La calle Colón

siglo XIX A finales del siglo XIX esta vía era un tortuoso callejón de arena bordeado. Hasta 1901 no recibió la condición de calle y el nombre de Colón

La calle Colón
La calle Colón
Luis Javier Traverso

16 de agosto 2015 - 01:00

DESDE finales del siglo XIX existía un tortuoso callejón de calzada arenosa bordeada de chumberas y vallados de cañas que deslindaban a los huertos y alguna que otra barraca que comunicaba la calle Reina Cristina (San Pedro Alcántara, 1887) con la calle Ángel, en 1888.

Pero no es hasta el año 1901, siendo alcalde don Manuel José Bonelo e Infante, cuando este callejón es considerado como tal calle al recibir el nombre de Colón. Por lo tanto a partir de esta fecha es cuando la calle comienza a cambiar lentamente su solitaria fisonomía de vallados de huertos, conservando hasta sus últimos años antes de que la asfaltaran los vestigios de un promontorio casi en su parte central de lo que fuera en sus orígenes un gran montículo de arena fina y movible conocido por el Cerro de la Vieja, que estaba comprendido entre el cruce de esta calle de Colón y la de Luis Braille (antes San Cecilio y también Algeciras), las Cocheras de Aguilera y el Patio de las Latas, es decir, que arrancaba de lo que era un huerto o viña, y terminaba poco mas o menos por donde estaba el horno y despacho de pan de Lucas. Vulgarmente comenzaron a llamar a este lugar Cerro de la Vieja porque, según los ancianos más antiguos, en la misma cúspide del cerro existía una barraquita donde vivía una vieja. Durante muchos años aquellas arenas finas que formaban el cerro se la fueron llevando para la construcción de casas que se fueron levantando a lo largo de esta calle y alrededores, y debido a los efectos de aquellas extracciones de arena, los cimientos del Patio de las Latas se fueron descarnando de tal manera que se le hubo de construir unos escalones de cerca de dos metros de altura a todo su alrededor en forma de contrafuerte para que sus viviendas, mitad madera, latas y mampostería, no se derrumbasen.

Poco a poco a lo largo de este camino arenoso fueron surgiendo más barracas, casas de mampostería y algunos patios de vecinos, así como establecimientos comerciales. En 1925, en la sesión de la Comisión Municipal Permanente, celebrada ese día bajo la presidencia del entonces alcalde, don José María Bonelo Urquiza, es presentada con relación de nombres de calles y secciones a donde pertenecen estas así como su numero de habitantes, relación en la que precisamente viene representada la calle Colón con 406 vecinos domiciliados en la misma, casi tantos como su vecina la calle Vista Alegre (Buena Vista en 1888).

A partir de ese año de 1925 es adoquinada o empedrada en dos cortos tramos, comprendidos estos entre su entrada por la calle del Ángel hasta la misma desembocadura de la calle Vista Alegre, y el otro tramo desde su salida por el Barrio de San Pedro Alcántara, frente a la calle Buenos Aires, hasta un poco antes de llegar al llamado Cerro de la Vieja, dejándose el centro de la misma con su primitiva calzada de arena.

En el año 1965 la calle Colón, juntamente con otras de La Línea, es asfaltada totalmente, adquiriendo su mayor importancia. La calle Colón comunica con la del Ángel y San Pedro Alcántara, así como con las de Cádiz, Vista Alegre, Venezuela, Luis Braille (San Cecilio), Callejón de Colón y callejón llamado de María Pecho, por donde se comunica con la calle Italia

