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Patricia Blázquez, maestra de Infantil: "En esta sociedad tan frenética, yo enseño a mis niños a fuego lento y sin pantallas"

Patricia Blázquez Prieto y sus alumnos de 3º de Infantil en el CEIP Santiago de La Línea. / E.S.

La Línea/En el mundo de la educación infantil, donde las emociones, el juego y el aprendizaje van de la mano, hay figuras que dejan una huella imborrable en la memoria de los alumnos. Una de estas figuras es Patricia Blázquez Prieto (@revolu_patri), maestra del CEIP Santiago, en La Línea de la Concepción, quien ha sido propuesta en los prestigiosos premios Educa Abanca 2024 como una de las mejores docentes de toda España.

Estos galardones destacan por su singularidad: son los propios estudiantes, junto con sus padres, quienes nominan a los maestros que consideran sobresalientes por su dedicación, compromiso y buenas prácticas. En la categoría de Educación Infantil, que abarca a los niños de entre 3 y 6 años, la opinión de las familias es crucial, reconociendo el papel fundamental que juegan los maestros en los primeros años de vida escolar de sus hijos.

Blázquez Prieto, nacida en Málaga pero con media vida en La Línea, donde estudió Magisterio, ha sido nominada gracias al cariño y reconocimiento de sus alumnos y sus familias, quienes valoran no solo su labor pedagógica, sino también su humanidad y cercanía desde que comenzó en la pública en el año 2008. Y es que, para Patricia, la enseñanza va mucho más allá de los contenidos curriculares: se trata de construir un espacio donde los pequeños puedan sentirse seguros, escuchados y motivados para explorar el mundo que les rodea.

La 'seño Patri' en acción. / E.S.

El valor del tiempo

A lo largo de su conversación, Blázquez Prieto reflexiona sobre el valor que el tiempo tiene en su práctica docente, y cómo este cobra especial relevancia en un aula tan diversa como la suya. Actualmente, acompaña a un grupo de 25 niños y niñas de 5 años, a quienes ha guiado desde que tenían 3, es decir, durante todo el ciclo de Infantil. Cada promoción tiene sus particularidades, y esta no es una excepción. Para la maestra, su grupo es especialmente diverso, tanto por las características personales de los pequeños como por sus entornos familiares y socioculturales. Entre sus alumnos, hay niños procedentes de familias francesas, griegas, búlgaras, africanas... lo que convierte su aula en un auténtico mosaico.

Este contexto plantea desafíos, pero también ofrece oportunidades únicas. Esta maestra, junto a sus compañeros de claustro, reivindica una educación que valore la diversidad en todos los aspectos, incluyendo algo que muchas veces pasa desapercibido en el ámbito escolar: el tiempo. En su opinión, en una sociedad que se mueve siempre al ritmo frenético de la inmediatez, ellos ofrecen un espacio educativo que fomenta un tiempo pausado que permite dedicar la atención necesaria a las cosas verdaderamente importantes. "En esta sociedad tan rápida, tan de vértigo, lo que promovemos es lo contrario", explica Patricia, resaltando cómo en el CEIP Santiago se le da prioridad a detenerse cuando surge un problema o un conflicto en clase. Para ellos, resolver esos momentos críticos es más importante que seguir el currículo de manera estrica.

Promovemos una educación más pausada donde le damos mucho valor al tiempo: a veces, en clase, tenemos que detenernos y dedicarle tiempo a lo que realmente importa

Patricia lo compara con la cocina: en lugar de recetas rápidas que se hacen en pocos minutos, ellos prefieren "un buen puchero" y "la cocina a fuego lento", esa que permite que los ingredientes esenciales se mezclen y den lugar a un aprendizaje más profundo. Un ejemplo claro de esta forma de trabajar es una técnica que Patricia ha introducido en su clase y que simboliza de manera tangible el tipo de valores que quiere transmitir: el "teléfono del viento". Se trata de una herramienta simbólica para que los niños puedan expresar sus emociones de una manera íntima y respetuosa. Inspirada en una leyenda japonesa, Patricia ha creado un teléfono especial, decorado con una estrella y un dibujo del viento, que los niños utilizan para "hablar" con sus seres queridos que ya no están con ellos.

