La Línea vive un triunfal (y añejo) festival taurino que servirá para restaurar la Virgen de la Esperanza

TOROS EN LA LÍNEA

La tarde se salda con doce orejas y un rabo, aunque quien firma el toreo de más calidad es el riojano Diego Urdiales

José Antonio Valencia, el novillero afincado en Los Barrios, sufre dos volteretas y pasa a la enfermería

Los toreros salen juntos de la plaza de El Arenal al final de la tarde.
Los toreros salen juntos de la plaza de El Arenal al final de la tarde. / Erasmo Fenoy

Tenía la tarde sabor antiguo. Rompió el paseíllo en la plaza de El Arenal a las cinco, que es la hora más torera que existe, aunque imposible de respetar en plena temporada por los rigores del verano. Soplaba algo el levante y hacía fresco en La Línea. Un frío húmedo muy típico en Valencia durante las Fallas, que es una de las ferias más desapacibles del calendario taurino. Cuando el día amanece farruco, los toreros veteranos suelen vestir una camiseta interior bajo el traje de luces cuando torean en Fallas. Las particularidades de cada plaza es algo que se aprende con el tiempo, al igual que el oficio.

Diego Urdiales, que es torero con muchos tiros dados, no se desprendió este sábado del marsellés, el abrigo que suele ponerse sobre el traje campero, hasta que su toro no pisó el albero. Y lo bien que torea Urdiales. El de La Palmosilla era un animal de buenas hechuras, rabón y acapachado que se metía por los adentros. Dos coladas le pegó al riojano que, en vez de torearlo con el pico de la muleta, que es lo que habrían hecho muchos, y más tratándose de un festival, lo enjaretó con la mismísima panza y suavidad exquisita al natural. Paseó dos orejas justo antes de volver a meterse en el burladero y enfundarse de nuevo el marsellés.

El riojano Diego Urdiales deja el toreo más caro de la tarde.
El riojano Diego Urdiales deja el toreo más caro de la tarde. / Erasmo Fenoy

Salió en tercer lugar Alambique, un novillo-toro extraordinario de La Palmosilla. Atención con esta ganadería que pasta en Tarifa porque se ha convertido en una de las mejores de cuantas se lidian en la actualidad. Tras su rotundo éxito la pasada temporada, vuelve este año a la Feria del Toro de Pamplona. El listón Alambique le tocó en suerte a Miguel Ángel Perera que, salvo montarse encima de él, le hizo de todo a placer, en un trasteo de metraje largo. Quizá sea ese el error de algunos toreros: el no calibrar la duración de las faenas, que una cosa es un tentadero en el campo y otra un festejo en la plaza. Igualmente cortó dos orejas.

Frente a la solidez y certidumbre que desprende Perera, Cayetano agrada verlo porque conserva cierta fragilidad y hambre propias de los que empiezan. El comienzo de faena de rodillas ante el ejemplar más serio, una técnica imperfecta, la improvisación en la cara del toro y fogonazos de torero clásico son algunas de las virtudes que dejó ver en La Línea. Además, por supuesto, de conectar inmediatamente con el público desde incluso antes de romper el paseíllo. Por variadas cuestiones, allá donde Cayetano torea se convierte en acontecimiento. Dos orejas cayeron también en su esportón cuando el público ya se frotaba las manos a causa del frío.

Cayetano, de rodillas, al inicio de su faena.
Cayetano, de rodillas, al inicio de su faena. / Erasmo Fenoy

La luna despuntaba entre la bruma del levante cuando salió el toro para Daniel Luque, el más soso del buen conjunto enviado a El Arenal por la familia Nuñez. Luque, con todo su poderío, prácticamente se lo merendó, cortándole las dos orejas y el rabo en otra faena extensa en la que los compases de El gato montés sonaron insistentemente. Mucho arroz para tan poco pollo. El torero de Gerena brilla más con un adversario a su altura.

El novillero con picadores José Antonio Valencia entró en el cartel a última hora, cuando la empresa fue criticada por no incluir un torero local, algo muy típico en los festivales. Valencia es venezolano, pero afincado en Los Barrios. Como dicen los taurinos, "está en novillero", es decir, arrebatado y verde como el apio, algo de agradecer en una época en la que los novilleros parecen catedráticos. Este sábado se llevó dos volteretas y, conmocionado, pasó a la enfermería cuando estoqueó a su novillo. Eso sí: cortó dos orejas y cierto sector del público le pidió el rabo. El de La Palmosilla era muy corretón y el pitón izquierdo buscaba recurrentemente al venezolano, levantándole los pies. El primero que acudió a socorrerlo fue, por cierto, Cayetano.

Voltereta del novillero José Antonio Valencia.
Voltereta del novillero José Antonio Valencia. / Erasmo Fenoy

Hablando de catedráticos, el salmantino Marco Pérez es conocido en la actualidad como el "niño prodigio" del toreo. Ya ha cumplido 15 años y esta temporada debutará con picadores, pero parece menor. Algo parecido ocurrió con El Juli en su momento. Se conoce e interpreta con soltura cada resorte del repertorio. "Es como ver torear a un muñeco", comentaban los tendidos linenses, asombrados por un precioso cambio de mano ante un becerro de Torrealta. Su prematura sapiencia puede terminar siendo un arma de doble filo. Ciertamente, "quod natura non dat, Salmantica non praestat". Sólo el tiempo dirá ("sólo" con tilde, desde que ha vuelto a reinar la cordura).

El "niño prodigio" Marco Pérez ante un becerro de Torrealta.
El "niño prodigio" Marco Pérez ante un becerro de Torrealta. / Erasmo Fenoy

Todos los participantes en el festival de La Línea, cuyo prólogo a caballo lo puso la rejoneadora francesa Lea Vicens, han actuado este sábado en beneficio de la Virgen de la Esperanza, gravemente dañada durante un incendio ocurrido a finales del mes de mayo en la parroquia de San Bernardo, cuando el fuego devoró parte de la talla de madera. Unas velas mal apagadas, dicen. No podrá la Dolorosa procesionar este Viernes Santo por las calles linenses, pero el dinero recaudado en el festival sufragarán parte de su restauración. No me digan que la historia no tiene cierto regusto de otros tiempos, de crónica de periódico antiguo.

Ficha del festejo

Festival taurino mixto. Más de media plaza y más de tres horas de función. Un novillo de Fermín Bohórquez para rejones, cinco de La Palmosilla para toreo a pie (todos con el guarismo 20) y un becerro de Torrealta. Lea Vincens, ovación; Diego Urdiales, dos orejas; Miguel Ángel Perera, dos orejas; Cayetano, dos orejas tras aviso; Daniel Luque, dos orejas y rabo; José Antonio Valencia, dos orejas; Marco Perez, dos orejas.

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