El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
“Es un día para sentirse orgulloso de ser linense”. Con esas palabras, mientras secaba disimuladamente alguna lagrimilla de sus ojos, daba por concluida Juan Franco la marcha celebrada este viernes en La Línea. Una manifestación histórica por el respaldo inquebrantable y multitudinario que mostraron los vecinos a quienes luchan por evitar que el maldito Brexit y sus consecuencias provoquen una quiebra en la ciudad. Pero también porque, como en aquella legendaria canción de Mecano, los linenses enterraron sus diferencias políticas y, por una vez, hicieron algo a la vez: clamar por lo que es suyo. La presencia detrás de la pancarta que abría la manifestación de la exalcaldesa socialista Gemma Araujo -que acabó literalmente abrazada al alcalde- y de la concejal y diputada autonómica del PP Susana González ponía la imagen a algo que los votantes de todos ellos echan de menos desde hace mucho: que se antepongan los intereses de la ciudad a las siglas. Nunca es tarde.
En días de tanto linensismo, las cifras son lo de menos. Pero los manuales de periodismo obligan a citarlos. Así que es necesario deslizar que dice el Gobierno Civil que fueron en torno a 6.500 los que salieron a la calle para requerir que por fin se solvente el acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido y que éste no sea nocivo para los alrededor de 11.000 linenses que cruzan a diario la Verja con el único objetivo de ganarse el pan. La presencia tanto de medios de comunicación como de vecinos Gibraltar en la concentración pone de manifiesto que en esto -como en tantas otras cosas- los dos pueblos están unidos. También se dejaron ver vecinos muy significados de San Roque,Algeciras y Los Barrios.
El Ayuntamiento linense estima que fueron 12.000 los manifestantes, entre los que había ciudadanos anónimos, pero también clubes, hermandades y sociedades de toda naturaleza. Realmente da igual cuantos dijeran y quiénes lo hicieran. Porque ni un organismo ni otro contabilizaron a los empresarios que en plena faena salieron a las puertas de sus negocios para expresar su apoyo. Ni a los abuelos que lo hicieron desde las ventanas de la calle Carboneros, porque aunque a ellos ya no les afectará, puede que sí destroce a los suyos. Y por supuesto a los miles que desde ese palco infinito que ocupan los linenses allí arriba se asomaron para ver con orgullo como los que dejaron atrás siguen defendiendo con amor propio lo que solo se entiende desde el Toril hacia abajo.
La marcha de la unidad logró que la problemática particular de La Línea saltase a la primera plana de los medios nacionales durante un par de días. Otro importante objetivo conseguido. Además se desarrolló no solo sin incidentes, sino sin una sola voz discordante. Y es que en La Línea cuando se ponen, no hay quien les tosa. Estuvo cortita de eslóganeseso sí. “La Línea cuenta, no somos invisibles” y “el pueblo unido jamás será vencido”. Poquillo más.
La marcha partió con una puntualidad más propia del otro lado de la Verja que de los españoles desde una atestada Plaza de Fariñas, paseó por la calle Carboneros y alcanzó la Plaza de la Constitución. Ahí se produjo un pequeño cambio de planes. La Policía advirtió que debido al número de personas en la marcha no era nada recomendable que la manifestación atravesase el Bulevar. Así que los ¿12.000? manifestantes llegaron a las inmediaciones de la frontera, allí por donde está la Oficina de Turismo, atravesando la prolongación de la calle Gibraltar.
Fue entonces cuando Gemma Araujo y Susana González tomaron la palabra para los medios. La primera destacó: "Ahora es cuando empieza verdaderamente la lucha, cuando afecta a los intereses de la ciudad no tiene que haber color político. Hay un perjudicado y es La Línea. Todos tenemos que poner nuestro granito de arena, que el acuerdo sea factible por los perjuicios que se puedan ocasionar y que ya se están ocasionando".
La parlamentaria popular, por su parte, defendió que "La Línea se merece tocar en todas las puertas”. “Debemos defender los intereses de nuestra ciudad en todas las administraciones ante la situación que los linenses y los trabajadores transfronterizos puedan tener", añadió.
En un pequeño escenario colocado ex profeso para la ocasión, con los tres políticos antes mencionados y buena parte de la corporación municipal, fue Juan Franco el que tomó la palabra. Un discurso, que se hizo más visceral a medida que avanzaba, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos y los vitores de los presentes.
El alcalde recordó la difícil travesía que ha recorrido La Línea desde el cierre de la frontera en 1969 y subrayó que hace apenas dos semanas un desafortunado ensayo de lo que supondría que la Verja se convirtiese en un embudo puso de manifiesto las consecuencias que podría tener para los 11.000 trabajadores transfronterizos y por ende, para sus familias y para la economía linense, por cuanto afectaría a muchas empresas que facturan “un tercio de sus ingresos” a la falda del Peñón.
“Estamos reivindicando la adopción de medidas excepcionales (que detalló) para nuestra ciudad, que es la única con frontera Brexit de Europa”.
“Pero es que además se nos está intentando robar el discurso, robar la verdad”, denunció. “La verdad es que la principal afectada por todo lo relacionado con el Brexit es La Línea de la Concepción, sus empresas, sus trabajadores y sus pensionistas, porque cualquiera que vive aquí se ve afectado por lo que suceda en este paso fronterizo”.
“No podemos consentir que algunos estén intentando vender otro discurso. El Puerto de Algeciras por supuesto que es muy importante y yo le deseo lo mejor, porque es uno de los motores económicos de esta comarca, pero evidentemente el Brexit no va a afectar al Puerto de Algeciras como va a afectar a nuestra ciudad”, dijo.
“Ni afectará a Acerinox o a Cepsa o a cualquiera de las otras fuentes productivas que existen en el Campo de Gibraltar y en la que sabemos que también trabajan muchos linenses, pero para nosotros como Ayuntamiento lo importante es que por encima de colores políticos, que estemos aquí juntos, unidos, demostrando que nuestra ciudad está decidida a pelear ante este reto, que es el más importante que tenemos desde que se cerró la frontera en 1969”.
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