El teléfono del viento, tal como lo explica Patricia, es "el teléfono que nunca quisimos tener, pero que es muy necesario". A través de este objeto, los niños aprenden a gestionar el dolor y la pérdida, temas que, aunque difíciles, forman parte de la vida. El teléfono les ofrece un espacio seguro para expresar sus sentimientos sin esperar respuesta, simplemente comunicando aquello que necesitan decir. "Nos limitamos a expresar, contar y comunicar mensajes y emociones a las personas que amamos", dice Blázquez Prieto, subrayando la importancia de que los niños comprendan que, aunque no puedan recibir una contestación, lo esencial es que tengan la oportunidad de verbalizar sus emociones. De esta manera, se trabaja el concepto de la muerte, un tema que suele ser tabú en la educación infantil pero que, tratado con delicadeza, puede tener un efecto positivo en la vida emocional de los pequeños.

El 'teléfono del viento', una herramienta simbólica para que los niños puedan expresar sus emociones de una manera íntima. / @revolu_patri

La magia de leer y escribir

Blázquez Prieto cree firmemente que la enseñanza de la lectura y la escritura en la etapa infantil debe ser un proceso naturaly respetuoso con los ritmos de cada niño. Desde el primer curso de Infantil, se sientan las bases de la lectoescritura, pero siempre sin prisas ni presiones. Para ella, cada pequeño tiene un desarrollo propio y, aunque algunos llegan a los cinco años leyendo con soltura, otros aún no lo hacen, y eso es perfectamente normal.

El punto de partida en este camino es siempre algo significativo para ellos: el nombre propio y el nombre de sus familiares. Esos primeros trazos, que vinculan las letras con personas cercanas, generan una conexión emocional y ayudan a despertar el interés por la escritura y la lectura. A medida que los niños van avanzando en la etapa infantil, la lectoescritura se enriquece a través de los proyectos que desarrollan en clase.

Tres libros para pequeños lectores

Patricia Blázquez Prieto recomienda tres títulos para niños en Educación Infantil.

  1. Aceituna, de Laura Martínez Ramos y Nemesio Andradres Rodríguez. Acerca, a través de rimas, a la adquisición de valores como la vida saludable, la cultura andaluza, la igualdad y la diversidad.  
  2. Por cuatro esquinitas de nada, de Jérôme Ruillier. Un libro sobre la amistad, la diferencia y la exclusión.
  3. ¡No pasar!, de Juan Arjona. Gracias a su intuición y conocimientos previos, los pequeños lectores podrán seguir la historia.  

A la maestra le apasiona hablar de algunos de estos proyectos, que han hecho que su colegio se destaque por su creatividad. Uno de los primeros, cuando los niños tenían tres años, fue uno sobre dinosaurios. Aquel año, el centro se convirtió en un auténtico museo jurásico, con una exposición abierta al público que atrajo la atención de las familias y vecinos del barrio. Ese mismo año, Patricia y su equipo decidieron llevar la magia del aprendizaje un paso más allá con una actividad nocturna que llamaron la "noche sensorial". Los niños llegaron al colegio en pijama. Los de tres años, a las ocho de la tarde; los de cuatro, a las nueve; y los más mayores, a las diez de la noche. El CEIP Santiago se transformó en un entorno multisensorial, con luces ultravioletas y circuitos preparados para estimular los sentidos. La experiencia incluyó desde saltos en colchonetas con almohadas hasta un cuento de buenas noches y un pequeño ritual para ir a dormir.

A medida que los niños crecían, los proyectos se iban adaptando a sus intereses y capacidades. A los cuatro años, exploraron el mundo de la moda y recibieron la sorpresa de un mensaje de vídeo del diseñador Palomo Spain, y culminaron con un desfile solidario y un calendario benéfico.

Este curso, Patricia ha comenzado a colaborar con la artista local Inés Olmos en un proyecto sobre la diversidad corporal y facial a través del collage. Los pequeños de cinco años han comenzado a explorar cómo las caras y los cuerpos pueden representarse de múltiples formas, destacando la belleza de las diferencias. Además, han iniciado una nueva aventura sobre los perfumes. La idea es trabajar las sensaciones olfativas que, al igual que la lectura y la escritura, tienen la capacidad de evocar recuerdos y emociones.

