la que se ha enamorado y en la que pretende conseguir la documentación necesaria para poder conseguir la residencia temporal.... por mucho tiempo.
Marta Morales -después de varias intentonas fallidas para ser seleccionada como estudiante de Erasmus en Italia- optó por el intercambio latino, atraída por sus anteriores viajes a la Riviera Maya, entonces de vacaciones. "La zona, la cultura, me llamaban mucho la atención, por lo que quería conocer como era vivir aquí", explica. "El día que leí mi nombre en la lista de admitidos me puse a gritrar como una loca".
"Aunque llegué hace unos meses de intercambio, vine sin billete de avión de regreso y por ahora no tengo intención de volver, pero sé que tendré que hacerlo, aunque sea de forma temporal, antes de que finalice el año", confiesa.
"Mi día a día consiste en ir a la Universidad los lunes, miércoles y viernes y trabajar por las noches en una discoteca, el CocoBongo, en la que descanso un día", relata.
"Vivo con una chica mexicana que alquilaba sus habitaciones a estudiantes de intercambio en una zona residencial muy tranquila, un poco alejada del centro, pero con muchísimas comodidades. Comparado sería como vivir en Santa Margarita en La Línea", explica.
"Además de mis estudios y mi trabajo dedico tiempo al gimnasio y en casa preparando los trabajos que tengo que entregar en la Universidad", abunda. "A veces resulta estresante, pero lo cierto es que cada segundo que pasa mi vida aquí me gusta más".
"Todo lo que entraña esta zona, la cultura Maya, las ruinas de Tulum, Playa del Carmen, la comida, la música,... me encanta todo. La verdad que estoy enamorada de este lugar, puede que al ser un amor reciente ahora todo me parezca muy bonito", reconoce Marta.
"En tres meses que llevo aquí casi me he convertido en una mexicana, ya estoy familiarizada con la moneda, poco a poco como cada vez más picante, porque aquí todo, absolutamente todo, se come con picante", recalca.
"También me he acostumbrado ya al acento. Al pasar tanto tiempo con mexicanos, y sobre todo por mi trabajo, hablo con muchos y se me está mezclando el acento... aunque cuando hablo con La Línea me vuelve el mío natural", dice entre risas.
Marta Morales vuelve sus ojos a su pasado, muy reciente, y asegura que su vida en La Línea era "muy linense por así decirlo".
"Estudié en el colegio Inmaculada y en el Instituto Mar de Poniente", recuerda. "Vivía en la calle San Pablo, a la altura de Denis, Payma, Los Pitufos... por lo que soy la típica linense de centro".
"Me encanta salir a tapear, era clienta fija del Mesón La Casita, pero cómo no, me conozco todas las cartas de tapas y montaditos de todos los bares del centro, la Serrana, la Bodeguilla, Alfredo...", detalla.
"Todos los fines de semana ir a los pubs, desayunar muchos días en Bruma, y cambiarlo algún que otro día por un desayuno en el Bar Carlos, Francis, Modelo... mis últimos dos años he estado poniendo copas, trabajé un año en Chocolatt (pub y discoteca), en muchas ferias (desde Los Barrios hasta San Roque), en las temporadas de polo y por último estuve en Áttico Delhi, que no solo lo echo de menos por mis compañeros y mi jefa sino porque aquí en México es imposible encontrar un Gin&Tonic como los tenemos en España", sostiene.
"Echo también de menos el compadreo y a mis amigos", reflexiona en voz alta. "Las copitas de cualquier día que quedas primero para merendar en el Woky o el aQa y acabar en Los Compadres. Soy linense de Semana Santa, de carnavales, de ferias, de ir a la ver a la Balona, aunque sólo cuando es un partido importante... vamos, una caldeosa como toda buena linense.
Y no es tan extraño: "Mi familia es toda de La Línea y somos muy conocidos por mi abuela Mariquita Rubiales, de la tienda de la calle Aurora con Carteya de muebles y lámparas, que ahora es responsabilidad de mi tía".
"Por supuesto que ya echo de menos todo. Me gusta el ambiente linense, que en navidades estén todos los días los bares llenos, que los sábados por la mañana este repleta la calle Real, me gusta la Feria, la Semana Santa, cualquier excusa es buena para un linense para echarse a la calle, da igual que estemos en crisis y los problemas que tengamos, siempre estaremos en la calle olvidándonos de los problemas y pasando un buen rato con los amigos y una cervecita o copita en la mano", dice con orgullo.
Pese a su distancimiento físico, Marta Morales habla todos los días con su madre y alguna vez en semana con su tía a traves de Facetime. "Y además soy muy activa en Facebook, y tengo un blog [http://untequiladoblefavor.blogspot.mx], donde voy contando las cosas que hago y visito para así mantener a todo el mundo informado".
Antes de despedirse, esta emigrante linense se compromete a ver los partidos del Mundial con "una camiseta de La Roja". "Y pienso hacerlo como dios manda, en un bar y con mi cerveza, aunque tenga que ser Corona", acaba. "No soy mucho de Madrid o Barcelona, pero cuando juega la selección, ahí que voy yo, llamadme caldeosa si queréis".
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