Penetrando en la calle Colon por su entrada por la calle del Ángel siguiendo la acera de la derecha, hasta llegar al cruce con la Calle Cádiz, en primer lugar se encontraba en la esquina una casa de planta baja, donde antiguamente existió un café llamado El Farol, debido a un primitivo farol que había colocado en su misma esquina de los tiempos del alumbrado público de petróleo. Mas tarde este café lo tomaron unos chiclaneros que siguieron el mismo negocio, luego lo compró otro señor quien instaló una cervecería, que al fallecer su propietario quedó cerrada para siempre. A continuación se encontraba el Patio del Buzo y el Patio Moro, siguiéndole el Patio Holgado. Cruzando la calle Cádiz y en su esquina había un local de planta baja donde se encontraba la Librería Colón, de Antonio Marco Canas. En este lugar hubo anteriormente un despacho de cal del Sr. Roque. En esta misma acera hasta la calle Venezuela, con sus casas todas de plantas bajas, estaban una escuela particular de parvulitos de doña Ángeles, la tienda de comestibles de Manuel Pérez, el Patio de la Curra, y a continuación, el local de la carnicería de Francisco Sánchez. En esta misma esquina hubo un bar llamado El Preferido. En la otra esquina el acogedor bar de León Barba, al que le puso el nombre de Bar Quince Letras y en realidad así es porque el nombre está formado por 15 letras. Este bar se encontraba en un edificio de planta baja el cual conoció varios dueños y usos. En principio fue La Casa de la Pastora, después casa particular de una familia que hace muchos años vino de Méjico, luego Bodega Manuel Morales Rodríguez, de Estepona; a continuación lo adquirió Manuel Natario y puso el Bar Colón; también se le conoció con el nombre de Rancho Grande, almacén de bebidas de Vitoriano Gavira, otra vez Bar de Francisco Mate y de este ultimo, a León Barba.

Continuando calle arriba llegamos al cruce con la calle Luis Braille, frente a un pasaje muy estrecho y sin salida. En esta parte de la calle se levantaron algunos edificios de dos plantas, donde en la parte baja de uno de ellos estaba la carnicería de Isidro Rodríguez. En esta acera existieron varios patios, como Patio de la Llanita, Patio de Agustina, Patio Corrales, Huerto y barraca de la Chochona, nombre que daban a una anciana que vendía altramuces remojados y salados (vulgarmente chochitos), que vivía en una barraca bajo la sombra de un gran moral, precisamente en este lugar en el que la calle tiene su nivel más alto es donde se encontraba el Cerro de la Vieja.

Justamente en este lugar la calle forma una pequeña plazoleta con un callejón formando un zigzag que se comunica con la calle Italia. Este callejón, que atravesaba un antiguo patio de vecinos, es conocido por Callejón de María Pecho. En su entrada se encontraba el horno y despacho de pan de Lucas, pasando este callejón varias viviendas, un almacén de materiales de construcción. En la salida de la calle y en la esquina de esta misma acera, un antiguo edificio de una sola planta donde tenia la tienda de comestibles don José Sánchez Zumaquero. Este local, donde desde muy antiguo siempre fue un comercio, fue construido, según las iniciales y fecha inscrita en su puerta, por R. Garesse en el año 1897, y han sido varios los comerciantes que han tenido este establecimiento de coloniales, tales como Bernal, Pascual González y Becerra.

Completado el recorrido por esta acera, iniciamos el retorno por la acera de enfrente hasta nuestro punto de partida en la calle Ángel. En este punto tenemos el Patio de Frasquita Manga y a continuación el antiquísimo horno de pan de doña Isabel Tobaruela y pegando con este horno estaba el famoso Patio de las Latas; cruzando la calle Luis Braille un gran solar amurallado donde estaban instalados los talleres mecánicos de F. Gutiérrez. Este recinto amurallado cuya entrada la tenía por la calle Luis Braille fue antiguamente las cocheras y cuadras de D. José Aguilera y también sirvió de almacén en los tiempos en los que Aguilera teníaa la contrata de la limpieza de los pozos negros de La Línea. Siguiendo la calle Colón llegamos a la desembocadura de la de Vista Alegre, en cuya esquina se encontraba el horno y despacho de pan de Quintero, y después de Domínguez. En la otra esquina la barbería de José, y en el número 9, la Academia de San José Calasanz, dirigida por el profesor don Fernando Millán. Ya en la esquina de la calle Cádiz antiguamente existió un café llamado El Obrero y posteriormente un despacho de carbón vegetal de Francisco Borrego; enfrente, el Patio Paniagua, y en su misma esquina la tienda de comestibles de Vicente de Clis, antiguo establecimiento de coloniales que fundara Abelardo Pérez en el año 1898. Siguen varias viviendas perteneciente al patio Paniagua por esta parte de la calle, y ya en la esquina izquierda en la entrada con la del Ángel, donde se encontraba el Patio de vecinos T.L., año 1904, donde en una de sus puertas se encontraba la Mercería Loli, en el mismo local donde antes estuvo la barbería de Casares.

