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El desarrollo del Zabal, principal problema urbanístico del municipio

El documento previo a la revisión del PGOU destaca que en suelo no urbanizable se han construido casi 1.000 viviendas en 30 años El plan ha cuadruplicado su plazo de vigencia

Vista del Zabal, la zona que supone el principal problema urbanístico para La Línea.
Rafa Máiquez La Línea

01 de agosto 2016 - 01:00

El documento de criterios y objetivos previo a la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de La Línea, que tiene más de 30 años, concluye que la redacción de un nuevo plan es "imprescindible". El estudio Urbanismo y Arquitectura López Bermúdez, de Sevilla, se ha encargado de analizar los criterios y objetivos para llevar a cabo esta revisión y destaca, entre otros muchos asuntos, el vertiginoso incremento de construcciones en suelo no urbanizable del Zabal -de unas 90 a más de 1.000 en 30 años- y resalta que el PGOU ha cuadruplicado su vida útil, prevista en principio para ocho años.

El estudio López Bermúdez considera que uno de los principales problemas de la ciudad, en materia urbanística, ha sido el proceso de parcelación y de edificación irregular en el Zabal, ya que a lo largo de los últimos 30 años las medidas propuestas por el plan para frenar el proceso, que por entonces era incipiente, han resultado inútiles. "Además el proceso se ha agravado tanto por la cada vez mayor acumulación de viviendas como por la progresiva reducción del tamaño de las parcelas, hasta los 120 metros cuadrados. El Zabal se ha convertido en el principal problema urbanístico de La Línea", deja claro el documento.

La construcción en este suelo no urbanizable genera varios problemas. Uno de ellos era la gran cantidad de incendios que se producían en la zona, que han ido disminuyendo en los últimos años, pero el incremento de la densidad de población sin servicios urbanísticos ni equipamientos, la disminución del tamaño de las parcelas, la extensión del suelo afectado por la urbanización irregular y la ubicación de edificaciones en suelos inundables son otros de los aspectos a tener en cuenta en la redacción del nuevo PGOU.

Pero la situación del Zabal no es la única por la que la revisión del plan se antoja imprescindible. Los técnicos que han analizado la situación urbanística del municipio señalan que el plan vigente se ha quedado tan obsoleto que incluso no se ajusta a la legalidad vigente, no ha sido sometido a la evaluación de impacto ambiental, tampoco se ha adaptado a la planificación territorial y se ha cumplido el plazo para hacerlo, no cumple con criterios ambientales ni sobre movilidad urbana... Y por si fuera poco, muchas de sus determinaciones, adoptadas en los años 80, son perjudiciales para una adecuada ordenación urbanística.

Para llevar a cabo la revisión del PGOU, un proceso que puede tardar hasta cinco años en materializarse, Urbanismo y Aquitectura López Bermúdez recomienda que se adopten una serie de criterios, como la participación ciudadana y la sostenibilidad. Las recomendaciones que hace el estudio son que el nuevo documento potencie la implantación de actividades económicas para crear riqueza y empleo; mejorar el número de espacios libres y dotaciones públicas, mejorar la integración urbana con Campamento y Gibraltar; potenciar las formas de desplazamiento no motorizadas y el transporte público; proteger y mejorar la ciudad; mejorar las fachadas marítimas, tanto la de Levante como la de Poniente, para potenciar el uso público del litoral; favorecer el acceso a la vivienda y la mejora del parque existente; poner en valor el patrimonio cultural y natural y frenar el mencionado proceso de parcelación irregular en el Zabal y reordenar las áreas ya consolidadas.

En todos estos ámbitos el estudio realizado durante los últimos meses ha detectado muchos aspectos que pueden ser mejorados. Uno de ellos es el número de espacios libres en La Línea, que aunque es superior al mínimo legal, la mayor parte se encuentra en urbanizaciones, mientras que en el núcleo urbano ha descendido el estándar por habitante en los últimos años. El PGOU debería fomentar la creación de parques y equipamiento público, ya que el plan vigente realiza pocas propuestas. El estudio recoge que el recurso de suelos existentes debe servir para mejorar este déficit de equipamiento público en el centro de la ciudad.

La potenciación del transporte en bicicleta o en transporte urbano se antoja importante debido a la escasa sección del viario, que hace que el aparcamiento para residentes sea un problema. La mejora del autobús público también es otro de los objetivos para cambiar el modelo de accesibilidad, ya que sólo cuenta con tres líneas.

Un aspecto que llama la atención y que cambiaría la fisonomía de la ciudad es la ordenación del frente litoral de La Atunara, que permitiría reforzar la potencialidad recreativa y turística de La Línea. El cambio de esta zona iría unido al crecimiento de instalaciones turísticas entre la A-7 y la A-383 -las urbanizaciones de Santa Margarita y Venta Melchor-, donde hay 160 hectáreas en las que aún se pueden acometer instalaciones deportivas, hoteleras y residenciales. De hecho un aspecto en el que el PGOU de los años 80 sí acertó fue en el desarrollo de las zonas dedicadas a viviendas de uso turístico, donde se ha ejecutado casi la totalidad del suelo programado. Pero la ejecución en suelo urbano ha sido escasa, sólo 10 de las 45 actuaciones previstas, y de ellas cinco fueron de iniciativa pública.

El documento previo a la revisión del PGOU indice en que los problemas estructurales de La Línea son históricos, ya que la estructura viaria de sus accesos se ha mantenido inalterada desde finales del siglo XIX. Además, los intensos cambios de su población a principios del siglo XX dieron lugar a una forma de crecimiento poco desarrollada que la ciudad aún no ha sido capaz de transformar y que será complicado variar en el futuro.

El documento previo a la revisión del plan resume que La Línea carece de espacios libres públicos y de equipamientos, que la urbanización ha sido pensada para el vehículo privado y no para ciclistas o peatones, que la mayor parte de las edificaciones están en mal estado, que debido a la antigüedad del parque de viviendas la cuarta parte de los edificios en altura no tienen ascensor y que una buena parte de la población sufre problemas socieconómicos y tiene problemas de integración social.

Por el contrario La Línea tiene oportunidades para mejorar estos aspectos, como la existencia de suelo vacante para mejorar la dotación de espacios libres y equipamientos, la posibilidad de mejorar el tratamiento del espacio público para introducir el carril bici, y que se pueden mejorar las condiciones de accesibilidad y habitabilidad de los edificios residenciales mediante su rehabilitación y renovación.

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