"Siempre a través del juego", subraya la maestra, convencida de que así los niños acabarán aprendiendo a leer y escribir casi sin darse cuenta

En esta última etapa de Infantil, las actividades de lectoescritura adquieren mayor complejidad, introduciendo ejercicios de conciencia fonológica que preparan a los niños para el siguiente ciclo educativo: la Primaria. No obstante, Patricia nunca pierde de vista el principio fundamental que guía toda su práctica: el aprendizaje debe ser un proceso lúdico y cita a Francesco Tonucci: "El juego es la experiencia más importante, no ya de la infancia, si no de la vida". "Siempre a través del juego", subraya la malagueña, convencida de que, si se mantiene el entusiasmo, los niños acabarán aprendiendo a leer y escribir casi sin darse cuenta, como parte de un viaje natural.

La 'seño Patri' y sus niños de 5 años en el patio del colegio. / E.S.

Lejos de las pantallas

En una época en la que las pantallas dominan caso todos los aspectos de la vida cotidiana, Blázquez Prieto y su equipo han optado por seguir una dirección completamente opuesta en el CEIP Santiago: un enfoque de "pantallas cero". “Somos muy críticos con ese aspecto, sobre todo en Infantil”, explica, dejando claro que creen firmemente que a los niños pequeños no les beneficia la exposición a dispositivos electrónicos.

En su aula, la única excepción es una pizarra digital que se utiliza en momentos muy puntuales, como para mostrar un mapa cuando es necesario en alguna actividad o proyecto. En ocasiones especiales, también organizan una especie de "mini cine" de no más de diez minutos. Sin embargo, más allá de estas excepciones, las pantallas no tienen cabida en su día a día. "Las familias saben cómo trabajamos", comenta Patricia, quien ha conseguido que los progenitores comprendan y apoyen esta filosofía.

“Somos muy críticos con el uso de las pantallas y la tecnología en el aula, sobre todo en la etapa de Infantil”

Para Patricia, la herramienta más poderosa y eficaz en el aula no es un dispositivo digital, sino el arte. Y lo dice con absoluta convicción. En su clase, no hay espacio para imágenes infantiloides ni personajes de dibujos animados como Mickey Mouse o Winnie the Pooh. En lugar de ello, los trabajos y materiales que los niños ven a diario son obras de arte, tanto clásicas como contemporáneas. Desde las pinturas rupestres hasta el arte urbano de Banksy, el aula de Patricia es un museo en miniatura donde los niños se acercan al mundo del arte desde muy pequeños. Para ella, el arte ofrece una riqueza incomparable en cuanto a estímulos visuales y emocionales, y les permite a los niños desarrollar su creatividad y sensibilidad.

El enfoque artístico en su aula es transversal, es decir, impregna todos los proyectos y actividades que realizan. Por ejemplo, en el proyecto actual sobre los perfumes, han estado explorando la cultura francesa no solo a través de la historia del perfume, sino también mediante la música y el arte de ese país. Cada proyecto que inician viene acompañado de una playlist cuidadosamente seleccionada, que expone a los niños a piezas musicales en diferentes idiomas y estilos.

Patricia Blázquez Prieto con todos sus alumnos del curso 2024/2025. / E.S.

La 'seño Patri'

"Yo entro al cole y entra Patri, la niña que era Patri", dice con una sonrisa que, a sus 41 años, revela el profundo vínculo emocional que tiene con su vocación. Cada grupo, cada clase que pasa por sus manos, representa para ella un "micro o un macro universo" lleno de posibilidades. Sin embargo, si hubiera algo que Patricia modificaría en el sistema actual de Educación Infantil, sería la necesidad de más maestros en el aula. "Atenderíamos mejor a los niños", asegura.

"Yo entro al cole y entra Patri, la niña que era Patri"

Para ella, trabajar con niños pequeños es mucho más que una profesión: es una fuente de alegría y de constante aprendizaje. "Necesitamos una revolución en la educación", afirmaba Ken Robinson. La seño Patri es esa revolución.

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