Quiero concluir con una poesía de mi amigo Antonio Olmedo Domínguez que le dedicó a su Colón:

MI CALLE

Barrio humilde y sencillo

donde existía alegría.

Cantando el Chato Méndez

...la pena desaparecía.

Comenzando en calle Ángel

por San Pedro terminaba.

Fachadas pintadas con cal,

limpias y bien cuidadas.

Patios de vecinos donde

tantas veces he jugado:

Patio Paniagua, Patio

El Moro, Patio Jurado...

La Escuela de D. Rafael

me trae a la memoria

(todas contadas por él)

impresionantes historias.

Atrás, en la calle Angel,

estaba la Escuela Holgado

con su patio y gran gentío,

hoy, es la Iglesia de San Pío.

La carbonería de Borrego,

la tienda de Pilar,

le sigue el Bar Quinceletras,

son quince, las puedes contar.

Buenos recuerdos yo tengo

de la tienda de Vicente,

hombre amable y cariñoso

muy querido por la gente.

Cáceres, con su barbería.

Además de buen servicio

y cogiendo la guitarra,

se arrancaba por bulerías.

Aquella calle tenía

cosas bastante sencillas,

pues por tener tenía, hasta

su taller de modistillas.

La tienda el Gato Negro,

el viejo horno de leña,

y comiendo en la acera,

los seis burros de Peña.

Era un barrio muy pinturero,

de allí salimos cantantes,

ciclista, boxeadores,

futbolistas y torero.

Niños jugando en la calle

al salir de la escuela:

al trompo, a los platillos,

al fútbol ó a la royuela,

Y mirando al pasado

otro gran hombre yo veo,

Don Fernando Millán, Maestro

y Delegado de Boxeo.

Cuando paso por mi calle

y percibo su fragancia,

se me humedecen los ojos

recordando mi infancia

Antonio me cuenta sobre sus personajes y lugares de la poesía: Chato Méndez, uno de los mejores cantaores flamencos de España, que vivía frente a su casa. D. Rafael, el maestro de la Escuela. Cuando terminaban el horario de clase, más bien por la tarde, se quedaban muchos niños para oír las historias que nos contaba por capítulos. D. Fernando Millán, profesor que en aquella época, preparaba a los niños para sus exámenes de bachillerato. Más tarde fue director de un Colegio Nacional en nuestra ciudad. Gran aficionado al Boxeo. Fue Delegado de Boxeo para la provincia de Cádiz. (Calle Colón). El Sr. Cáceres. Barbero. Tenía su barbería tres puertas antes de llegar a su casa. En dicha barbería tenía una guitarra colgada en la pared, la cual tocaba con muy buen estilo. El Sr. Peña. Vecino que se dedicaba con sus hijos a transportar arena de la playa de Levante a las obras en unos burros que tenia. Cree recordar que eran seis. A mediodía, los "trababa" en la acera (frente a la barbería) donde les echaba de comer. Y en cuanto a los Lugares: La Carbonería. Situada en el esquina de calle Cádiz con calle Colón. Escuela Holgado. Estaba ubicada en la calle Ángel (hoy es la Iglesia de San Pío). Se trataba de una Escuela que al fondo tenía un gran patio donde vivían muchos vecinos. En ese patio estaba el horno de leña. El taller de costura se encontraba en el Patio El Moro, antiguamente denominaban a estos talleres Taller de Modistillas. Las tiendas El Gato Negro y la de Pilar. La de Vicente hacía esquina en calle Colón con calle Cádiz. En cuanto a personajes del barrio se acuerda del futbolista Yeyo, que jugó en la Real Balompédica y que después se lo llevó el Barcelona. Cree que vivía en un patio muy cercano a la calle Colón: el patio La Pea o el Patio Los Huesos. Borrego que también jugó en la Real Balompédica, el torero Brioso, buen novillero que vivía en la calle Cádiz esquina a Colón. Y boxeadores como Herrera y Olmedo hijo, y el árbitro de boxeo Sr. Olmedo, que primero fue boxeador y luego colegiado.

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