Los moteros acuden a la llamada de Los Lobos en su sexta concentración

Los aficionados llegan de forma escalonada a la zona ubicada en La Torre Las Harley-Davidson y las Chopper lideran el paseo oficial

El punto de encuentro reúne a los participantes, ayer.
El punto de encuentro reúne a los participantes, ayer.

Los moteros conquistaron ayer La Línea. La sexta edición de la Concentración Motera que organiza el grupo Los Lobos atrajo a cientos de participantes a la zona de La Torre. En un marco incomparable el espacio se llenó de motos míticas y de mucho cuero negro. Es la filosofía del que lleva a gala lo de que el mundo visto desde una moto es mejor que visto de pie o en coche. El arranque, previsto para las once de la mañana, se produjo gradualmente, según confirmó Jacinto Martínez, Er Canijo, el presidente del grupo motero. "La gente va llegando poco a poco, de forma escalonada. Así ocurre siempre", explicó.

El viento de levante, muy frecuente este verano, tampoco quiso estar ausente. Aún así, los moteros confesaron in situ que se estaba bien, que corría fresquito y que se agradecía. De este modo, no les sobraron los chalecos ni aunque estuvieran al sol. Cuando los moteros sumaron más de un centenar decidieron dar un paseo por la ciudad dando a La Línea un estímulo de aire fresco. De hecho, resultó un espectáculo verles conducir las Harley-Davidson o las Choppers. Nadie obvió el espectáculo de que quienes las conducen son personas especiales. Los amantes de las dos ruedas también disfrutaron de las vistas que ofrece el enclave y con el Peñón al fondo alguno se atrevió a hablar del conflicto con Gibraltar. No obstante, el ambiente en un encuentro como éste es festivo y lo importante es hablar de las motos, de la próxima concentración y de las carreteras que quedan por descubrir.

Antes de la hora del almuerzo la asistencia se incrementó y la barra empezó a recibir visitantes. No obstante, los más precavidos llegaron antes para hacerse el mejor hueco en la zona preparada para la acampada. La noche en este tipo de concentraciones se alarga más de la cuenta y el dicho de si bebes no conduzcas es la seña de identidad.

Los concentrados son testigos de que las carreteras se han llevado muchas vidas y ellos en este sentido están más indefensos. Por eso asumen este hecho intentando compensarlo con responsabilidad. Martínez elogió por otra parte que la zona se encontrara preparada para que los moteros pasen la noche en este emplazamiento, que contó con puestos, aparcamiento asfaltado e incluso con un servicio de vigilancia. Una vez colocadas las tiendas y saludados los compañeros, solo quedaba dar un paseo hasta la zona de ocio.

Er Canijo avisó de que pasadas las dos y media de la tarde habría arroz gratis para los participantes y así fue. La paella era de grandes dimensiones y el arroz tenía calamares y pescado como es propio de un lugar al lado del mar. Los platos hicieron las delicias de los asistentes que empezaron a reponer fuerzas sobre todo los que venían de lejos. De hecho, había previsión de que llegarían más de 500 moteros procedentes de toda España, dispuestos a disfrutar de La Línea. Muchos eran de la comarca y de localidades más alejadas de Cádiz y Málaga pero también acreditaron su presencia gente de Sevilla y de Zaragoza.

Tras el almuerzo dieron comienzo diversas actividades para asegurar el entretenimiento. No obstante, la playa a dos pasos hizo de buen reclamo. Al cierre de este edición, desde la organización adelantaron que la noche daría para largo ya que un concierto de rock en el que participaron varios grupos estaba asegurado. Entre tanto divertimento el grupo motero Los Lobos no se olvidó de la solidaridad en estos tiempos que corren. Por eso lanzaron un mensaje a los asistentes para que trajeran tapones de plástico. La finalidad es ayudar para mejorar la calidad de vida del nieto de dos conocidos moteros de la zona. Los Lobos están atentos a estas cosas y de hecho con anterioridad han celebrado la operación kilo para ayudar a la gente que no tiene para comer.

La mañana de hoy domingo se presentará a buen seguro más calmada. La playa, recoger los bártulos, disfrutar de una olla de callos y a las cinco despedirse hasta el año que viene de La Línea pondrá fin a la aventura.

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