La otra cara del suicidio, según el linense Abel Gavira
El profesor del Instituto Mediterráneo alcanza un inesperado éxito con su ópera prima: 'Se quebrarán mis días'
El autor establece un punto de partida en la muerte, para analizar el impacto en el entorno del que se quita la vida

El linense Abel Gavira Segovia ha irrumpido con fuerza en el mundo de la literatura. La que se puede considerar su ópera prima, aunque haya tenido algunos escarceos anteriores, Se quebrarán mis días (Círculo Rojo) no sólo está superando todas las expectativas de ventas, sino que ha abierto el debate sobre un tema que se antoja tabú para la sociedad actual, el del suicidio. Posiblemente la sorpresa del lector se produce por la forma de abordarlo: la historia narra en un periodo de cinco días -en concreto del 24 al 29 de noviembre- y a través de multitud de personajes las consecuencias que tiene para cada uno de ellos un hecho de este tipo, que supone una tragedia.
Abel Gavira Segovia, hijo de Paco y Encarni, es, desde 2008, profesor de Lengua y Literatura en el Instituto Mediterráneo (Maestría) de La Línea. Se formó en el Colegio Andalucía, pasó por el Mar de Poniente y culminó su proceso universitario en Valencia. Esta dualidad entre su vida profesional y su faceta como escritor le ha permitido explorar la condición humana desde diferentes ángulos, aportando una perspectivaa a este relato, que está a la venta tanto en la Librería Ares de La Línea como en Bahía de Letras, en Palmones (Los Barrios). Igualmente se puede adquirir a través de Ámazon, tanto en formato físico como digital.
Se quebrarán mis días se centra en el suicidio, un tema que ha sido tratado en numerosas ocasiones, pero que Gavira decide enfocar de una manera distinta. En lugar de centrarse en la persona que se acaba con su vida, su narrativa se despliega a través de las consecuencias que este acto tiene en su entorno.
La historia se desarrolla durante cinco días y presenta a multitud de personajes que forman parte del círculo cercano del desaparecido, permitiendo una exploración de cómo una tragedia individual puede afectar a toda una comunidad. Esta elección narrativa no busca menospreciar la experiencia de la persona que se marcha, sino más bien poner el foco en las ramificaciones de ese acto en las vidas de aquellos que quedan atrás.
Gavira explica su intención de dar voz a las personas que sufren las consecuencias del suicidio, haciendo hincapié en que el dolor no se limita al individuo que toma la decisión de acabar con su vida. “Quise que la historia partiera desde el suicidio”, comenta, subrayando que su verdadero interés en mostrar que la vida de los que rodean a quien toma esa decisión queda profundamente marcada por este acto, que se produce en más de cuatro mil ocasiones cada año sólo en España.
La obra no solo trata sobre la pérdida, sino también denuncia que el sistema, a menudo, llega tarde para ayudar a quienes más lo necesitan, lo que añade una crítica social a su narrativa.
El autor también reflexiona sobre la dificultad de abordar temas tan sensibles sin haber vivido experiencias similares. “Siempre tengo miedo de hablar de algo que no he experimentado”, confiesa. Sin embargo, a través de su trabajo, busca representar a aquellos que han pasado por situaciones de sufrimiento, ofreciendo la posibilidad de que sus historias sean escuchadas. “Quiero hablar por aquellos que no pueden”, recalca.
"Los que lo han sufrido me dicen que el libro es como un abrazo"
Abel Gavira es el primer sorprendido por el éxito de su novela, que muchos lectores le han hecho saber que, después de pasar por vivencias como las que se narran en la misma, le ha servido de consuelo. “Para ellos el libro es como un abrazo, eso es lo que me hacen llegar”, menciona, sin ocultar una dosis de orgullo, en referencia a la forma en que su texto ha encontrado cobijo en aquellos que han experimentado la pérdida de un ser querido, ya sea por suicidio o por otras circunstancias. A través de su escritura, recalca, busca no solo contar una historia, sino también ofrecer un espacio de reflexión y consuelo para quienes atraviesan momentos difíciles.
Gavira había escrito previamente diferentes cuentos que habían sido publicados en diversas antologías y también exploró en 2022 la narrativa radiofónica (Y entonces cruzó la línea, relacionado con otro asunto espinoso como el narcotráfico) en colaboración con su antiguo alumno, Rubén García, del grupo Área Campo de Gibraltar. "Soy consciente de que no suelo hablar de temas muy ligeros", asume el escritor.
En cuanto a la creación de su primera novela, Abel Gavira menciona que su concepción le llevó alrededor de dos años, un período en el que tuvo que equilibrar su vida personal y profesional. Con una hija de apenas tres años (Abril), su tiempo para escribir era limitado, lo que hizo que la escritura efectiva de la obra se concentrara en un mes, el que pasó fuera de casa como consecuencia de su designación como juez en un periodo de oposiciones.
El profesor y escritor firmará ejemplares de Se quebrarán mis días en la Feria del Libro de Algeciras, en el stand de Bahía de Letras, y el próximo cuatro de mayo en el de Ares en la de La Línea. En ambos casos departirá con aquellos lectores que le aborden. Su próximo proyecto, de la mano de su hermano Nacho, es una novela gráfica, pero para que vea la luz aún tendrá que pasar un tiempo.
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